Una lectura integral de los trinos posteados en X por el presidente Gustavo Petro entre las 3:07 y las 4:35 de la madrugada del domingo 26, que desataron una crisis con Estados Unidos que hubiese podido quebrar al país por los aranceles del 25 % con que Donald Trump amenazó nuestras exportaciones, deja una preocupación profunda sobre la personalidad, el estado de ánimo y el cabal juicio del jefe del Estado.
Salpicados de crímenes de lesa gramática, los trinos pasaban del tuteo al ustedeo a Trump, erraban en la concordancia entre verbo y sujeto, brincaban del antiguo Egipto a Chiribiquete, de Salvador Allende a las mariposas amarillas de ‘Cien años de soledad’, introducían memes basados en Los Simpson, mientras Petro se veía a sí mismo como el último Aureliano Buendía. En su delirio rayano en la megalomanía, retó a Trump a que lo tumbara, se declaró dispuesto a morir, convocó una cumbre de mandatarios latinoamericanos e hizo llamados, no a los colombianos, sino a la humanidad entera.
No es la primera vez que el Presidente se desata así, a esas horas. Pero en esta ocasión expuso al país a desastrosos efectos cuando anunció que no aceptaría los aviones con migrantes expulsados de Estados Unidos y, con ello, despertó la ira de Trump. La conducta de Trump es a todas luces censurable: se comporta como un arbitrario bravucón sin reparar en la responsabilidad que implica mandar a la primera potencia del planeta. Pero justamente por eso, y porque va a durar cuatro años en la Casa Blanca, se impone actuar ante él con cabeza fría, tino y buen juicio.
No es la primera vez que el Presidente se desata así, a esas horas. Pero en esta ocasión expuso al país a desastrosos efectos cuando anunció que no aceptaría los aviones con migrantes expulsados de EE. UU. y, con ello, despertó la ira de Trump
Lo peor es que, horas más tarde, Petro tuvo que recular y tragarse sus trinos de modo vergonzoso, ver cómo ningún mandatario le caminaba a la cumbre que él promovía y cómo la prensa internacional exponía su oso monumental. Y tuvo que aceptar los vuelos de migrantes, gracias a la intervención salvadora del canciller saliente, Luis G. Murillo; de su remplazo, Laura Sarabia, y del embajador en Washington, Daniel García-Peña. El embajador le reconoció a Blu Radio que, en esas horas tan graves, no vio al Presidente, aunque dijo, sin dar precisiones, que había o con él. “¿Dónde estaba Petro el domingo en la madrugada cuando escribió ese trino? (...) ¿En qué condiciones estaba?”, se preguntó ‘El Colombiano’ en su editorial del martes.
El episodio entero puede inscribirse en lo que el artículo 175 de la Constitución denomina “indignidad por mala conducta”. Los expertos sostienen con razón que, aparte de un cargo de la mayor responsabilidad, ser Presidente de la República es una dignidad que implica obligaciones de conducta que pueden incumplirse sin necesidad de cometer un delito: basta una actuación que manche gravemente la dignidad presidencial.
Lo ocurrido en la madrugada del domingo 26 está rodeado de indignidad: la hora de los trinos y el estado de irreflexión evidente por su deplorable gramática, su falta de discernimiento y de sindéresis (capacidad de juzgar correctamente) y, claro está, el altísimo riesgo al que expuso a Colombia. Para los constitucionalistas, la dignidad queda comprometida cuando el Presidente se desentiende, de modo ligero, de los intereses del país, y cuando se aparta del decoro exigido a un jefe de Estado.
En sana lógica institucional, procedería que la Cámara de Representantes acusara al Presidente ante el Senado por indignidad derivaba de mala conducta. Pero eso no va a pasar, ni es deseable que pase porque Petro se victimizaría, dispararía la polarización, radicalizaría hasta la violencia a sus seguidores, y eso sería terrible para la estabilidad política, económica y social. Pero además, si el juicio se abriera paso y el Presidente fuera destituido, lo remplazaría la vicepresidenta, Francia Márquez, algo aún más peligroso que dejarle a Petro los 18 meses que le quedan, con la esperanza de que no cause demasiados desastres.
MAURICIO VARGAS
IG: @mvargaslinares