La cosecha de libros, investigaciones, foros, conferencias, programas de televisión y actividades culturales producidas por el centenario de La vorágine fue copiosa. Comencemos por el Ministerio de las Culturas, las Artes y lo Saberes de la República de Colombia. Este ministerio, dirigido entonces por Juan David Correa, y la Biblioteca Nacional de Colombia lanzaron una colección de 10 tomos sobre La vorágine y su entorno literario, histórico y social.
Los tomos son los siguientes: 1. La vorágine. 2. Holocausto en el Amazonas. Una historia social de la Casa Arana, de Roberto Pineda Camacho. 3. Raíces históricas de La vorágine, de Vicente Pérez Silva. 4. La historia de José Eustasio Rivera, de Isaías Peña Gutiérrez. 5. Historia de Orocué, de Roberto Franco García. 6. Los infiernos del jerarca Brown seguido de ruido y desolación, de Pedro Gómez Valderrama. 7. Una tribu cosmopolita, de Marcela Quiroga y María Angélica Pumarejo. 8. Antología de viajeros en tiempo de La vorágine, de Carlos Guillermo Páramo. 9. Mujeres frente a La vorágine amazónica, de Daniela Sánchez Russo y Laura Victoria Navas. 10. Anastasia Candré. Polifonía amazónica para el mundo, de Juan Carlos Flórez.
Destaco con emoción la publicación de estos diez tomos porque en mis exploraciones por la selva amazónica he conocido todos los lugares, ríos, selvas, pueblos y etnias que presenciaron y sufrieron los horrores de la Casa Arana.
Margarita Serge y Erna von der Walde han publicado La vorágine, una edición cosmográfica, de Editoras Académicas. El libro, además de contener la novela, ofrece dos extensos, bien documentados y muy interesantes capítulos sobre la selva y su entorno global. Así se titulan: El cosmos de La vorágine. La región Orinoco-amazónica en la imaginación republicana. Y La formación de la región Orinoco-amazónica como frontera extractiva. No tengo espacio para detenerme en todos los aspectos curiosos e interesantes que el libro trata, como la historia del coronel Funes, como la carta que José Eustasio envió a Henry Ford, como lo referente a las cuiviadas y guajibiadas, etc.
El Congreso quiso unirse al centenario con una serie de disposiciones de todo tipo.
El precioso libro de Félix Ramiro Lozada Flórez lleva por título La vorágine. Edición conmemorativa. 100 años. Publicado por Cangrejo editores. El libro trae valiosísimas fotografías de José Eustasio, de su vida, familia y actividades, y ofrece comentarios de conocidos escritores sobre José Eustasio y la novela. Los comentarios son de Antonio Curcio Altamar y la poesía en la novela de Antonio Iriarte Cadena. Hay un capítulo sobre la biografía de José Eustasio y se titula El hombre que fue río. El título alude al primer soneto de su poemario titulado Tierra de promisión, en el que en 55 magníficos sonetos describe la selva, su fauna, flora y ríos. Rivera proclama ser un río, y así empieza el soneto:
Soy un grávido río y a la luz meridiana / ruedo bajo los ámbitos reflejando el paisaje / y en el hondo murmullo de mi audaz oleaje / se oye la voz solemne de la selva lejana.
El Congreso quiso unirse al centenario con una serie de disposiciones de todo tipo. He aquí solo algunas: elaboración de una película sobre Rivera; organizar una celebración del centenario de impacto mundial; crear el Centro Internacional de Estudios Riverianos; declarar patrimonio histórico a Orocué; convertir la Casa Arana en universidad indígena; construir una casa indígena en Calamar dedicada a Rivera, etc., etc. Tratándose del Congreso, amanecerá y veremos.
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Muchos abrazos y zalamerías de Petro con el papa Francisco y con Pepe Mujica. Nos contentaríamos con que les imitara una millonésima parte de sus actitudes y valores. Pepe unió a todos los uruguayos. La obsesión de Petro es desunir a los colombianos, alentar una lucha de clases y destruir el país. ¿Quiere que nos matemos? ¡Qué horror!