"Estábamos conmovidos de poder ver a una población que no veía al Estado desde hace más de 20 años", dijo la viceministra de Defensa en respuesta a las críticas por la selfi que publicó en redes durante la visita de los ministros del Gobierno Nacional al corregimiento de El Plateado, en el municipio de Argelia, en el Cauca, horas después de la operación Perseo, cuya reacción de las disidencias dejó más de 14 heridos. La frase de la viceministra es la que mejor sintetiza lo que significan los esfuerzos del gobierno Nacional por llegar a los territorios. O, para ser más precisos, "visitar" los territorios más alejados y abandonados del país, con la intención de cambiar su vida de ahí en adelante. ¡¡Cuanta inocencia!!
No es la primera vez que sucede, ni son los primeros que van de "visita". Una larga lista de funcionarios de todas las instituciones y niveles de gobierno que han preparado sus proyectos y, cuando logran llegar, encuentran todos los obstáculos y terminan en lo mismo: no haber podido hacer nada. Quizá por eso también se reconozcan comprensivos "de la ciudadanía y el desconcierto que genera nuestra visita", como lo hizo la viceministra.
Pero no se trata del fracaso de unos funcionarios que, por más alto rango que tengan y por más blindados que estén sus chalecos y sus cascos, pretenden llegar al territorio con proyectos y con plata para cambiarles la vida a los pobladores. Ni los proyectos responden a las necesidades de la gente (ni a la capacidad real de los territorios para gestionar esos proyectos), ni tampoco generan multiplicadores de largo alcance para la población.
Más que dotar de cascos y chalecos antibalas a entusiastas burócratas, habría que restablecer el sistema de relaciones que democratiza el uso de los recursos y la definición de las políticas.
En realidad, lo que ha fracasado es el sistema de relaciones intergubernamentales. Ese que rige los mecanismos y procesos a través de los cuales los gobiernos (nacional, regional, local) interactúan para gestionar, asignar, ejecutar y controlar los recursos requeridos para poner en marcha decisiones de política pública, coordinar acciones; o resolver conflictos en la planeación o ejecución de los proyectos de desarrollo.
En Colombia, los ministros no se sienten obligados a trabajar con los gobernadores y alcaldes los proyectos que se van a ejecutar en sus territorios. Lo mismo que estos tampoco entienden que deben coordinar con aquellos las obras que se vayan a adelantar en sus territorios. Aquí está la gran falla. No hemos logrado poner en marcha el sistema de planeación, cooperación, integración de las políticas para el desarrollo, que formalmente está regido por la Ley 1454 de 2011 (ley orgánica de ordenamiento territorial) y en los sectores está regulado por instancias tales como el sistema nacional de salud, el sistema nacional de educación o el sistema nacional del deporte.
Ese quizá sea uno de los problemas que tienen bloqueada la implementación de los acuerdos con las Farc. El presidente Santos nunca entendió que la implementación podía ser viable si se hubiera contado con los gobiernos territoriales. El diseño para la ejecución de los recursos del Fondo Colombia en Paz fue el mejor ejemplo. Se hizo sin ningún tipo de consultas. Pero, eso sí, entre los $ 129,5 billones que definió el Ministerio de Hacienda que costaban los acuerdos, ahí sí metieron los recursos del Sistema General de Participaciones en el Sistema General de Regalías, y los recursos propios de los municipios. Pero nadie les consultó nada.
No se trata de que cada entidad mande a sus funcionarios al territorio a que descubran un país que no conocen. Más bien, se trata de restablecer el sistema de relaciones intergubernamentales que orientan y regulan la gestión, asignación y ejecución de los recursos públicos en el territorio. Para blindar la intervención del Estado en los territorios, más que dotar de cascos y chalecos antibalas a unos entusiastas y emocionados burócratas, habría que restablecer el sistema de relaciones que de verdad democratiza el uso de los recursos y la definición de las políticas. Lo demás es lo de menos.
* Profesor titular de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional