Sobre el fracasado llamado del presidente Petro a un paro nacional indefinido, varios “recorderis”.
Una de las frases claves sobre su paternidad la pronunció en Barranquilla: “Si tocara ir a una huelga indefinida, el presidente no atacará al pueblo de Colombia sino que se pondrá del lado del pueblo. Y si por eso me van a echar, entonces se convocará a la revolución en Colombia”. Pero primero habíamos visto el famoso pantallazo celular captado por Semana sobre la pregunta que se intercambiaron Petro y su mininterior, cuando el Congreso tumbó la consulta popular: “Quién convoca la huelga general. ¿A quièn se le dice que lo haga?” (sic). Sobre el chat, Benedetti salió a aclarar en Blu con una de sus frases de colección: “Lo que dice allí no es lo que dice allí”.
Es muy claro por qué Petro y su gobierno salieron velozmente a negar tal paternidad. Muy temprano el miércoles se hizo claro que no saldrían multitudes a las calles. (¿Escasearon los sanduchitos y juguitos, los buses, o todo?).
A Petro le faltaron dos cosas: pueblo y causa.
Si hubieran salido millones, Petro y sus escuderos se los habrían atribuido inmediatamente a la popularidad del Gobierno. Pero como salió mal, dejaron solo al señor Fabio Arias, presidente de la CUT, quien permitió que lo instrumentalizaran como un imberbe mental, quedando como el verdadero responsable de los resultados de la jornada, mientras revelaba al país: “(...) el bloqueo del transporte masivo (...) era una de las tantas formas con las cuales veníamos a realizar este paro”. El alcalde Carlos Galán salió valientemente a denunciar que las acciones a las que se refirió Arias “fueron pensadas para joder a la gente”. El sindicalista se justificó: “Delito sería dañar los vehículos, agredir a las personas, pero parar el tráfico, no”. Resultado, unas docenas de encapuchados coartando la movilidad de millones de ofendidos ciudadanos: pésimo negocio el que hizo el Gobierno.
La verdad es que a Petro se le está acabando la gasolina para hacer política callejera de tanto “menear” al pueblo. Su gobierno es solo de retórica y agitación, pero sin resultados. Y su imagen amenaza con vararse en la de un dirigente perezoso, mentiroso y vicioso. ¿Quién podrá ordenarle su agenda y su vida para que en lugar de llegar 6 horas tarde a los eventos que le organizan, Petro logre reducir sus usuales retrasos a sus justas proporciones? ¿O como mínimo, que llegue?
La verdad es que a Petro se le está acabando la gasolina para hacer política callejera de tanto 'menear' al pueblo
Otra consecuencia de los resultados de miércoles y jueves fue que Benedetti aceptó, en medio de esta frustración, que si pasa la reforma laboral como el Gobierno quiere, considerarían no insistir con la consulta popular. Tendrán que pensarlo muy bien. Porque, como el paro, la consulta le tomaría la temperatura a la aceptación del Gobierno entre los colombianos; y si este termina arriesgándose para utilizarla como vehículo de las campañas parlamentaria y presidencial, se perderían más de $ 700.000 millones invertidos en una campaña de Petro (parte de lo que el ministro de Hacienda pretende recolectar con la decisión de ponernos a los colombianos a pagar en el 2025 los impuestos del 2026). Ah. Y que, según otra genialidad de Benedetti sobre ese costo, “es una discusión bastante insuperable. Cualquier peso que se le meta a la democracia no es desperdicio”.
El pueblo que Petro presenta como suyo, pero que somos todos los colombianos entre quienes él gusta o no, fue el verdadero protagonista de la jornada. Se hizo claro que la gente quería trabajar, llegar sana y salva a su casa y que está jarta del desorden y de la violencia. A esa gente le aparecieron por lo menos dos caras visibles, la de doña Estela y la de doña Yaneth, en Popayán y en Usaquén, quienes con su actitud valerosa lograron convocar a los vecinos y espantar a los malandros. Hoy todos debemos ser doña Estela y doña Yaneth. Y hacer parte de los millones de colombianos que salieron a cumplir con sus oficios y deberes sin dejarse amedrentar por las amenazas del que se anunciaba como el estallido social autoconvocado por el Gobierno, pero del cual terminaron como únicos responsables el instrumentalizable señor Arias y su combo. Y de paso quedaron en evidencia de un delito.
Entretanto... Luego de la gran medición de esta semana sobre qué quiere el pueblo colombiano, ahora nos falta escoger quién va a liderar esa necesidad de orden cotidiano. Por eso resultará interesantísimo el debate de Asobancaria, miércoles, jueves y viernes de semana entrante, que no se puede llamar “de candidatos”, porque aún hay muchos que no dan el paso, sino de “presidenciables”. Está planeado que sean tres grupos de seis. Pero como son más de 60 los que aspiran, por lo menos quedarán 50 de ellos bravos por falta de invitación... Buena prueba la del exministro Jonathan Malagón, el organizador.
MARÍA ISABEL RUEDA