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Así es la iniciativa colombiana de educación basada en la naturaleza premiada en Catar

La Organización para la Educación y Protección Ambiental recibió este año el Wise Award.

OpEPA busca que los colegios en las ciudades encuentren en las zonas naturales cercanas espacios para aprender.

OpEPA busca que los colegios en las ciudades encuentren en las zonas naturales cercanas espacios para aprender. Foto: OpEPA

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PERIODISTA DE CIENCIAActualizado:

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Cada año, los Premios Wise, de la Qatar Fundation, reconocen y promueven seis proyectos innovadores y exitosos que abordan retos educativos mundiales. Para 2023 fueron 404 los proyectos que se presentaron o fueron nominados, entre ellos una propuesta colombiana logró hacerse un lugar entre los ganadores: la Organización para la Educación y Protección Ambiental (OpEPA), una ONG con sede en Bogotá, que desde 1998 trabaja para reconectar a niños y jóvenes con la naturaleza y a las personas con nuestro planeta para construir comunidades más sostenibles, regenerativas y pacíficas.
OpEPA ha implementado proyectos y actividades en 26 de los 32 departamentos del país, en cuatro campos de trabajo: educación basada en la naturaleza, turismo de naturaleza, culturas regenerativas y límites planetarios: cambio climático, pérdida de biodiversidad, uso de la tierra y el agua. Una historia que comienza con Luis Camargo, un ingeniero mecánico que en una trayectoria académica que lo llevó por caminos no muy convencionales –con una maestría en Arte–, y caminando por el campo colombiano desde pequeño, se dio cuenta de lo importante que era repensar cómo habitamos el planeta.
“Llegué a la conclusión que uno de los grandes problemas era la desconexión de la relación hombre-naturaleza. Y de ahí surge un poco el primer pensamiento: tenemos que buscar formas de reconectar a las personas con la tierra si queremos encontrar soluciones”. Y es que aun en un país tan biodiverso como Colombia, es fácil que desde las ciudades nos olvidemos de lo importante que es nuestro vínculo con el mundo natural, no en vano hay estudios que demuestran que pasar tiempo en los bosques reduce el estrés, la presión arterial y el riesgo de sufrir ataques cardíacos.
Camargo, quien fue uno de los invitados del Wise Summit, que se realizó en Doha (Catar) a finales de noviembre, habló con EL TIEMPO sobre los detalles de esta iniciativa, los avances y retos de Colombia en materia de educación ambiental y la importancia del reconocimiento internacional del que se hizo merecedor OpEPA este año.

¿Con qué objetivo nace OpEPA?

OpEPA se constituyó con el objetivo de reconectar a las personas con la Tierra para acelerar la transición hacia culturas sostenibles y regenerativas, así que empezamos a trabajar en temas de educación. Empezamos combinando educación al aire libre con educación experiencial y como estábamos en un momento del país, al final de los 90, donde la gente de las ciudades había estado sitiada por décadas, empezamos a buscar formas de sacar a la gente de las ciudades a las áreas naturales.
En el proceso nos fuimos dando cuenta que realmente era un proceso de crear experiencias de aprendizaje en donde se vivía de una forma diferente el aprendizaje, en donde empezábamos a conectar profundamente con la naturaleza y eso nos ayudaba a conectar con otros y con nosotros mismos. Nuestro modelo empezó a diseñarse a lo que hoy en día llamamos educación basada en naturaleza, que combina ese enfoque relacional y ese enfoque de aprendizaje corporal, emocional y creando como experiencias de aprendizaje en la naturaleza.

¿En qué consiste la educación basada en naturaleza?

La educación basada en naturaleza tiene que ver mucho más con cómo traemos la naturaleza a la educación y cómo llevábamos el aprendizaje hacia la naturaleza. Es una combinación de cosas que permiten que apropiemos los principios de la naturaleza en el aprendizaje, que empecemos a entrar en una buena relación con la naturaleza, con otros y con nosotros mismos, e ir construyendo. Todo este proceso nos llevó a trabajar no solo en educación, sino en turismo.
En Colombia trabajamos en las áreas rurales alrededor de los Parques Nacionales, porque parte del aprendizaje es la apropiación y el sentido de pertenencia al territorio y vimos que en nuestro país eso era un poco difícil. Había tantos conflictos en los territorios, no solo por los actores al margen de la ley, sino los conflictos por la propiedad, con autoridades como Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNN).
Empezamos a trabajar mucho con ellos precisamente para enfrentar esos conflictos y que la gente se apropiara de esos territorios. Y a partir de ahí, empiezan a trabajar en turismo de naturaleza y se vuelven educadores, porque se convierten en los traductores de su territorio, desde ese amor y ese sentido de pertenencia que han adquirido o que han recordado.
También trabajamos en la transición hacia culturas regenerativas, porque vemos que la sostenibilidad se queda corta y tenemos que ir más allá, tenemos que conocer muy bien la dirección en la que vamos y empezar a construir puentes y la educación se vuelve una parte fundamental en esa tarea. Y por último, trabajamos en temas de soluciones frente al cambio climático y pérdida de biodiversidad en el país, con los departamentos, con municipios, pero esto es un poco más técnico desde el lado ambiental. En conclusión, la educación va a ser natural, esa aproximación realmente permea todo.

¿Qué otros proyectos se han adelantado?

