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Análisis
Avión de regalo, millonarios contratos y reuniones con cuestionados líderes, lo que dejó gira de Trump por O. Medio
El republicano logró un récord de inversiones estimadas en 4 billones de dólares en apenas cuatro días.
Donald Trump tuvo la primera gira de su segundo mandato por Oriente Medio. Foto: Archivo EL TIEMPO / Agencias AFP y EFE
La primera gira internacional de Donald Trump terminó siendo una página más en el libreto que ha caracterizado sus primeros cuatro meses en la Casa Blanca: heterodoxa, rompiendo arquetipos, con énfasis en lo económico, pero con impredecibles apuestas geoestratégicas.
A diferencia de mandatarios anteriores, que escogieron países aliados como Canadá, México o el Reino Unido como destino de su periplo inicial, el republicano volvió a apuntar a Oriente Medio -como lo hizo en su primer mandato- con paradas en Arabia Saudí, Catar y los Emiratos Árabes Unidos.
El preludio de su viaje fue otro giro de 180 grados al anunciar un acuerdo comercial con China-vigente por 90 días- para reducir los aranceles a las importaciones a un 30 por ciento, del 145 por ciento que había impuesto hacía pocas semanas.
El presidente Donald Trump firmó un importante acuerdo en Arabia Saudí. Foto:AFP
El pacto fue recibido por los mercados con alivio ante los temores de una recesión mundial, pero fue interpretado como una capitulación a su promesa de “desacoplamiento total” frente a su rival económico, el gigante asiático, para revivir el sector productivo de su país.
También es cierto es que la política exterior estadounidense lleva décadas estancada en parámetros fijos que vale la pena revisar
Como lo señaló el editorial del diario conservador Wall Street Journal: “El presidente desató una guerra con Adam Smith (celebre economista, pionero del capitalismo) y perdió”.
Donald Trump y su rol de mediador en los conflictos regionales
Ya en Riad, y con todo el Atlántico de por medio, el impredecible mandatario volvió a romper el molde con tres anuncios que le dieron la vuelta al mundo.
Por un lado, un pacto con la organización terrorista Hamás, hecho a las espaldas de Israel, que condujo a la liberación del último estadounidense retenido por este grupo desde el mortal ataque en 2023 contra el territorio judío.
Luego, y aún más sorprendente, se reunió a manteles con el nuevo líder interino de Siria, Ahmed al-Sharaa, -respaldado por Turquía y perseguido como terrorista por el Consejo de Seguridad de la ONU y Estados Unidos- y anunció la exclusión de este país de la lista de patrocinadores del terrorismo y el levantamiento de las sanciones económicas que han pesado desde hace 45 años.
Prometió, a su vez, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, rotas desde el 2012, y una nueva era para ambos países.
Donald Trump (izq), Mohammed bin Salman y Ahmed al-Sharaa Foto:AFP
Para ponerlo en contexto, al-Sharaa, que llegó al poder tras la caída en diciembre del dictador Bashar al Assad tras más de una década de guerra civil, hizo parte del Hay’at Tahrir al-Sham, un grupo islamista conectado con Al-Qaeda, la organización de Osama Bin Laden responsable de los ataques terroristas contra Washington y Nueva York de septiembre del 2001.
Un relacionamiento que hace Trump en detrimento de sus aliados europeos, pero bajo la justificación de que hace parte de los ingredientes para lograr un acuerdo que acabe con la guerra en Ucrania y que siguió moviendo en paralelo con un encuentro entre las partes este jueves en Turquía, aunque sin la presencia de Vladimir Putin.
El acercamiento a Siria, según analistas, es estratégico y motivado por los países del Golfo que le han pedido a Trump apoyar al nuevo mandatario para debilitar aún más a Irán, su principal rival regional, y que ya ha sufrido reveses por las derrotas sufridas en Yemen, Líbano y Gaza.
Sin embargo, la carambola a tres bandas de Trump también incluyó una rama de olivo para Teherán. El jueves, mientras estuvo en Catar, el republicano aseguró que su país se está acercando “tal vez, a hacer un trato" sobre su programa nuclear.
Unas horas antes, Ali Shamjani, asesor del líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, dijo en una entrevista en la cadena NBC que su país está dispuesto a aceptar restricciones de dicho programa a cambio del levantamiento inmediato de las sanciones estadounidenses.
Presidente de EE. UU., Donald Trump, saluda al presidente sirio Ahmad al Sharaa, Foto:AFP
El mandatario, que durante la campaña del 2024 había prometido poner fin a las “guerras eternas” en Medio Oriente, incluso insinuó la posibilidad de restablecer las relaciones con el régimen islámico y acabar de una vez por todas con un conflicto no declarado que lleva más de 40 años.
“Nosotros no tenemos enemigos permanentes”, dijo el presidente al referirse a Irán. Declaraciones que sin duda no cayeron bien en Tel Aviv -la principal amenaza de Israel- pero que, según Trump, sería el más beneficiado si sus esfuerzos por pacificar la región dan resultados.
Un mensaje atípico e inesperado para un presidente de corte aislacionista y enfocado en su estrategia de América Primero, pero que en semanas recientes se lanzó en una aventura militar al bombardear a los rebeldes hutíes en Yemen y terminó de mediador entre India y Pakistán para evitar que escalara el conflicto entre estas dos potencias nucleares.
“Es paz a través de fortaleza”, dijo el secretario de Defensa, Pete Hegseth, que acompañó al mandatario en esta primera gira.
