Esta semana, con el cierre de la COP16 en Roma, marcamos dos años y medio que quedarán para la historia del ambiente en Colombia. Durante este tiempo, el país se posicionó como líder en la agenda ambiental global, consolidó una visión de cambio hacia la protección de la naturaleza y sembró la semilla del desarrollo sostenible y la transformación de los territorios que ya empieza a dar frutos.
La COP16, que lideró Colombia en tiempo récord, ha sido calificada como un hito histórico en la lucha por la biodiversidad. No solo alcanzamos el 100 % de los objetivos propuestos, sino que logramos generar un espíritu de trabajo colectivo que permitió cerrar acuerdos esperados por más de 30 años. Este liderazgo se reflejó en una movilización inédita de recursos por cerca de 200.000 millones de dólares, en la creación de un fondo para el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) que garantizará el financiamiento para la protección de la naturaleza y en el desarrollo de un plan de monitoreo detallado con indicadores específicos para evaluar el cumplimiento de las 23 metas del Marco Global Kunming-Montreal.
Estos logros se suman a lo alcanzado en Cali, donde hicimos historia con la creación de un órgano subsidiario para garantizar la participación de los pueblos indígenas y las comunidades locales en las decisiones sobre biodiversidad, el reconocimiento de los afrodescendientes como custodios de la naturaleza y el establecimiento del Fondo Cali, que permitirá una repartición equitativa de los aportes de las empresas privadas que utilizan los recursos genéticos digitalizados de la biodiversidad.
Estos hitos son un éxito sin precedentes en las cumbres de biodiversidad, la COP16 será recordada como la COP de la Gente, del empoderamiento de la ciudadanía. Colombia rompió todos los esquemas y se convirtió en el corazón y la potencia de la vida, un símbolo de liderazgo, riqueza natural y cultural.
Este compromiso es coherente con lo hecho en Colombia, el Gobierno del Cambio ha consolidado una reducción histórica de la deforestación. Sumamos dos años consecutivos con las cifras más bajas de los últimos 24 años, lo que se traduce en una reducción acumulada del 40 % entre 2022 y 2024 respecto a lo que recibimos en 2021. Así superamos la meta que nos trazamos en el Plan Nacional de Desarrollo, evitando la pérdida de más de 212.000 hectáreas de bosque.
Colombia rompió todos los esquemas y se convirtió en el corazón y la potencia de la vida, un símbolo de liderazgo, riqueza natural y cultural
El éxito de esta estrategia radica en la implementación de nuestro Plan de Contención basado en acuerdos de conservación con comunidades, una agenda ambiental para la paz, fortalecimiento institucional en los territorios, investigación criminal y un despliegue estratégico de la Fuerza Pública. Este modelo ha permitido no solo frenar la destrucción de los bosques, sino también consolidar 28 Núcleos de Desarrollo Forestal y de la Biodiversidad.
Además, el programa Conservar Paga, con el que vinculamos a más de 11.800 familias, ha sido fundamental. Esta iniciativa, sumada a la consolidación de derechos territoriales mediante reservas y concesiones forestales campesinas, ha fortalecido la seguridad jurídica del campesinado y fomentado una economía basada en la sostenibilidad.
Fueron más de dos años de trabajo arduo con las comunidades en los territorios y con los sectores para construir esta senda del cambio, de la transformación, un legado para las próximas generaciones. Los hechos muestran que el liderazgo ambiental de Colombia no es un manifiesto más, sino una realidad tangible. Con políticas de fondo, el país da pasos firmes hacia un futuro donde la biodiversidad y el desarrollo sostenible y económico van de la mano.
Este es un compromiso que necesita continuidad. Debemos seguir construyendo entre todos los colombianos el cambio.
SUSANA MUHAMAD
Ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible