"Si las arañas llaman providencia a la telaraña que les da alimento, ¿qué nombre le darán las moscas?". Es el fenómeno de la relatividad. La copla española lo dice claramente:
En este mundo traidor
nada es verdad ni es mentira,
todo es según el color
del cristal con que se mira.
Lo pensé claramente cuando recorriendo emocionado Zamora, España, fotografiando el mayor conjunto de iglesias románicas reunidas en una sola ciudad, el conjunto más grande de España y de toda Europa, me encuentro sorprendido con una calle dedicada a Pablo Morillo, el mismo llamado el Pacificador ,que mandó matar a centenares de patriotas en la Nueva Granada, entre ellos a Camilo Torres y a Francisco José de Caldas. Morillo, el mismo que para España fue uno de sus grandes generales en la guerra contra la invasión napoleónica y para nosotros el que sitió a Cartagena durante 105 días matando y dejando morir de hambre a miles de patriotas. Y no es solo una calle. Frente al terminal de transportes tomé la fotografía de la estatua que honra a Morillo con sus títulos de Conde de Cartagena y Marqués de la Puerta. Morillo fue mariscal de campo, capitán general de Castilla la Nueva, capitán general de Galicia y a lo largo de su vida tuvo decenas de condecoraciones.
Julio Arana, el asesino de por lo menos 40.000 indígenas del Amazonas y del Putumayo, para los peruanos fue un gran hombre de empresa, alcalde de Iquitos y senador de la República. Su empresa Peruvian Amazon Rubber Company, con capital inglés, explotó el caucho en la selva y es personaje de La vorágine. Walter Hardemburg, que denunció los crímenes de Arana, nos habla de las "especialidades" de los esbirros de la empresa peruana: prender fuego a una maloca con 100 indígenas dentro; crucificar a los caucheros con los pies para arriba; rociar gasolina y cuando la bola humana de fuego corría hacia el río, dispararle; azotar a los indios hasta dejarles los huesos al aire; cortar a los niños en pedazos y aplastar sus sesos al lanzarlos contra los árboles, etc.
¿Qué pensarán los petristas inteligentes? Ser izquierdista no significa ser chabacano.
Arana, con contadísimas excepciones considerado un prohombre en Perú, para nosotros es la personificación de la crueldad y del sadismo. Este funesto personaje es uno de los instigadores de la guerra con el Perú del año 1932. La criminal actuación de Arana en la selva, además de diezmar las poblaciones indígenas, obligó a los nativos a migraciones y con ello a desintegrar las etnias.
Roger Casement, personaje que aparece en La vorágine, denunció los crímenes de Arana ante el Parlamento inglés, pero desafortunadamente el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 detuvo y archivó las acusaciones. Conclusión: para unos son grandes hombres, para otros son asesinos.
El fenómeno de la relatividad del que vengo hablando se encuentra en la base del acontecer de los políticos. Al analizarlos y clasificarlos, algunos consideran salvadores de la patria a unos y otros los miran como sus sepultureros.
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Me piden mis amigos mi opinión sobre la perorata de Petro el día de la manifestación que él propició, a la que fueron obligados muchos y pagados otros. No hablaré de política, ni de que esta multitudinaria manifestación realmente fue el inicio de la campaña del 2026. Simplemente diré que sentí dolor y vergüenza de patria al tener un presidente que carece de elegancia, que es ordinario, que agarra un micrófono y comienza a divagar, a soltar mentiras, a insultar, a hacer una mezcolanza confusa de datos, de historias, incluso de alusiones erráticas a Jesucristo y al evangelio. ¿Qué pensarán los petristas inteligentes? Ser izquierdista no significa ser chabacano.