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Opinión

Del paraíso terrestre al calentamiento global

Nuestros valles, nuestras montañas, nuestros ríos y nuestros mares hoy, más que nunca, necesitan ser protegidos.

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PROFESOR TITULAR UNIVERSIDAD DEL VALLEActualizado:

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En el tercer viaje de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo (1498), el almirante genovés envió una carta a los reyes de España en la que afirmó que en Tierra de Gracia, situada en la desembocadura del río Orinoco, había descubierto el "paraíso terrenal".
Esta metáfora, de origen bíblico, revelaba una gran verdad. El Nuevo Mundo al que llegó el aventurero de Colón por equivocación, estaba compuesto por un paisaje rico y biodiverso, que jamás habían visto los conquistadores en su vida.
Antes de Colón, los indios mexicas habían destacado la belleza y exuberancia de la naturaleza, a través de la lengua náhuatl.
Un poema de Nezahualcóyotl, rey de Texcoco, dice:
"Alegraos con las flores que embriagan, las que están en nuestras manos. Que sean puestos ya los collares de flores. Nuestras flores del tiempo de lluvia, fragantes flores, abren ya sus corolas. Por allí anda el ave, parlotea y canta, viene a conocer la casa del dios. Solo con nuestras flores nos alegramos. Solo con nuestros cantos, perece vuestra tristeza".
En 1526, el historiador, naturalista y marcador de esclavos, Gonzalo Fernández de Oviedo, escribió en la isla La Española, el libro titulado: Sumario de la natural historia de las Indias. Un libro dedicado a Carlos V. en el que Oviedo describe minuciosamente el paisaje, la flora y la fauna de Cuba, La Española, y el Caribe colombiano. Quizás, el sumario de Oviedo es el primer libro ecológico de la historia americana.
¿Cuándo se comenzó a romper la relación entre el hombre y el paisaje? ¿Cuándo se perdió el equilibrio que existía entre el Homo sapiens y la naturaleza biodiversa?
La crisis de este proceso doloroso se inicia en el siglo XIX con el auge del capitalismo industrial y agroindustrial. Surgen los trenes a vapor que son alimentados por el carbón; se crean las primeras fábricas de hierro donde se procesa la materia prima que produce la tierra; y aparecen, desde Cuba hasta Colombia, las plantaciones de caña, que necesitan mucha agua para su producción.
El desarrollo del capital crea progreso y riqueza, pero al mismo tiempo, trae veneno en sus entrañas. Es la lógica compleja, ambigua y contradictoria por hacer riqueza. Tomamos las materias primas de la naturaleza, pero al mismo tiempo, cuando ya las hemos exprimido, le devolvemos monóxido de carbono, mercurio y productos químicos desechables.
Nuestros valles, nuestras montañas, nuestros ríos y nuestros mares hoy, más que nunca, necesitan ser protegidos.
A comienzos del siglo XIX, el barón Humboldt recorrió América, desde Colombia y Ecuador, hasta México. En este periplo, el naturalista alemán descubrió la riqueza biodiversa del continente, y afirmó que todo en la naturaleza está conectado y relacionado. Por esto, lo que hoy sucede en el río Amazonas, repercute inmediatamente en la cordillera de los Andes.
Es por esto que la bandera de la ONU ya está ondeando en la 'zona azul' de la COP16, que se realizará en Cali.
Será un evento internacional donde participarán varios jefes de Estado y más de noventa organizaciones defensoras del medio ambiente, que bajo el lema: "Paz con la Naturaleza", reflexionarán sobre la protección de la biodiversidad, y las medidas urgentes que debe tomar el mundo frente al tema de la extinción de especies y el calentamiento global.

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