Está claro que las decisiones de promover o retirar oficiales de las Fuerzas Militares corresponden al fuero discrecional de los superiores de esta institución. Está todavía más claro que rara vez motivan una salida de alguno de los suyos precisamente por el componente discrecional que les es propio y natural. Eso no quiere decir que la opinión pública no pueda hacerse preguntas o cuestionar una u otra determinación, y normalmente ha ocurrido que cuando el río suena, piedras lleva, y lo que ha sucedido con los generales Óscar Murillo y Juan Carlos Fajardo tendría que ser analizado con más atención.
La salida de ambos oficiales ha causado dudas entre los militares en retiro, las comunidades que los vieron actuar y hasta el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, quien lanzó la pregunta en un escenario público en relación con el general Fajardo, que actuaba en Antioquia. Aunque el comandante del Ejército y el propio ministro de Defensa hayan salido a disipar los rumores, la gente –insisto– tiene derecho a preguntarse cosas.
Miren ustedes lo poco lógico que suena, por ejemplo, que a estos dos oficiales con resultados operacionales importantes e investigaciones archivadas y desestimadas por organismos de control como la Procuraduría se les haya relevado de sus cargos sin más. En el caso del general Murillo, quienes saben de estrategia militar reconocen sus éxitos en contra del Eln mientras estuvo al mando de unidades adscritas a la Fuerza de Tarea Conjunta Titán. Por los lados del general Fajardo, según informa Blu Radio, gracias a su orientación se logró la captura de 2.175 delincuentes, se destruyeron 186 artefactos explosivos y se incautaron 449 armas cortas y 28.000 municiones, todo en menos de un año.
Miren ustedes lo poco lógico que suena, por ejemplo, que a estos dos oficiales con resultados operacionales importantes e investigaciones archivadas y desestimadas por organismos de control como la Procuraduría se les haya relevado de sus cargos sin más
Al general Murillo, por su parte, según informes de inteligencia militar a los que tuvieron ‘Noticias RCN’ y W Radio, los del Eln lo querían hacer a un lado porque les resultaba claramente incómodo. Dice textualmente uno de esos informes que “las calumnias del Eln han hecho eco en niveles del Gobierno Nacional, evidenciándose la presión ejercida por la organización en la mesa de diálogos, lo que podría verse reflejado en futuras decisiones políticas”.
Al general Fajardo, entretanto, parecen no haberle perdonado la operación en la que fueron detenidos cabecillas de las disidencias de las Farc mientras se movían a sus anchas en unas camionetas de la UNP. Fue el general Fajardo quien lideró este golpe, que dejó al descubierto una impúdica complicidad de la institución encargada de proteger a los ciudadanos más vulnerables en su seguridad e integridad personal con estructuras al margen de la ley, sin que semejante afrenta hubiera ameritado el retiro de funcionario alguno con algo de jerarquía dentro de la UNP. ¡Cómo son las cosas! El que sale ahora, en cambio, es el general Fajardo, que desnudó aquel bochornoso y descarado evento.
Por eso el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, se preguntó el viernes pasado en el congreso de Camacol, “¿por qué sacan al general Fajardo? ¿Tendrá que ver esa operación con su salida?”.
de la cúpula militar y el ministro Velásquez han negado que actúen bajo presión o que una cosa tenga que ver con la otra. Sé de la seriedad del almirante Cubides, el comandante de las Fuerzas Militares, y estoy seguro de que no se prestaría para semejantes indignidades. En cualquier caso, las dudas frente a estas situaciones y las suspicacias, con fundamento, que se han generado frente a ambas salidas, debería plantearles al ministro y a la cúpula un problema que va más allá de la simple discrecionalidad y que se convierte en una carencia de confianza pública que deberían revisar con seriedad. ¿Por qué sacaron a los generales Fajardo y Murillo?
JOSÉ MANUEL ACEVEDO M.