En medio del cúmulo de noticias, muchas negativas, alegra cuando surgen buenas nuevas. Lo es la registrada ayer en este diario sobre el propósito de la Alcaldía de Bogotá, en cabeza del Departamento istrativo de la Defensoría del Espacio Público (Dadep), de recuperar los bajos de los puentes de la ciudad, mediante una ambiciosa estrategia denominada Puentes que Unen.
Ya pasaron esos viejos tiempos en los que se hablaba del primero o el tercer puente como puntos de referencia de Bogotá. Ahora sorprende el dato de que esta ciudad cuenta con 1.063 de estas estructuras, entre vehiculares y peatonales. Esto alegra, aunque el lado gris es que bajo ellos se esconde el delito.
Según el último informe de Probogotá 2023, son los sitios que más sensación de inseguridad generan en la ciudadanía. Además, muchos son baños públicos al aire libre, refugio de habitantes de la calle, parqueaderos de carretas, basuras, lugares de consumo de droga, malos olores... miedo, etc.
Por todo ello, el propósito de convertirlos en espacios limpios, llenos de arte, zonas verdes, centros de comercios y recreativos suena muy bien, a fin de darle nuevos atractivos a la ciudad. Mañana miércoles se da el primer paso. Lucía Bastidas, directora del Dadep, informó que arrancan trabajos, a cargo del IDU, en el puente de la calle 53 con carrera 30. Es el primero de los 67 que se piensan intervenir en esta istración.
Esta loable iniciativa tiene que ser una realidad, como lo es en otras ciudades, como en Madrid (España), donde son sitios de arte, de contemplación y descanso. Ojalá esté cerca el día en que estos, hoy miedosos espacios, sean atractivos, productivos, ordenados y seguros, e inclusive orgullo para la ciudad. Debe ser un propósito general. Se necesitan dolientes, patrocinios y mucha voluntad. Nunca es tarde. Así que manos a la obra.