La semana entrante se llevará a cabo en Cartagena la Convención Bancaria, organizada por Asobancaria, un espacio que brinda una oportunidad única para hacer un balance del dinamismo del sector.
Es claro que el sector bancario fue afectado severamente en 2023 por la desaceleración de la economía y las altas tasas de interés de política monetaria. El crédito tuvo una fuerte contracción en términos reales, notablemente el de consumo, que había tenido un crecimiento excesivo en 2022, pero también el crédito comercial. El incumplimiento de los deudores fue una causa importante de las pérdidas que experimentaron varios bancos, pero no hubo ninguna señal de crisis financiera, debido a los buenos patrones de capitalización y gestión de riesgos del sector, los cuales reflejan además los también buenos estándares de regulación y supervisión financiera que tiene el país.
La contracción del crédito se hizo menos severa en 2024 y hubo señales positivas en el de vivienda y en el comercial, aunque el de consumo siguió siendo negativo. En los primeros meses de 2025 el crecimiento del crédito total viene acercándose a un terreno positivo. La cartera vencida ha disminuido, además, en forma sustancial.
En los primeros meses de 2025 el crecimiento del crédito total viene acercándose a un terreno positivo
Otro efecto positivo es la reducción de las tasas de interés. En efecto, entre diciembre de 2023 y abril de 2025, la tasa DTF se ha reducido en 3,5 puntos porcentuales, algo similar a la reducción de la de política del Banco de la República, 3,7 puntos, y la tasa promedio de los créditos de la banca ha disminuido un poco más, 4,5 puntos, especialmente la del crédito de vivienda. Esto contrasta con las tasas de la deuda pública: la de los TES de un año solo se ha reducido en un punto porcentual, la de los TES a cinco años ha aumentado 1,4 puntos, y la de los TES a 10 años, casi dos puntos. De hecho, la tendencia negativa de las tasas de los TES de largo plazo ha comenzado a afectar la de los créditos de vivienda.
Otra contribución importante del sector ha sido el Pacto por el Crédito, virtualmente el único elemento de una política de reactivación que se ha puesto en marcha, construido conjuntamente entre el sector bancario y el Gobierno. Incluye cinco sectores estratégicos, que clasificados por el tamaño de los créditos son: manufacturero, vivienda e infraestructura, agropecuario, turismo y economía popular. Para abril de 2025, según el informe de la Superintendencia Financiera de Colombia, el Pacto por el Crédito ha alcanzado desembolsos por $ 101,7 billones, con un crecimiento del 18 % y un sobrecumplimiento del 23,7 % de la meta acordada. Los que más han crecido han sido los desembolsos para vivienda e infraestructura y los de los sectores manufacturero y agropecuario; en todos, el cumplimiento de la meta de 18 meses es ya muy amplio. Este programa ha aportado, sin duda, a la recuperación de la cartera bancaria y de la economía, y se espera un sobrecumplimiento de la meta al finalizar los 18 meses.
Un tema en el cual también ha habido avances es el de inclusión financiera. El a algún producto financiero cobija ya al 96 % de la población adulta. Es especialmente alto en cuentas de ahorro y billeteras o monederos. Sin embargo, el al crédito sigue siendo limitado: solo el 35,5 % de la población adulta tenía al menos un producto de crédito vigente con el sector financiero, especialmente tarjetas de crédito.
Esta proporción se eleva al 50,5 % si se incluye el sector formal no financiero (el comercio y las fintechs no captadoras). Hay además brechas de género y regionales, en este último caso en departamentos con mayor población rural y comunidades indígenas y afrodescendientes. Esta es un área donde debe haber, por lo tanto, más avances, incluyendo el fortalecimiento del sistema cooperativo, productos a la medida de segmentos vulnerables y desatendidos, la profundización del sistema de pagos digitales y un sistema más amplio de garantías.
JOSÉ ANTONIO OCAMPO