La paz nunca será posible en un país donde el Gobierno pacta con el crimen, y el “Pacto de La Picota” fue el inicio del fin de todos los avances en seguridad y reconciliación en los cuales avanzó el país. Cuando los delincuentes vieron las gabelas de Petro, aprovecharon para fortalecerse militar y territorialmente y con la alianza con el narcotraficante Maduro pusieron de carne de cañón a toda la población del Catatumbo.
El Catatumbo se ha constituido en una zona estratégica en el conflicto armado por ser el corredor natural hacia Venezuela y un sector clave para el tráfico de droga. En 1973 ingresó el frente ‘Libardo Mora Toro’, del Epl, y en 1979, el Eln. A finales de los años 90, las Autodefensas con los bloques Catatumbo y Norte, bajo la dirección de ‘Jorge 40’, generaron numerosas masacres contra la población civil hasta su desmovilización en 2006. Si bien existieron unidades de las Farc en la zona, la región no tuvo un valor tan estratégico para esa organización. Por ello, durante mucho tiempo existieron acuerdos de control territorial entre Eln y Farc.
Sin embargo, en el último año todo ha cambiado. Las disidencias de las Farc, que operaron en un comienzo solamente en la zona de frontera entre los departamentos de Cesar y Norte de Santander, comenzaron a ingresar a los territorios dominados por el Eln. Alias Richard Suárez (jefe del bloque Magdalena Medio de las disidencias de las Farc), que paradójicamente se encuentra en diálogos de paz con el Gobierno, dio la orden de atacar al frente 33 (liderado por alias Andrey), al frente 36 (mediante su líder, alias Leo o Firu), al frente 37 (liderado por Darwin Catatumbo) y al frente 18 (liderado por alias Ramiro) y que iniciaran la ofensiva por el Catatumbo.
Lo que está ocurriendo en el Catatumbo es una catástrofe de la cual es responsable el Gobierno, al dejar sola a la población civil. El 29 de junio de 2023, la Defensoría del Pueblo emitió la alerta temprana n.º 026, en la cual manifestó el riesgo por la expansión del frente 33 de disidencias de las Farc; posteriormente se emitieron las alertas ATI 021, del 22 de agosto de 2024, y ATI 026, del 15 de noviembre de 2024. En la última señaló “las pretensiones de fortalecimiento y expansión territorial por parte de grupos disidentes de las Farc desde el Catatumbo hacia municipios de Santander y sur del Cesar”, las cuales, afirmó, “no resultan un hecho menor, ante todo en momentos en que se percibe una elevada tensión en la región por la probabilidad de una confrontación entre las disidencias de las Farc y el Eln”.
Lo que está ocurriendo en el Catatumbo es una catástrofe de la cual es responsable el Gobierno, al dejar sola a la población civil
El recrudecimiento que se ha presentado en las últimas semanas ha dejado 80 muertos, 5.000 desplazados y una población confinada, lo cual coincide con la posesión de Maduro y, según el propio Eln, “el autodenominado comandante ‘Richard ‘de las disidencias de las Farc, que para nosotros es un paramilitar (...) le informamos que seguirá corriendo sangre en el Catatumbo hasta que no se entregue”. Más claro, imposible, mientras el petrismo lanza globos con Gaza, Colombia vive su propia guerra con el dictador Maduro, en la cual la única afectada es la población civil del Catatumbo.
Lo más complejo es lo que se viene. Por un lado, el Gobierno aprovechará la situación para declarar una conmoción interior para colegislar, la condescendencia del Gobierno frente al narcotráfico y la corrupción tiene efectos devastadores para cualquier sociedad, pues compromete la legitimidad del Estado. Cuando los políticos se alían con el crimen, el pueblo paga con sangre y miseria, como está sucediendo en el Catatumbo y el Cauca. ¿Esta era la paz que el presidente Petro prometió que iba a firmar con el Eln en 3 meses?
LUIS FELIPE HENAO