De conformidad con los análisis de acreditadas instituciones del ámbito académico moderno, “Colombia (antes de Petro) se había convertido ya en una especie de paradigma de los conflictos más candentes de la realidad contemporánea en el planeta”, cuyo fuerte impacto fragmentó el tejido social y generó pobreza, confinamientos masivos y desplazamientos colectivos.
Sin embargo, antes que un país rezagado en el orden global, se diría que ahora se encuentra en la interfaz de los más apremiantes asuntos de la época y que tal vez por ello se observa como un ‘escenario ideal’ para pensar en alternativas a problemas que ya padecen muchos países y, desde luego, prevenir en su seno aquellos que amenazan la estabilidad de otras naciones.
El peso y las características de conductas ilegales, tanto como la corrupción público-privada, la manipulable representación de los partidos políticos y la precaria legitimidad del Estado, alimentan la depredación del medioambiente, la disminución y consiguiente desvalorización de la frontera agrícola, acosada por las organizaciones ilegales alzadas en armas, señalan a nuestro país como un lugar difícil para los demócratas y opresivo para los progresistas.
La reorientación que se advierte en las reformas sociales propuestas por el actual gobierno requiere una mirada a largo plazo y el examen de los términos históricos que han inducido los avances democráticos en los que esté involucrado un empeño serio de recomposición del tejido social y de la democracia. No puede desconocerse que el ámbito por excelencia de la soberanía popular es la sociedad civil.
Si el Gobierno Nacional desea avanzar en el camino adecuado para transformar la sociedad, es indispensable que reemprenda un trabajo en equipo para definir un diseño programático de transición que consulte críticamente las exigencias del proceso de globalización y las necesidades de transformación del sistema, de tal forma que ponga al alcance de la ciudadanía los progresos alcanzados por la civilización a lo largo de su historia.
La superación de esta crisis demanda transitar hacia un nuevo ordenamiento económico, político, social y cultural.
La superación de esta crisis demanda transitar hacia un nuevo ordenamiento económico, político, social y cultural que esté en condiciones de responder adecuadamente tanto a la problemática doméstica como a la del escenario mundial.
Para ello, resulta indispensable una visión de largo plazo, al tiempo que el trabajo armónico del equipo directivo, pues cuando los analistas comparan a Colombia con otros países, encuentran que en el nuestro, hablando en términos proporcionales, hay demasiada gente inteligente "dedicada a actividades poco productivas, como la política, la banca o el litigio", que suelen crear modelos orientados hacia la minería y los recursos fósiles que están causando grandes deterioros al medioambiente. Migraciones de los estratos medios y bajos, según lo advierte el investigador socio-político y ensayista Mauricio García Villegas en su libro ¿Cómo mejorar a Colombia?)
Y generalmente, cuando no se tiene a mano una solución expedita o su resolución no encuentra espacio de acogimiento, en Colombia todos los problemas tienen en el horizonte un proyecto de ley o una demanda judicial en ciernes, o el camino tortuoso de lo judicial. Por ello, suelen tomar la vía legislativa o judicial en las manos abusivas de tinterillos con diploma o 'charlamentarios mercachifles'.
Y, como quiera que el superávit jurídico es una respuesta locuaz al déficit de conocimiento, la clase dirigente no ha podido entender que estamos necesitando –como afirma Harari en Sapiens–, aunque sea una ficción que sujete las almas o una fantasía que le dé sentido a lo que hacen y que facilite la cooperación y el emprendimiento de proyectos colectivos.
Nos luce que de esta urgencia surge la idea de la consulta popular. Necesitamos ese proyecto colectivo como eje central que nos ayude a cohesionar la sociedad, pues aquí uno de los mayores problemas es que no ha habido un mito fundador que amarre a los habitantes de estos territorios y les sirva para limar sus diferencias y colaborar en la construcción de un ambicioso proyecto de país.