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Noticia
En Colombia, niños y niñas de estrato alto reciben tres veces más estimulación lectora que los de estrato bajo
Los expertos señalan que esto puede estar perpetuando inequidades desde las edades más tempranas.
La mamá o el papá leyéndole a su hijo es la mejor manera de incitar el amor por la lectura. Foto: EL TIEMPO
En el marco del Día del Idioma, el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana presenta el informeDesigualdades que se leen, un análisis territorial y socioeconómico de los hábitos de lectura en Colombia. Un estudio que tuvo como foco la primera infancia.
El análisis se basó en fuentes oficiales y bases de datos nacionales, entre ellas la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (Enut) 2021 y la Encuesta de Calidad de Vida (ECV) 2023 del Dane, así como en resultados de las pruebas Saber 3°, 5°, 7° y 9° (2023). También se consultaron estudios internacionales de organismos como el Banco Mundial, la Unesco y la Ocde.
De acuerdo con los expertos del LEE de la Javeriana, es importante recalcar que la lectura en los primeros años de vida es una herramienta crítica para el desarrollo cognitivo, lingüístico y emocional de los niños. "Numerosos estudios confirman que leer con menores de 5 años predice positivamente su desempeño escolar futuro, reduce el riesgo de dificultades en lectoescritura y fortalece los vínculos familiares", indican los investigadores en el informe.
Además, señalan que pese al amplio reconocimiento de los beneficios de la lectura en el aprendizaje de los niños, según datos del Banco Mundial, en América Latina y el Caribeel 52 por ciento de los niños no alcanzan competencias mínimas de lectura, mientras que en Colombia la cifra asciende al 48 por ciento, lo que refleja "avances moderados pero persistentes desafíos".
Según el informe, el tiempo promedio que los adultos en Colombia dedican a leer o contar cuentos a menores de cinco años es de 49 minutos diarios, pero varía considerablemente según el estrato socioeconómico y la región: en los estratos bajos, el promedio diario es de 30–35 minutos. En los altos, el promedio es de 60 -70 minutos, pero además, estos estratos concentran a una mayor cantidad de padres, madres o cuidadores que dedican más de 100 minutos diarios.
De acuerdo con los investigadores de la Universidad Javeriana, esta diferencia equivale a que un niño de estrato alto recibe tres veces más estimulación lectora que uno de estrato bajo, perpetuando inequidades desde las edades más tempranas.
Diferencias por regiones
Las regiones también presentan contrastes notables. San Andrés lidera con un promedio de 64 minutos diarios, seguido por Bogotá (60) y la región Caribe (54). En cambio, la región Central (44 minutos) y la Pacífica (47) están por debajo del promedio nacional (49 minutos). La brecha regional llega a 20 minutos diarios, lo que representa 10 horas al mes de diferencia en estimulación lectora.
La lectura la puede vincular a sus actividades diarias. Foto:iStock
Otro hallazgo clave es la marcada feminización del acompañamiento lector: el 94 por ciento de los cuidadores que leen a menores son mujeres, reflejando una sobrecarga en las labores de cuidado y la necesidad urgente de fomentar la corresponsabilidad parental.
El informe también analiza el Índice de Acompañamiento Parental, una medida que valora el nivel de participación de madres, padres o cuidadores en actividades educativas clave como leer, jugar o conversar con sus hijos. Este índice, que va de 1 a 10, es un indicador sensible del entorno de aprendizaje en el hogar.
En Colombia, el promedio nacional es de 4,58, con fuertes desigualdades: Guainía registra el valor más bajo (3,30), mientras que Risaralda lidera con 5,30. Este indicador es clave porque una mayor participación de los adultos en el día a día escolar está asociada con mejores resultados académicos y mayor bienestar emocional en los estudiantes.
1 de cada 3 estudiantes no lee por diversión
Además, los hábitos de lectura recreativa en niños y adolescentes también reflejan una tendencia preocupante: 1 de cada 3 estudiantes no lee por diversión, y apenas un 13 por ciento dedica más de 2 horas semanales a esta actividad.
Departamentos como Chocó, Guainía y Amazonas muestran cifras positivas en la lectura recreativa de esta población, mientras que Risaralda y Boyacá presentan niveles por debajo del promedio nacional.
La urgencia de fortalecer los hábitos lectores desde la infancia se enmarca en un contexto global de pobreza de aprendizaje. “Este análisis es una invitación a repensar la lectura como política pública integral, capaz de cerrar brechas y abrir oportunidades desde la primera infancia. Convertir la lectura en una práctica cotidiana y compartida debe ser una prioridad nacional", afirma, Gloria Bernal, directora del LEE de la Javeriana.
Actividades de lectura para los niños en Bogotá. Foto:BibloRed.
Lo que recomiendan los expertos
A partir de lo anterior, los analistas destacan las siguientes recomendaciones:
Territorializar la política pública lectora, con estrategias adaptadas a las realidades de cada región.
Promover la corresponsabilidad en el hogar, incentivando mayor participación de figuras masculinas en la lectura con la niñez.
Fortalecer la conexión entre lectura escolar y recreativa, incorporando metodologías que generen placer por leer.
Diseñar programas para adolescentes, una etapa donde se pierde el hábito lector con mayor frecuencia.
Monitorear los hábitos de lectura con datos desagregados, para diseñar intervenciones más efectivas.
Los expertos del LEE señalan que, puntualmente, se pueden implementar programas como Aprendamos todos a leer (ATAL) por la Fundación Luker en Colombia, que busca fortalecer las habilidades de lectura y escritura en niños desde preescolar hasta sexto grado, especialmente en colegios públicos, combinando formación docente, materiales educativos innovadores, evaluaciones focalizadas y apoyo personalizado.
"En el marco de estos programas como ATAL, se debe destacar que la voluntad política es fundamental para garantizar que un proyecto educativo no solo se inicie, sino que también se sostenga en el tiempo. Más allá de la disponibilidad de recursos adicionales o capacitaciones frecuentes que vienen del financiamiento de organismos internacionales o actores externos, lo que resulta esencial es mantener un enfoque claro y sostenido en el objetivo central: lograr que los niños aprendan y se desarrollen utilizando los recursos disponibles", señalan desde el LEE.
Añaden que esta voluntad política fomenta una conciencia colectiva y organizacional que asegura el compromiso con los objetivos educativos, incluso cuando el financiamiento externo desaparece. "En el caso de la promoción de la lectura, su éxito no depende únicamente de campañas o programas temporales, sino de una decisión política firme que priorice la lectura como un pilar de la equidad educativa, articulando esfuerzos intersectoriales, territoriales y familiares para cerrar las brechas desde la primera infancia", aseguran.