Es innegable la alegría de escribir y irar países de impresionantes bellezas. Hoy quiero referirme a dos que han abierto generosamente las puertas a los colombianos sin necesidad de visas. Son ellos Indonesia, país bellísimo por donde se lo mire, y Marruecos, para muchos viajeros del mundo el paraíso de la magia y de los sueños. Indonesia acaba de suprimir la visa a los turistas colombianos, gracias a las amables gestiones del embajador Tatang Budie Utama Razac.
Estas gestiones del embajador del asiático país en Colombia se convierten automáticamente en una invitación para alistar maletas con destino al país de la fabulosa Bali y del dragón de Komodo.
Indonesia posee todo lo que los más exigentes y cultos viajeros pueden anhelar. Para los colombianos Indonesia representa, ¿cómo decirlo?, un reto especial. En efecto, el país más rico en biodiversidad del planeta es Brasil, y el segundo, Colombia. Si nos atenemos al tamaño de los países, Colombia sería el primer país, por unidad de área, en esta riqueza natural en el mundo. Pero... en algunas listas aparece primero Brasil y luego Indonesia, relegando a Colombia al tercer lugar.
Marrakech es una ciudad fantástica, Patrimonio de la Humanidad, ella y su célebre plaza de Yamaa el Fna, entrada del desierto.
Las selvas de Indonesia le proporcionan toda la riqueza en flora y fauna, en la que no faltan los tigres, los elefantes y los orangutanes. Como sea, lo importante es que Indonesia es un país de inmensas riquezas y bellezas naturales, muchas de ellas únicas en el mundo. Comencemos por los 400 volcanes. Sus estampas son de una belleza impresionante y presenciar el amanecer en la cima de uno de ellos es una experiencia inolvidable. Continuemos con sus miles de playas. Nombrar las más famosas llenaría muchos párrafos. Cerca de Bali destaco Caanggu y Padang Padang.
Lo que más iro de Indonesia son sus templos, que parecen moradas de dioses. El de Borubudum figura como el templo budista más bello del mundo, y destaco el de Pura Ulum Danu Bratan, en medio de un lago cerca de Bali. Es fantástico. Indonesia se reparte en miles de islas, algunas entre las más famosas del mundo: Borneo, Sumatra, Célebes, Java, Nueva Guinea, Molucas y Sonda y todas, a cuál más, ricas en bellezas naturales, templos, selvas y playas. La amabilidad y hospitalidad de los indonesios es proverbial, y la seguridad del país es notable.
El primer país africano en abrirnos con generosidad sus puertas fue Marruecos, gracias a las gestiones de la inteligente y competente embajadora en Colombia, Loudaya Farida. Los artistas, pintores, fotógrafos y cineastas declaran que la luz más bella e inspiradora del mundo se encuentra en Marruecos. De hecho, en sus estudios y en la kasbah de Ait Ben Hadu se han filmado más de quince superproducciones del séptimo arte.
Las ciudades imperiales de Marruecos, Rabat, Fez, Mequinez y Marrakech exhiben en sus palacios y fortalezas todo el encanto y magia de Las mil y una noches. Marrakech es una ciudad fantástica, Patrimonio de la Humanidad, ella y su célebre plaza de Yamaa el Fna, entrada del desierto. Al sur, en el Sahara marroquí iniciaban la travesía del Atlántico en los frágiles monomotores los aviadores heroicos de la Aéropostale, Saint-Exupéry –el autor de El Principito–, Jean Mermoz y Henry Guillaumet. Casablanca, la mítica ciudad, fue sede de la inmortal película, de la reunión de los jefes de las potencias occidentales en 1943 para planear la invasión a la Europa de Hitler y alberga, además, la fabulosa mezquita de Hasan II. El desierto del Sahara muestra su más impresionante magia y misterio en las dunas de Erg Chebbi. Marruecos es la entrada al paraíso.