Ni focos ni pocos

"No hay una crisis de violencia en Colombia, sino focos de violencia en algunas partes". La frase construida a dos voces es del presidente Gustavo Petro y coadyuvada por su saliente ministro de Defensa, Iván Velásquez, que, dicho sea de paso, se va del cargo dejando incendiado al país. Cada palabra de esa declaración demuestra la falta de empatía del Gobierno Nacional con las regiones y la negación sistemática dentro del Ejecutivo de los problemas que nos aquejan como nación. 

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Basta ver lo que dicen los gobernadores en varias regiones para constatar que no es solo un asunto de focos y que no son pocos los casos de guerra desatada por los grupos criminales. Nubia Córdoba, la mandataria del Chocó, le dijo recientemente al Presidente: "Yo jamás había visto las vías de mi territorio selladas con banderas y pipetas, con cilindros bomba. Nunca había visto el territorio completo sellado en una crisis humanitaria como la que tengo".

La gobernadora del Tolima, Adriana Matiz, ya había dicho, por su parte, que "el deterioro del orden público y la inseguridad es responsabilidad directa de la Presidencia". Este fin de semana los gobernadores de Bolívar, Antioquia y Santander hicieron reclamos similares al Presidente. "Siempre lo he advertido, allá están las disidencias de las Farc queriéndose meter, el 'clan del Golfo' controlando el norte de Puerto Wilches, metido en la parte del límite con Antioquia, y el Eln en el sur de Bolívar", aseguró Juvenal Díaz, el mandatario de Santander, ante la preocupación por lo que está pasando en el Magdalena Medio.

Así que no, señor Presidente, señor ministro. Hablar de episodios recurrentes de confrontación con la Fuerza Pública, de amenazas y muertes de la población civil, de extorsiones y desplazamiento, como hace rato no se veían, en el Magdalena Medio, en Norte de Santander, en el Chocó, en Guaviare, en el Bajo Cauca antioqueño, en Arauca, en el Cauca o en Bolívar y de problemas de microtráfico y venganzas entre bandas en las principales ciudades del país no es un asunto menor que pueda trivializarse diciendo que la violencia está concentrada solo en algunos puntos del país.

Peor todavía es que la respuesta ante el llamado de los gobernadores del Magdalena Medio sea contestarles que esto se resuelve creando un nuevo departamento o, como les dijeron en el Ministerio de Defensa, "que hagan fila y dentro de quince días organicen un consejo de seguridad", palabras más, palabras menos.

Se llaman globos y se echan cuando uno quiere desviarse de la verdadera discusión o cuando la impotencia y falta de control son tales que es mejor responder con evasivas que coger el toro por los cachos. El primer mandatario no tiene mejores argumentos ni respuestas para las regiones del país y castiga dejando sin recursos a quienes alzan la voz desde las ciudades y departamentos para plantear sus inconformidades con lo que está ocurriendo.

El problema es que los reclamos son cada vez más generalizados y es difícil, como en el caso de la violencia, creer que la molestia de los gobernadores es aislada, pues se ha convertido en coro ante la inacción del Gobierno central.

Ni focos ni pocos, presidente Petro. Con los ceses bilaterales que no funcionaron, los cambios constantes en las cúpulas de Policía y Ejército, la salida de oficiales con experiencia que les resultaban incómodos a los bandidos y la falta de toma de decisiones oportunas y estratégicas, la violencia se desbordó y hace rato dejó de ser un problema de "focos", aunque digan tercamente lo contrario.

Ya veremos qué actitud tomará el general Sánchez, nuevo ministro de Defensa, porque la de su antecesor quedó establecida y hoy se representa en más muertes, más confinamiento y más dolor para unas regiones que han ido, poco a poco, perdiendo la esperanza.