Terminamos un COP y empatamos con otro. Al COP16 de Cali le sucedió el COP29 de Bakú sobre el cambio climático. El mundo anda de COP en COP, de tumbo en tumbo, y en cuanto a resultados terminan COPiándose. En el segundo día del COP29 el primer ministro de Albania regañó a los 66.000 delegados al certamen y no ahorró palabras para echarles en cara la inefectividad del “blablablá”. Así les dijo: “¿Qué diablos hacemos en estas cumbres? La gente come, bebe, se encuentra, se hacen fotos juntos, mientras los líderes sin voz se escuchan como telón de fondo. Para mí eso es lo que pasa en nuestros días en el mundo real. La vida sigue exactamente igual con sus viejos hábitos. Nuestros discursos llenos de buenas palabras sobre cómo combatir el cambio climático no cambian nada”.
Y siguió: “Qué significa todo esto para el futuro del planeta si los mayores contaminadores del mundo siguen como si nada”. Y esto lo dijo un día después de que el presidente de Azerbaiyán con total desfachatez proclamó que el gas y el petróleo “son un regalo de Dios”. Y así terminó su filípica ante la mundial asamblea: “¿Qué diablos estamos haciendo aquí en estas cumbres, una y otra vez, si no hay una política común en el horizonte para ir más allá de las palabras y unirnos para una acción significativa?”.
En la misma asamblea y con la misma intención resonaron las palabras del premio Nobel de economía Muhammad Yunus: “Hemos elegido un estilo de vida que va en contra del medio ambiente y aceptamos este marco económico como algo tan natural como el sistema planetario”. Si hubieran estados los dos en el COP16 de Cali hubieran dicho lo mismo.
Los colombianos debemos defender como sea nuestras riquezas naturales de agua, flora y fauna. Punto.
Vuelvo a aspectos amables de nuestro COP16 de Cali. En la Zona Verde hubo muchos stands dignos de iración por la creatividad y la belleza de los arreglos. Destaco el para mí más irable de todos: el domo de Parques Nacionales Naturales. Todos los días las colas de turistas eran interminables para ver el espectáculo en 360 grados con el que el fotógrafo Fernando Riaño plasmó la belleza de 12 parques naturales.
Son muchos los colombianos y muchas las acciones que se llevan a cabo para colaborar con el medio ambiente; la labor de los fotógrafos que nos hacen conocer las bellezas de nuestra tierra y al mismo tiempo nos animan a defenderlas, es destacable. Un grupo de conocidos fotógrafos de Cali montó una exposición con 40 espectaculares fotos de la laguna de Sonso, con el título de: ‘Sonso, agua y vida’. La laguna está localizada en el complejo de humedales de la cuenca alta del río Cauca, que es una subcuenca del Magdalena y se encuentra en el centro geográfico del Valle entre los ríos Guadalajara y Sonso. Los fotógrafos forman el “Búnker fotográfico” y son los siguientes: Guillermo Londoño, Rodrigo Bueno, Antonio Leunda, Samuel Gómez, Augusto Ilián, Arturo Mantilla, Juan Carlos Hincapié, Tomás Magaña, Fernando de los Ríos y Andrés Navia.
Los indígenas del Amazonas, los de la Sierra Nevada de Santa Marta y los del valle de Sibundoy tuvieron notable representación en la Zona Verde, así como varios países europeos. Vimos también a un indígena de Sibundoy que practicaba sanaciones a pacientes ocasionales. Como es sabido, los Estados Unidos no participan en estas reuniones, siendo ellos los mayores contaminadores de la atmósfera y responsables del cambio climático. Su presencia la llevó a cabo Usaid, fondo que colabora con diversas campañas del medio ambiente en Colombia. Los colombianos debemos defender como sea nuestras riquezas naturales de agua, flora y fauna. Punto.