Ese proceso nos llevó también a pensar ya en las ciudades qué estaba pasando. Ahí nos encontramos con el colegio Gimnasio Femenino y con la Fundación Cerros de Bogotá, un momento en el que se estaba hablando sobre el borde de los cerros de Bogotá, sobre cómo apropiarse de ellos y cómo entender esa relación de la ciudad con las montañas. Decidimos que una de las cosas que teníamos que hacer era ver cómo podíamos darle fuerza a los colegios para que se involucraran en su relación con las montañas.
De ahí surge la Red de Colegios Cerros de Bogotá y nos damos cuenta de que una red que usa la naturaleza dentro de la ciudad, que le da significado a esos corredores naturales para el aprendizaje colectivo y colaborativo, en donde las personas de diferentes partes de la ciudad, de diferentes historias, se pueden encontrar en un espacio neutral donde la naturaleza además les permite verse sin prejuicios y empezar a hablar sobre un tema común que es su pedazo de tierra, su territorio, nos dio una plataforma increíble porque vimos la transformación en la apropiación, en la comunicación y en la construcción de comunidades de aprendizaje dentro de la red.
Aunque con el covid todo se congeló, vimos que era importante sistematizar y expandir la iniciativa. Ahí nos unimos con el Ministerio de Medio Ambiente del gobierno pasado y dentro del marco de una iniciativa que se llamaba Maestro Sabia, replicamos la red a 14 ciudades de Colombia, todas las biodiverciudades. Hoy están funcionando más o menos todas, por lo menos en comunicación, y Bogotá y Atlántico están muy fuertes porque hemos podido seguir trabajando.

¿En qué consisten estas redes?

Son redes en donde se juntan colegios y maestros. Ellos, primero que todo, se vuelven a descubrir como maestros, porque nos damos cuenta de que la realidad del país para los educadores es muy dura. Cuando tienen un segundo para respirar y exploran quiénes son desde adentro de sus sentimientos en un espacio natural, exploran esa conexión que tienen con la tierra, con su territorio, empiezan a redescubrir su amor por educar, su amor por enseñar, por compartir, por compartir su territorio. De ese despertar entregamos herramientas de educación basada en naturaleza, metodologías que les permiten a ellos involucrar a los estudiantes en esa relación de territorio, aprendizaje y las clases.

¿Qué tipo de herramientas?

Tenemos aproximaciones de cómo crear experiencias de aprendizaje que pueden combinar todas las materias. Hay temas de aprendizaje fluido en donde arrancan con una serie de actividades, por ejemplo, usted puede estar en un espacio natural explorándolo, pero tiene que hacerlo desde lo académico, desde lo corporal y desde lo emocional. Eso es lo bonito, porque si nosotros estamos explorando la naturaleza, buscando formas geométricas, relaciones o tratando de hacer estimaciones, estamos trabajando en matemáticas y estamos trabajando en un área técnica.
Empiezan a combinarse muchísimos factores que después permiten ser expresados a través de poesía, música, arte y de muchas otras formas. Usamos mucho una aproximación de ciencia ciudadana, porque vemos que es como el puente que nos permite conectar el colegio tradicional y el currículo con la exploración y el descubrimiento. Lo que queremos es que los profesores y los estudiantes puedan realmente entender que las áreas naturales adentro de la ciudad no solo son importantes para conservar, para restaurar, sino que se vuelven espacios de aprendizaje increíbles.
Es importante empezar a darnos cuenta de que necesitamos la naturaleza para poder aprender y aprender mejor. Más aún cuando estamos enfrentando unos retos planetarios tan complejos.

¿Cómo está Colombia en materia de educación ambiental?

Colombia siempre ha sido muy progresivo en muchas cosas. Creo fue de los primeros países que transversalizó la educación ambiental en el colegio y que la usó como uno de esos conectores entre todas las áreas, pero no supimos realmente expresarlo. Creo que las demandas en los profesores, la búsqueda de estandarización y de sacar cierto nivel de desempeño en las pruebas nos alejó realmente de una visión integral de la educación.
Aunque existe educación ambiental, y creo que hay muchos profesores que tienen unos programas increíbles, el sistema como tal no está realmente permeando la importancia deestos temas y llevándolos con el ímpetu que debería. Seguimos pensando que educación ambiental es educación desde el maestro de Ciencias Naturales. Ahí es donde está la gran diferencia entre la educación basada en naturaleza y la educación ambiental.

¿Qué significa para ustedes el reconocimiento de Wise?

Es una validación al trabajo que venimos haciendo desde hace tanto tiempo, pero para mí tiene un significado muy importante. Estamos en el año de la inteligencia artificial en el Wise Summit. Si uno mira todo lo que está pasando, está asociado a cómo la IA puede empoderar la educación en este evento. Y nosotros somos la iniciativa que está diciendo entre más tecnología tengamos, más naturaleza necesitamos.
Luis Camargo, fundador de Opepa

Luis Camargo, fundador de Opepa Foto:Wise

Es supremamente importante porque nosotros en el sistema educativo cada vez estamos buscando es crear más infraestructuras, más tecnología, como ir moldeando el sistema por ese camino, pero nos estamos olvidando de la importancia de incorporar las experiencias y la naturaleza dentro del sistema. Creo que acá lo importante es ¿cómo balanceamos? Cómo inspiramos al ser humano desde su esencia natural, desde su experiencia y las emociones, las capacidades, la compasión, desde la creatividad, desde la resiliencia que la naturaleza nos puede enseñar a entender y a usar herramientas como las que nos puede dar la tecnología para construir futuros en donde haya condiciones para que toda la vida junta prospere.
ALEJANDRA LÓPEZ P.
REDACCIÓN EDUCACIÓN

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