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Reclutamiento y violencia: la guerra se ensaña con los niños en Arauca

El horror de la guerra
se ensaña con los
niños en Arauca

Los niños, niñas y adolescentes del departamento se exponen a diario al reclutamiento forzado de grupos ilegales y a varios tipos de violencia. Hay alerta por la deserción escolar.

Por: DAVID LÓPEZ BERMÚDEZ

EL TIEMPO

Estaban en una camioneta gris, grande. Era la noche de un domingo. Había nueve personas en el vehículo. Cuando iban pasando por una vereda, en la vía que comunica a Santo Domingo con Puerto Rondón, en Tame, fueron atacados a bala. Cuatro personas murieron: dos menores de edad, entre los muertos. La vida de los niños, niñas y adolescentes en Arauca no es como en un cuento de hadas ni de superhéroes, es como una pesadilla que se repite entre amenazas, panfletos, balas y asesinatos.

En este departamento, la infancia está marcada por el miedo. Con el recrudecimiento de la violencia este año, causado por la guerra entre las disidencias de las Farc y el Eln, las familias volvieron a sentir miedo, algo que no sucedía en por lo menos diez años. No es que se hubiera ido esa sensación, si no que se había reducido con el proceso de paz y la vida parecía encontrar una nueva normalidad sin el conflicto.

Pero todo cambió después de que guerrilleros del Eln asesinaron a unos 27 hombres de las disidencias de las Farc, el 2 de enero. La disputa del territorio a sangre cada día ha hecho que las dinámicas sociales cambien de nuevo.

En las calles de las principales ciudades, pero sobre todo en la zona rural, se habla de reclutamiento forzado. Es un tema que se trata como un secreto a voces. Aunque las cifras oficiales reportan algunos casos, entre las veredas y casas se comenta sobre el aumento de este delito, razón por la que autoridades y organizaciones han tratado de intervenir para proteger a los pequeños.

La Defensoría del Pueblo alertó en enero de este año sobre esta situación. “Hacemos eco del llamado de las comunidades para que los grupos armados ilegales respeten a la población civil, que la mantengan al margen de sus actividades, que cesen los homicidios en su territorio, que no se recluten menores de edad y frenar toda acción que lo obligue a dejar su territorio”, dijo el defensor Carlos Camargo en ese momento.

EL TIEMPO conoció varios casos en los últimos meses. En enero, un panfleto firmado por ‘Antonio Medina’, jefe del frente 28 de las disidencias de las Farc, les llegó a varias viviendas con un mensaje que puso a frío a más de uno: “Ante esta nueva revolución queremos informarles que su hijo debe venirse a pagar ‘servicio militar’ con nosotros”.

De inmediato se encendieron las alarmas. Como pudieron, las familias sacaron a sus hijos de sus casas en el campo para enviarlos ocultos a las ciudades. La madrugada era el momento para hacerlo. En total, nueve niños fueron sacados en vehículos a otros departamentos, en un operativo conjunto entre la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos, Bienestar Familiar, Defensoría del Pueblo y personeros de los municipios de Saravena, Fortul y Tame, con el apoyo de Unicef.

Otros hechos se han registrado en la frontera con Venezuela. Organizaciones como Save The Children y la Coalición contra la vinculación de niñas, niños y jóvenes al conflicto armado en Colombia (Coalico), han alertado sobre este tema. Una adolescente de 16 años casi fue reclutada por el Eln, luego de que un guerrillero intentó acercarse a ella y la intentó seducir a través de cartas y mensajes. La familia vivía en zona rural, pero frecuentaba Arauca y pasaba al menos una semana a El Amparo de Apure, en el país vecino. “Se le aparecía en el colegio y sabía dónde vivía. Le decía que se fuera con él, que le daba todo lo que quería”, le dijo a este diario una fuente cercana de la niña. Los papás se habrían dado cuenta del hecho y la sacaron del departamento.

Esta táctica, aunque ha sido usada durante años por grupos ilegales, se ha vuelto recurrente. A las niñas las intentan seducir y a los niños les muestran carros, motos y dinero, y los persuaden con cosas materiales. A muchos los an, incluso, a través de redes sociales, como Facebook y WhatsApp. “Los guerrilleros se visten como civiles y se la pasan en varias partes, entre habitantes. Muchos saben quiénes son. A veces hasta se quedan por el malecón (en Arauca) y miran quiénes están ahí”, señala la fuente.

Coalico alertó en un documento de balance del 2021 que el reclutamiento forzado “está asociado al control territorial de los actores armados” y se potencia con “el cierre de escuelas y el aumento de casos de violencia intrafamiliar asociados al confinamiento por la pandemia”.

Cifras del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) dan cuenta que entre 1999 y 2022 fueron reclutados 302 niños, niñas y adolescentes en Arauca. Las regiones con mayor índice han sido Tame y Arauquita.

