Lo que hay detrás de los locales de venta de celulares en el centro de Bogotá donde se hizo extinción de dominio

Gracias a la información proporcionada por un ciudadano sobre la actividad ilícita que se adelantaba en cuatro locales comerciales del centro de Bogotá, las autoridades lograron poner en evidencia una red de compra y venta de celulares hurtados y así ejecutar cuatro procesos de extinción de dominio por el delito de receptación de estos dispositivos.

Para adelantar este procedimiento judicial fue necesaria una investigación de un año, durante la cual se recopilaron todos los elementos materiales probatorios que permitieron a los uniformados evidenciar el mercado negro que allí se tejía.

En varios de estos locales se ofrecían los servicios de reparación de dispositivos, instalación de vidrios protectores y hasta venta de forros para los celulares, pero en realidad allí operaba toda una estructura delictiva que comercializaba con celulares que habían sido robados en diferentes puntos de la capital del país.

Una vez recolectadas las pruebas, la Policía Nacional, en articulación con la Fiscalía General de la Nación y la Sociedad de Activos Especiales (SAE), diseñó una estrategia con el objetivo de impactar las finanzas delictivas y golpear a las estructuras criminales que operan en el centro de la capital.

Fue así como este martes al mediodía, más de 500 uniformados de la Policía se tomaron los alrededores de la zona comercial ubicada en inmediaciones de la calle 13 con avenida Caracas. Liderados por el propio comandante de la Metropolitana de Bogotá, el general Giovanni Cristancho, el personal policial tenía una instrucción clara: ubicar los locales comerciales que iban a ser ocupados con fines de extinción de dominio y, además, realizar inspecciones y controles en todos los demás establecimientos del sector.

Como resultado de esta acción conjunta, las autoridades informaron que se verificaron alrededor de 700 IMEI de celulares comercializados en la zona y se incautaron 45 equipos que tenían reporte por hurto.

Dado que los propietarios de estos dispositivos habían interpuesto la respectiva denuncia, serán ados próximamente para la devolución de sus equipos móviles.

EL TIEMPO conoció que, de los cuatro inmuebles afectados por la extinción de dominio, dos están ubicados en el centro comercial Ring Bogotá y los otros dos en el centro comercial Cundinamarqués. Según los investigadores, en estos lugares se adelantaron diligencias de allanamiento que evidenciaron su reincidencia en delitos como hurto de celulares y receptación.

"Estos locales (donde se hizo extinción de dominio) tuvieron reincidencia al encontrar, en varios allanamientos, diferentes equipos móviles que tenían reporte de hurto. Además ejecutamos tres allanamientos. El objetivo es general control sobre los lugares donde almacenan y recepcionan elementos hurtados. La ciudadanía viene manifestándonos desde hace mucho tiempo que en este lugar, cuando hurtan sus celulares, les aparecen ubicados en este lugar según el seguimiento que le hacen", indicó el general Giovanni Cristancho.

Para lograr este importante golpe contra la criminalidad, se realizaron inspecciones judiciales, análisis de información, se articularon procesos con entidades públicas como la Cámara de Comercio, Catastro y distintas notarías, y se adelantaron entrevistas que permitieron conocer la forma de operar dentro de estos locales.

De acuerdo con la Policía, en lo corrido del año han sido recuperados 1.800 celulares. Además, se ha logrado la captura de 1.372 personas por el delito de hurto de celulares y otras 549 por receptación.

Sobre las acciones que las autoridades adelantan específicamente en el centro de la capital, que ya es conocido por la compra y venta de celulares robados, el general Cristancho indicó que pronto habrá capturas. 

"Hay un proceso judicial que se lleva muy juicioso con la Fiscalía General de la Nación y ya se tienen identificados unos actores criminales. Estos operativos, estos allanamientos van a ayudar a identificar el modus operandi y poder judicializar posteriormente a estas personas", aseguró el uniformado.

En lo que va del año, se han reportado 11.843 denuncias por hurto de celulares, lo que representa una reducción del 32 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2024. "Estas acciones hacen parte del compromiso institucional por garantizar la seguridad ciudadana y combatir de manera frontal las economías ilegales asociadas al delito de hurto de celulares", concluyó la Policía.

Andrés Nieto, experto en seguridad y exsecretario de Seguridad de Bogotá, explica que hablar de hurto de teléfonos celulares es poner al descubierto una renta criminal o delincuencial que lleva 23 años especializándose y que empezó con la identificación del elemento más costoso que puede cargar una persona en la actualidad. Sobre esto, propone tres puntos clave para entender esta dinámica.

"El primero es que, recordemos, para el 2015, en el primer inventario de rentas delincuenciales, es decir, para saber cómo se mueven los elementos hurtados, dónde se llevan, etc., se identificó que en Bogotá había 323 bandas, organizaciones, empresas, que delinquían. De ellas, 112 se dedicaban al hurto de celulares de forma exclusiva, qué quiere decir esto, que se especializaron precisamente en ese elemento, no practicaban otro tipo de hurto", explicó el experto.

"La segunda variable, no menos importante, es que hoy las autoridades no tienen las herramientas para atacar esta renta delincuencial, porque estamos hablando de eslabones articulados, pero no solo de un mando. Para que un teléfono celular pase desde quien lo rapa en el espacio público, o quien hace el cosquilleo en el sistema de transporte, hasta la venta a un nuevo , se pueden llegar a articular 12 personas, donde la primera no se conoce con la última", cuenta.

Nieto, sobre este punto, propone que la cadena criminal estaría conformada de la siguiente manera: una persona rapa o quita el teléfono celular, otro lo traslada, otro hace la negociación, otro hace el flasheo del teléfono celular o la evaluación de partes para saber si es más fácil descomponerlo y venderlo por partes o si es más fácil crear un teléfono fantasma o liberarlo y hasta el que copia las cajas para venderlo como nuevo o como un dispositivo adquirido legalmente.

"Esas 12 personas ya no hacen parte solo de una banda, sino que cada uno presta un servicio y funcionan como cualquier cadena de producción formal, eso hace que sea muy difícil poder desestructurar una banda porque quizá se captura al que rapa, pero van a seguir movilizándose el resto", revela Nieto.

Para el experto, el tercer punto tiene que ver con la carencia de una herramienta que permita identificar toda la cadena delincuencial, lo que genera líos o vacíos que no permiten recuperar esos teléfonos en tiempo real.

"Sabemos que en el caso de Bogotá la mayoría de teléfonos hurtados llegan a la Jiménez con Caracas, pero entrar allí es imposible para una autoridad a menos que tenga una orden de allanamiento e inspección, esto porque es un establecimiento comercial y entre tanto no pueden infringir las normas o entrar directamente a cualquier propiedad privada sin una orden de un juez o de un fiscal en el marco de una investigación".

"Esto hace que de forma descarada todos los teléfonos que se roban en la ciudad y llegan allí se puedan geolocalizar allí y no se puedan rescatar en tiempo real. La justicia tiene una deuda con este elemento y que incluso empieza a pasar también con bicicletas. Esto es una bola de nieve que no se atendió en su momento desde la justicia y desde la mirada criminal y que hoy es un mercado tan potente que incluso sobrepasa los límites de Bogotá", concluyó Andrés Nieto.

Miguel Castellanos 

En x: @LoQueOlvido

EL TIEMPO