Sándor Márai es un vicio. Sus libros atiborran una buena parte de los estantes de las bibliotecas de sus lectores. La prosa del escritor húngaro tiene un encanto hipnótico que, por supuesto, toma un matiz todavía más romántico con su historia personal.
Márai desapareció de la cultura oficial de su país en 1948 y se exilió en Estados Unidos. Se quitó la vida en 1989 en San Diego –totalmente olvidado– y solo en 1999, una década después de su muerte, sus libros volvieron a las listas de los más vendidos con títulos esenciales como 'El último encuentro', 'Liberación' o 'La mujer justa'.
Sus fanáticos, entre los que felizmente me cuento, tenemos un rincón aparte para sus libros de ficción y no ficción. Y la aparición de su ópera prima, hasta ahora inédita en español, es un verdadero motivo de celebración.
'El matarife' es una novela corta. Se lee de un tirón y no sin pocos escalofríos. Su personaje principal es revulsivo y repulsivo. Otto, el carnicero, no solo goza con los hachazos que les da a los bueyes en el cuello: disfruta de la tortura y de la sangre. Lo hace desde niño. La primera vez que vio un sacrificio lo celebró con su abuelo con la explosión de los ojos del animal en una parrilla.
El sadismo vive dentro de él. No tiene más de 10 años cuando decide darle un porrazo en la cabeza a una niña como un juego, “cuando por fin se recuperó tartamudeaba y veía mal de un ojo”, escribe Márai. El abuelo de Otto, por supuesto, evita el escándalo con dinero.
La novela se ubica en el contexto de la Primera Guerra Mundial y Márai perfila a su personaje con rasgos caricaturescos: grandote, bobo, torpe e insensible hasta el hastío. Incluso, su concepción en el vientre de su madre tiene algo de monstruoso y atroz: sus padres –que hasta ese momento creían que eran estériles y demasiado viejos– hicieron el amor después de ser testigos de una tragedia en un circo.
Otto, como se verá a lo largo de la historia, tiene un destino claro según su concepción, su alumbramiento fatal, sus gustos infantiles y su momento histórico. El orgulloso alemán Otto Schwarz será matarife y soldado.
Márai fue un maestro en la indagación del alma. Entrar en las páginas de sus novelas más célebres es rebuscar en los corazones de sus personajes para encontrar sus fisuras y los momentos claves que definieron sus vidas. Su prosa logra una mezcla entre romanticismo, belleza y psicoanálisis que resulta devastadora por las verdades que deja al descubierto.
El matarife, sin embargo, no ofrece la sutileza de sus reflexiones más intensas; todo lo contrario: es directo hasta el tuétano y las astillas de los huesos nos llegan hasta los ojos.
Su Otto encarna lo peor de la guerra y describe los efectos de la ignorancia y los regímenes totalitarios. Deja al descubierto los horrores del “deber”. Otto, en varias ocasiones, es condecorado por “hacer lo que tenía que hacer” en pueblos desolados donde se dedica a masacrar sin piedad a mujeres y niños.
La posguerra, por supuesto, no cura a Otto. Y tal vez por eso la novela es tan actual: Márai no solo habla de los horrores de la guerra y predice lo que viene con el nazismo, sino que habla de una peste que ha perseguido a la humanidad desde hace mucho tiempo: los feminicidios. Márai, una vez más, nos deja desarmados.
FERNANDO GÓMEZ ECHEVERRI
EDITOR DE CULTURA
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