La entidad reporta que entre 1999 y 2022 ha habido 335 niños, niñas y adolescentes desvinculados en Arauca, es decir, son los menores de 18 años que han participado en la guerra y fueron capturados, se entregaron de forma voluntaria a las autoridades o han sido entregados por el grupo armado ilegal. En 2021 hubo diez casos y en lo que va del 2022, cuatro.

Menos estudiantes, más riesgo

Menos estudiantes,
más riesgo

Según los reportes oficiales, para 2022 se matricularon 4.601 estudiantes menos en colegios en comparación al 2021. La Secretaría de Educación del departamento indica que los cursos donde más se ve la deserción escolar son sexto y noveno en zonas rurales.

La Gobernación tiene registrado que entre las razones está el desplazamiento forzado, cambio de domicilio, desempleo y muerte de alguno de los padres, algo que se ha reportado con frecuencia en los últimos meses, como el caso de la familia que denunció en un video en redes sociales que su esposo, un campesino, había sido secuestrado y horas después apareció muerto.

Y es que la guerra entre disidencias de las Farc y el Eln ha tenido asediados a los municipios. A comienzo de año, por ejemplo, cuando desde el Gobierno Nacional se anunciaba el retorno a la presencialidad en los colegios del país, muchos estudiantes araucanos no pudieron asistir por miedo y porque, como aseguraron padres de familia, varias rutas escolares no hacían los recorridos correspondientes.

La Asociación de Educadores de Arauca (Asedar) señaló en un comunicado que “para los niños en Arauca el 2022 es un año muy crítico, como consecuencia del conflicto armado entre grupos armados, la falta de transporte escolar y la impresionante carestía sin contar los efectos del covid”.

A esto se suma que al menos 24 profesores han sido amenazados, según cifras oficiales. Al menos 14 han salido del departamento. Pero también hay docentes que han determinado suspender sus actividades hasta que les “paguen los retroactivos de enero, febrero y marzo del 2022”, según comunicaron en una asamblea en la Institución Educativa Liceo Tame. Un personero, que pidió expresamente no mencionar su nombre, asegura que la deserción escolar es un “factor determinante en la guerra porque los grupos armados aprovechan para persuadir con cosas fáciles a los estudiantes y los reclutan. Muchos están por días o meses y los sueltan, a otros los llevan al monte y desaparecen”.

En eso coincide un sacerdote que siguió de cerca varios casos en Tame y Arauquita: “El reclutamiento se ha connaturalizado. Se han escuchado excusas como que ‘aquel se quiso ir’ o ‘se fue porque quiso’. Pero no se ve el problema de fondo. Hay un sistema escolar con modelos pedagógicos precarios. No todos acceden a educación técnica ni profesional. Eso es una carnada para la guerra”.

Otro factor que aumenta el reclutamiento y que afecta a los niños, niñas y adolescentes del departamento es la violencia a la que se exponen. El Icbf registra que en 2021 hubo 241 procesos de restitución de derechos en total: 154 por violencia sexual, 54 por omisión o negligencia frente a cualquier tipo de violencia, 27 por violencia física y seis por violencia psicológica. Para enero de 2022, se reportaron 17 casos de restitución de derechos: 10 por violencia sexual, cinco por omisión y dos por violencia psicológica.

La vida para los niños, niñas y adolescentes en Arauca es distinta a la de otras zonas del país. Su entorno está manchado por las balas, los atentados y las muertes que se reportan casi a diario. Quieren y sueñan con paz en sus territorios. Sus familias han intentado que lleven una vida diferente a la que ellos han vivido, una que no esté limitada al horror de la guerra que por décadas ha estado inmerso en la sociedad.

@lopez03david

El camino minado de
las mujeres en Arauca

El camino minado
de las mujeres
en Arauca

Por Greace Vanegas

Especial para EL TIEMPO

“Nada tenía que ver con la guerra, jamás en su vida se metió en temas políticos. Pagó las consecuencias de esta absurda guerra que nos sigue robando la vida en silencio a los araucanos. No hay forma de asimilar esto, vuela alto, Yesenia”. Este fue el mensaje de despedida que Mayerly Briceño le escribió a Karen Yesenia González, asesinada a disparos por la espalda el pasado 9 de marzo mientras se movilizaba en una moto por las calles de Saravena, Arauca, junto con su esposo Juan Pablo Jiménez, excandidato a la Alcaldía del municipio y promotor del voto en blanco a la Cámara de Representantes en las elecciones.

Las bombas y las balas con las
que los armados buscan silenciar
al liderazgo social en Arauca

Las bombas y las balas
con las que los armados
buscan silenciar al
liderazgo social en
Arauca

Por Júlian Ríos Monroy

EL TIEMPO

Si pudiera, no le volvería a decir su nombre casi a nadie. Tuvo que salir como un fantasma de su pueblo y regresó hace apenas un mes, por necesidad. “Cuando decidí volver había bajado un poco la violencia, pero ese mismo día mataron a un señor y al día siguiente a otro. Gracias a Dios fueron esos dos muertos solamente”. Relato de un defensor de derechos humanos que tuvo que desplazarse y abandonar su cargo en una oenegé.