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Opinión

Fals Borda, el sentipensante mayor

Mantuvo siempre activa su inteligencia al servicio de causas nobles, combinando la razón y el amor.

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Para quienes tuvimos la privilegiada y grata oportunidad de participar en sus cátedras, cursos de especialización y concurridos seminarios, tanto como para la comunidad académica en general, el doctor Orlando Fals Borda fue un verdadero “maestro universitario”, con cuyas orientaciones metodológicas se formaron brillantes generaciones de investigadores en ciencias sociales.
El maestro Fals Borda había nacido en Barranquilla el 11 de julio de 1925, en el seno de una familia presbiteriana. Se destacó por sus estudios sociológicos, educativos e históricos de cultura regional, de teoría, –de endogénesis- y práctica social, investigación participativa y ordenamiento territorial. Fue consultor de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Brasil entre 1959 y 1961 y director general del Ministerio de Agricultura en Colombia. En 1958 contrajo matrimonio con María Cristina Salazar Camacho, una intelectual y socióloga colombiana, docente universitaria, ensayista y consultora internacional.
Como político, afianzó sus ideas de cambio social, analizó la subversión y los movimientos populares, y puso en práctica el método llamado Investigación -Acción Participativa (IAP)-. Como constituyente, desde su militancia en la Alianza Democrática M-19, impulsó un ordenamiento territorial por regiones, orientado a una organización más federal de la República.
Con su trabajo, Fals mantuvo siempre activa su inteligencia al servicio de toda causa noble. Contaba con una mente de excepcional genialidad; sus exquisitas dotes de escritor talentoso lo hicieron célebre e incluso le ganaron popularidad, reconocida en su momento por Gabriel García Márquez con quien fundó la revista Alternativa.
Era el hombre sentipensante que combinaba la razón y el amor, el cuerpo y el corazón, para deshacerse de todas las (mal) formaciones que descuartizan esa armonía y poder decir la verdad, tal y como lo recoge Eduardo Galeano en El libro de los abrazos. Rindiendo homenaje a los pescadores de la costa colombiana, se denominó a sí mismo como el hombre hicotea.
Las obras de Fals alcanzaron extraordinario renombre: Campesinos de los Andes (1955) y El hombre y la tierra en Boyacá (1957), publicadas en la década de los cincuenta del siglo XX, fueron decisivas para el conocimiento de la sociología y la psicología colectivas de nuestro pueblo andino de la meseta cundiboyacense. Tuvo una influencia decisiva en las ideas políticas, sociológicas y educativas en la segunda mitad del siglo XX, con proyecciones hacia el siglo XXI.
En la figura de Orlando Fals Borda se proyecta la imagen de una generación que buscó asimilar los cambios que se operaban en Colombia durante la segunda mitad del siglo XX, mediante la integración del conocimiento y la acción política.
Tras sus estudios de posgrado en maestría y doctorado en Estados Unidos, Fals regresó a Colombia y se interesó por la creación de la Facultad de Sociología en la Universidad Nacional de Colombia, cuyo departamento fundó en el año 1959, y de la cual fue Decano entre los años 1959 y 1967.
Fue esta la primera Facultad de Sociología creada en América Latina. Su objetivo principal fue la formación de profesionales con capacidad para realizar investigaciones científicas sobre la realidad social colombiana. En la Facultad de Sociología, Fals Borda fundó el primer posgrado de maestría en Sociología de la Educación en Colombia. Y desde esa tribuna brindó nuevas categorías interpretativas para pensar la sociedad.
En sus primeras investigaciones en esta facultad, su interés estuvo centrado en orientar los estudios de campo, con aplicación de encuestas, líneas de tiempo, entrevistas, documentación de archivo, historia oral y otros aspectos de la investigación sociológica práctica y cualitativa; es decir, del universo metodológico de las ciencias sociales.
Los diversos problemas que afrontó la sociedad colombiana en las décadas de los cuarenta y los cincuenta del siglo XX -que son los años de crisis y violencia-, hicieron pensar a muchos ideólogos, como él, Hernando Agudelo Villa, Carlos Gaviria Díaz, Alfredo Molano y Víctor Manuel Moncayo, acerca de la necesidad de un cambio en la sociedad colombiana.
Entonces, en la figura de Orlando Fals Borda se proyecta la imagen de una generación que buscó asimilar los cambios que se operaban en Colombia durante la segunda mitad del siglo XX, mediante la integración del conocimiento y la acción política.
El maestro Fals planteó la necesidad de una reforma social agraria, la justicia social, el movimiento de Acción Comunal, así como el desarrollo y progreso para el bienestar de la comunidad. Habló de la coexistencia de dos sociedades diferentes: la arcaica rural y la moderna industrial.
Desde el siglo XIX varios pensadores nacionales se interesaron por las aplicaciones de la sociología. Manifestaron que estudiar las cosas como son era un esfuerzo notable, pero si a esto se sumaba el examen de cómo habían llegado a ser, las ciencias sociales adquirían mayor vigor para orientar programas de cambio y mejoras sociales.

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