En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Editorial

Un delito sofisticado

La invasión de predios en Barranquilla y Atlántico son graves y alertan de un crimen bien montado.

Actualizado:
00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
En Colombia, los conflictos relacionados con la tenencia de la tierra han sido foco de múltiples disputas, que no pocas veces derivan en violencia. Las invasiones, el desplazamiento forzado, los 'corrimientos de cerca' son prácticas criminales frecuentes en el mundo rural, amparadas por la ausencia del Estado en los territorios. En épocas recientes, sin embargo, este fenómeno comienza a aparecer también en zonas urbanas, donde no cabe la excusa de la falta de presencia estatal.
Una región donde se ha presentado un incremento en este tipo de delitos es el Atlántico, en particular el área metropolitana de Barranquilla. Allí se reportan numerosos casos de predios de alta valorización que atraen a bandas delincuenciales especializadas en un arsenal de artimañas para robarlos a sus legítimos dueños.
El modus operandi es sofisticado. En primer lugar, realizan una invasión física, seguida, en cuestión de horas, de la construcción de obras o edificaciones improvisadas, con el fin de aparentar la posesión sobre el bien inmueble o terreno. Simultáneamente, hacen registros notariales con testigos falsos que afirman que el invasor es el verdadero propietario o poseedor del bien.
Un tercer componente de la estrategia, como lo advierte el abogado barranquillero Alfonso Camerano, puede llegar a ser la complicidad de peritos, notarios, jueces, de la Rama Judicial, agentes e inspectores de policía y, en algunos casos, empleados de las oficinas de registro de instrumentos públicos o del Igac. Claro, no se puede generalizar. Pero hay funcionarios venales que, por una tajada del negocio, se prestan para alterar fallos y documentos. El eslabón final son cuadrillas de abogados corruptos que se prestan para estructurar el expolio.
Las autoridades, tanto locales como nacionales, deben asumir con la mayor seriedad la lucha contra esta hábil y grave forma de crimen.
Cuando el dueño del predio invadido se da cuenta de la trampa criminal puede ser demasiado tarde. El delito está tan adelantado que expulsar a los usurpadores por la vía policial –la más expedita– resulta complejo o, peor, contrario a la ley, ya que los delincuentes conocen las normas al dedillo y se apoyan en ellas para lograr su cometido. En esos casos, el conflicto deriva en un proceso en la justicia ordinaria que puede tardar años en resolverse, no necesariamente a favor del titular.
Es tan jugoso el negocio que incluso cuenta con financiadores: terceros que, cual inversionistas, sufragan los 'costos de operación' del delito. Y el flagelo no se limita al departamento del Atlántico. Ya se han reportado casos en Bolívar y otras partes del país.
Esta modalidad delictiva, además de un atropello a las víctimas, es un freno al desarrollo: un país que no defiende la propiedad legalmente obtenida no ofrece garantías para invertir en su economía. Para colmo, las invasiones suelen ir acompañadas de altas dosis de violencia, que van desde la amenaza hasta el asesinato.
Se necesita una decidida actuación de la Justicia y en general del Estado. En especial cuando se detecten maniobras de funcionarios regionales que deben ser intervenidas y asumidas desde el nivel central para garantizar la transparencia. Las autoridades, tanto locales como nacionales, deben asumir con la mayor seriedad la lucha contra esta hábil y grave forma de crimen que no tardará en generalizarse si no se le pone freno.

Sigue toda la información de Opinión en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.