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María Elvira Arango: el temple en el arte de la entrevista
Su libro, '1.000 preguntas', reúne a un poderoso caleidoscopio de invitados nacionales.
Arango fue directora de la revista ‘Bocas’ y está al frente del programa ‘Los informantes’. Foto: cortesía Juliana Lopera
Como si se tratara de una de esas reuniones bohemias en las que se dan cita los personajes más disímiles, pero a la vez fascinantes, la periodista María Elvira Arango reúne en 1.000 preguntas a personalidades de la vida nacional de diversas disciplinas y oficios.
Lo hace con una herramienta periodística que ella disfruta y en la que ya es una autoridad: la entrevista. Ese género que, como anota el escritor Juan Esteban Constaín, rinde tributo al arte de la conversación, que reta al entrevistador en afinar el oído en su máxima expresión, para sacarle el mayor provecho a su interlocutor. Pero también es el género, como anota el historiador, que ha sido testigo y ha escrito el devenir de la humanidad con plumas tan valiosas como Platón, James Boswell, Oriana Fallaci o Peter Eckermann.
“No se me ocurre un mejor destino que ese para el periodismo, el de contar la historia que es quizás la de uno solo y es también la de todos los demás de la sociedad: la vida como narración y relato en propia voz de su protagonista: la vida de los otros, sí, pero también la vida de nosotros”, comenta Constaín.
Arango, con el rigor, la disciplina y la amplitud de miras que la caracterizan, en estas páginas invita a su diván a personajes como Piedad Bonnett, Natalia Ponce, José Mujica, Maluma, Hernán Peláez, Clara Rojas y su hijo Emmanuel. También a Mónica Lehder (hija de Carlos Lehder) y a Juan Pablo Escobar, hoy conocido como Sebastián Marroquín (hijo de Pablo Escobar).
“Sin que importe quién es su interlocutor –desde Bernardo Hoyos hasta Amparo Grisales, desde Rodolfo Llinás hasta Alicia Machado–, María Elvira logra siempre volvérnoslo interesante, despertar nuestra atención y nuestras ganas de seguir el trazo de esa vida y esas ideas que se nos van apareciendo allí gracias al tino magistral con que ella las lleva”, anota Constaín al inicio del libro.
El libro es de Editorial Planeta. Foto:Archivo particular
Se dice que la entrevista es tal vez el género periodístico más completo y desafiante. ¿Qué piensa?
Creo que es el género periodístico más auténtico de todos; además, es con la entrevista con la que nos formamos y la que nos obliga a evolucionar y a crecer como reporteros. Hacer preguntas debe ser la primera y la última tarea de un periodista.
¿Qué tanto planifica sus entrevistas?
Investigo al personaje. Hablo con amigos y enemigos, intento averiguar sobre su pasado, sus motivaciones... pero sobre todo, defino antes qué es lo que pretendo hacer con cada entrevista. Depende de si estoy buscando una información en particular o si estoy haciendo un perfil o si es una entrevista de coyuntura.
¿Cómo está organizada la narrativa del libro?
Como las entrevistas son con personajes completamente distintos y no tienen un tema único, quise agruparlos por algo que los uniera: el dolor, la guerra, las pasiones... la diversidad hace de 1000 preguntas un libro especial.
Usted ha hecho muchas más entrevistas de las que tiene el libro. ¿Cómo fue la escogencia de los personajes?
La única razón válida: los personajes de 1000 preguntas tenían una buena historia para contar y porque fueron buenas entrevistas, con un ritmo y una magia especial que las hacen deliciosas de leer.
Las entrevistas incluyen personajes de la revista Bocas y del programa Los informantes. ¿Cuál es la diferencia en la forma de hacer entrevistas para prensa y televisión?
La única diferencia es el medio, pero la forma de hacer la entrevista es la misma. Intento que el personaje se olvide de si estoy con una grabadora o con una cámara de televisión. Lo importante son las preguntas y las respuestas.
En el caso de las entrevistas de televisión, ¿cómo fue el proceso para convertirlas a estructura narrativa escrita?
En televisión, por la limitación de tiempo, las entrevistas sufren un cambio en la edición; en cambio, en la metamorfosis de los textos para el libro aproveché cada una de las respuestas sin límites de espacio.
Arango con el científico Rodolfo Llinás. Foto:Cortesía de la autora
De los testimonios de vida del libro ¿cuáles fueron las historias que más le impactaron?
La historia más poderosa y conmovedora de todas es la de Max Kirschberg (q. e. p. d.) y su relato del Holocausto; el testimonio bello de Piedad Bonnett sobre el dolor de perder a un hijo; la batalla de Andrés Parra en su adicción con la comida; el estigma, la cruz y la culpa que cargan la viuda y el hijo de Pablo Escobar; la fuerza y el ejemplo de Jésica Hernández y de Lorena Murcia; la valentía de Natalia Ponce; la filosofía de vida de Jóse Mujica.
¿Cuáles fueron las preguntas más incómodas que hizo?
Siempre, en todas las entrevistas hay preguntas incómodas. Hay que hacerlas.
Usted entrevista a la hija de Carlos Lehder y al hijo de Pablo Escobar. Luego de conversar con ellos, ¿cree que merecen, como dice el candidato Gustavo Petro, el “perdón social”?
Con esos apellidos es difícil conseguir un perdón después de tanto daño y tanto dolor; de ellos y sus acciones depende que la sociedad los perdone. Eso sí, se han encargado de todas las formas posibles de pedir perdón y de insistir en que los pecados no se heredan, y en eso tienen toda la razón.
¿Le quedó algún aspecto por explorar, a través de algún personaje? Llama la atención que no haya entrevistas políticas...
Demasiada política. Refrescante leer sobre otros temas, conocer otros puntos de vista y a otras personas. Es un acto político en sí mismo no incluir ningún político en el libro: es el desencanto del poder.