El objetivo central de la gira de Trump: firmar millonarios acuerdos
El viaje de Trump a Oriente Medio, por supuesto, también tuvo un alto componente transaccional y económico con el anuncio de una serie de negocios, cuyos elevadísimos montantes son difíciles de verificar a largo plazo.
Es una gira de récord. Nunca ha habido una gira capaz de generar en total 3,5 o 4 billones de dólares en apenas cuatro o cinco días
Arabia Saudí prometió inversiones de hasta 600.000 millones de dólares y Catar invertirá 10.000 millones de dólares en la base militar Al Udaid, la mayor base estadounidense en la región.
El emir de Catar, el jeque Tamim bin Hamad al-Thani (d), y Donald Trump. Foto:AFP
Por su parte, Catar Airways anunció un pedido de 160 aviones Boeing por un valor de 200.000 millones de dólares, mientras que Emiratos Árabes Unidos anunció 1,4 billones de dólares en inversión el semiconductores, manufactura e Inteligencia Artificial para los próximos diez años.
"Es una gira de récord. Nunca ha habido una gira capaz de generar en total 3,5 o 4 billones de dólares en apenas cuatro o cinco días", aseguró Trump.
Elon Musk, lujoso avión de regalo y los nexos de su familia que causan polémica
En la delegación estadounidense también estuvo el magnate Elon Musk, cuya presencia genera polémica en Estados Unidos por la confluencia de los intereses públicos con los privados y hasta personales.
De hecho, las paradas de Trump en este viaje -desde Arabia Saudí hasta Catar y los Emiratos- se alinean casi perfectamente con los países en los que sus hijos han firmado acuerdos comerciales en las últimas semanas en nombre de la Organización Trump, su empresa familiar, y World Liberty Financial, una firma de criptomonedas que comenzó en septiembre y que fue cofundada por la familia Trump y Zach Witkoff, uno de los hijos del enviado de Trump a Oriente Medio, Steve Witkoff.
Donald Trump junto al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman. Foto:AFP
Recientemente, la Organización Trump también firmó un acuerdo para construir un campo de golf en Catar con financiamiento saudí, lo que plantea dudas sobre posibles conflictos de interés y que se añade a la controversia que desató esta semana el “regalo” de un avión 747 avaluado en más de 400 millones de dólares que le hizo Doha.
“Sería muy estúpido si no recibiera este tipo de regalos”, dijo el mandatario al referirse al avión, que serviría como reemplazo al famoso Air Force One que usan los presidentes de Estados Unidos para transportarse.
De acuerdo con Hussein Ibish, analista del Instituto para los Países del Golfo -que opera en Washington- Medio Oriente era un primer destino natural para el mandatario republicano.
“A diferencia de México, Canadá y Europa, países y regiones con las que se ha peleado y podría enfrentar protestas por sus anuncios de castigo comercial, con los líderes árabes hablan un mismo lenguaje y en un ambiente más controlado que favorece al presidente. Es una estructura muy patriarcal, similar a la que Trump quiere imponer en EE. UU.”, dice Ibish.
Los riesgos y consecuencias de las apuestas de Trump en su primera gira internacional
Las apuestas en simultánea de Trump, en todo caso, vienen también con riesgos y consecuencias.
Por ejemplo, su alineamiento inicial con Rusia en detrimento de Europa y Ucrania, que aún no produce resultados; la guerra comercial que desató con China y todos los países del mundo, de la que ya reculó parcialmente; o las disputas con Canadá, que terminaron empujando un triunfo de los liberales en las pasadas elecciones cuando el terreno estaba servido para el regreso de los conservadores al poder.
El asesor principal del presidente estadounidense Elon Musk en Arabia Saudita. Foto:AFP
Para Phillip Bump, analista del Washington Post, si algo ha dejado claro Trump en estos primeros meses es que es “un disruptor y un negociador, con grandes ambiciones de poner fin a los conflictos globales e impulsar la economía estadounidense. Pero también puede ser un destructor, como ha demostrado en muchas de sus políticas internas y también externas”.
A diferencia de México, Canadá y Europa, países y regiones con las que se ha peleado y podría enfrentar protestas por sus anuncios de castigo comercial, con los líderes árabes hablan un mismo lenguaje y en un ambiente más controlado que favorece al presidente.
Para el analista, pese a su carácter impredecible y a veces improvisado, es importante ofrecerle el beneficio de la duda.
“Yo no apostaría mi casa, o la seguridad de Israel a esta estrategia -afirma Bump-. Pero lo que también es cierto es que la política exterior estadounidense lleva décadas estancada en parámetros fijos que vale la pena revisar”.
Donald Trump posa con los líderes del Golfo durante la cumbre en Riad. Foto:AFP
El año pasado, en la recta final de la contienda electoral, el entonces candidato se refirió a un concepto que provocó algo de risa entre sus detractores.
“Yo lo que suelo hacer es ‘el tejido’. ¿Saben que es ‘el tejido’? Hablo de 9 cosas diferentes que luego se juntan de manera maravillosa”, afirmó el republicano al explicar la contradicción en algunas de sus posiciones.
Algo que ya como presidente, y que volvió a demostrar esta semana en Oriente Medio, está poniendo en práctica. Ojalá, el tejido le salga y no termine convertido en un enredo de dimensiones inesperadas.
Santiago Andrés Venera Salazar - INTERNACIONAL - EL TIEMPO