Sorprende que una entidad como el Instituto Alexander von Humboldt, generalmente digna de la mayor credibilidad, haya hecho un examen tan poco juicioso de dichas propuestas y, peor aún, que haya terminado haciendo afirmaciones completamente alejadas de la realidad, por cuanto en su documento de análisis señaló de manera categórica que “hay ausencia de políticas forestales (…) en todas las campañas presidenciales”. Tratándose de una entidad de investigación, es una pena que no se haya hecho un riguroso ejercicio de evaluación, pues en lo que respecta a Humberto de la Calle, su propuesta programática en materia forestal establecía claramente los siguientes lineamientos de política:
- Se promoverá el manejo forestal sostenible como alternativa de producción e ingresos para comunidades rurales y como estrategia clave frente a la negativa incidencia que sobre el cambio climático origina la deforestación, particularmente en áreas que fueron afectadas por el conflicto y en las que existe tradición y potencial para el aprovechamiento forestal de maderables y no maderables, mediante la articulación de acciones que incluyen claridad en la tenencia de las tierras, asistencia técnica, capacitación, incentivos económicos y apoyo en los procesos de transformación y comercialización.
Resulta evidente que el análisis del Humboldt desconoció de manera olímpica estas propuestas, lo que hace dudar sobre la seriedad y objetividad de su llamativa incursión.
- Actualización, ajuste y fortalecimiento del Plan Nacional de Desarrollo Forestal.
- Actualización y adecuación del marco normativo sobre conservación, ordenación, manejo y aprovechamiento de bosques.
- Reestructuración y fortalecimiento del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y de las corporaciones autónomas regionales para el desarrollo de acciones de planificación, asistencia técnica y capacitación forestal que garanticen la conservación y el uso sostenible de los bosques.
- Estructuración y puesta en funcionamiento del Servicio Forestal Nacional.
- Adopción de mecanismos de diálogo y resolución de conflictos generados en el uso del territorio, incluyendo la formalización, apoyo y funcionamiento de la Mesa Nacional Forestal y de las mesas forestales regionales.
- Estructuración e implementación de un programa integral para la buena gobernanza forestal, con participación activa de los diversos actores públicos y privados, seguimiento, monitoreo y divulgación de acciones y resultados.
Resulta, pues, evidente que el análisis del Humboldt desconoció de manera olímpica estas propuestas, lo que hace dudar sobre la seriedad y objetividad de su llamativa incursión como analista de las líneas programáticas ambientales de las campañas presidenciales.
Las propuestas forestales arriba mencionadas podrán servir de base para llenar el vacío programático del que, según el Humboldt, quizá sí adolezcan las dos campañas aún en contienda, pues como señalé en mi anterior columna ‘Gobernanza forestal vs. deforestación (II)’ (22 de abril de 2018), cualquiera que sea el candidato elegido, tendrá que hacer un replanteamiento general de toda la gestión forestal si se quiere empezar a tener éxito en la lucha contra la deforestación. Y dicho replanteamiento exige, como mínimo para el gobierno venidero, adoptar e implementar lineamientos esenciales de política pública forestal como los señalados.
JOSÉ MIGUEL OROZCO