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Análisis
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Unas 37.000 viviendas nuevas en Bogotá y Cundinamarca tienen en vilo su conexión al servicio de energía
El retraso que tienen tres líneas de transmisión también puede causar cortes de energía en la sabana de Bogotá en 2025.
Los retrasos que presentan tres importantes líneas de transmisión de energía tienen en vilo la conexión de nuevas viviendas, industrias y comercios a la red nacionalpara que puedan contar con el servicio de energía eléctrica en Bogotá y Cundinamarca.
"Les estamos advirtiendo a nuestros clientes que el suministro de energía depende de que estos proyectos finalmente se realicen. No podemos hacerlo de una manera distinta porque son proyectos que llevan muchos años de retraso y son indispensables para la ciudad", asegura José Antonio Vargas, presidente de la junta directiva de Enel Colombia.
Se refiere específicamente a La Virginia-Nueva Esperanza, una línea de transmisión adjudicada a finales de 2016 a la empresa Alupar. Recientemente recibió su licencia ambiental para comenzar su etapa de construcción.
Además, hace más de 10 años le adjudicaron al Grupo Energía Bogotá (GEB) dos proyectos adicionales: Chivor II-Norte (2013) y Sogamoso (2014). Aunque debían entrar en operación entre 2015 y 2017, a la fecha no se han podido terminar de construir.
"Estos proyectos son vitales para la atención de la demanda en Bogotá y Cundinamarca y están retrasados. Estamos pendientes de que el Ministerio de Ambiente otorgue la licencia y culmine algunos trámites istrativos", destaca Jaime Orjuela, director de regulación del GEB.
Foto:iStock
Los proyectos sí tienen una afectación ambiental; no obstante, se compensa
Estos dos últimos proyectos cuentan con una licencia ambiental parcial que viabiliza la construcción de casi la mitad de las 800 torres que se necesitan para estas líneas de transmisión.
La empresa asegura que la construcción de las demás torres está paralizada a la espera de un trámite que se llama sustracción de reserva, que está a cargo del Ministerio de Ambiente.
Sumado a esto, las comunidades vecinas se han opuesto a la construcción de estas torres porque tienen preocupaciones ambientales que, según el GEB, algunas tienen fundamento, pero otras no.
"Los proyectos sí tienen una afectación ambiental; no obstante, se compensa o se minimiza. Si talamos un árbol, se debe volver a sembrar, pero multiplicado por 6 o 7 veces en un área ambientalmente similar por 25 años", dice Jaime Orjuela.
Desde Enel no estamos pudiendo ofrecer garantía de conexión a proyectos
Esta situación ha impedido que aproximadamente 37.000 nuevas viviendas, centros comerciales, data center y centros de logísticas, en la sabana norte de Bogotá, tengan garantizada la conexión a la red nacional para contar con el servicio de energía eléctrica.
"Hoy en día, desde Enel no estamos pudiendo ofrecer garantía de conexión a proyectos de urbanización, industriales y comerciales. Tenemos más de 140 megavatios totalmente suspendidos", señala José Antonio Vargas.
Estas conexiones han quedado condicionadas a que, especialmente, se pueda terminar la construcción de estas tres líneas de transmisión, por lo que el GEB hace un llamado al Gobierno Nacional para que se otorguen los permisos y licencias ambientales faltantes lo más pronto posible.
De acuerdo con el director de regulación del GEB, una vez se viabilice la construcción, los dos proyectos a cargo de la compañía podrían estar listos antes de diciembre de 2026.
Vamos a tener problemas para suministrar en ciertas áreas de la ciudad a nuevos clientes
De lo contrario, a partir de 2025 varios municipios de Cundinamarca como Sesquilé, Ubaté y Simijaca, podrían sufrir cortes de energía en caso de presentarse cualquier falla o eventualidad en la red eléctrica regional.
"Nosotros estamos previendo que, si esos proyectos no entran casi de manera inmediata el próximo año o el siguiente, vamos a tener problemas para suministrar en ciertas áreas de la ciudad a nuevos clientes", advierte el presidente de la junta directiva de Enel Colombia.
Otra consecuencia del retraso de estas líneas de transmisión es sobre el desarrollo económico de la región, la generación de empleo y el pago de impuestos locales y nacionales, ya que muchos inversionistas han preferido trasladar sus proyectos a otras zonas lejos de la sabana de Bogotá.
Además, podría verse afectada la operación del Metro de Bogotá y el Regiotram de Occidente a raíz de los problemas que tendría la ciudad para traer energía eléctrica y atender la creciente demanda que se espera en los próximos años.
"Si tenemos asegurado que estas subestaciones y líneas de transmisión estarán operativas, podemos comprometer esa energía con nuestros futuros clientes. Pero si esto no está definido, responsablemente tenemos que decirles que no podemos comprometernos para las fechas que ellos necesitan energía”, reitera José Antonio Vargas.
Mientras estos proyectos se destraban, y para evitar racionamientos de energía en Cundinamarca, se están tomando varias medidas de mitigación como, por ejemplo, aumentar la generación de Termozipa, una térmica a carbón que está ubicada en Tocancipá.
Sin embargo, esta planta genera una energía más costosa, eleva los costos anuales de restricciones y aumenta las emisiones contaminantes a la atmosfera, que al mes son, en promedio, 90.000 toneladas de CO2.
Adicionalmente, Enel Colombia ha venido haciendo reconfiguraciones de red y repotenciaciones de circuitos, pero son considerados "pañitos de agua tibia" porque la solución estructural es la entrada en operación de estas tres líneas de transmisión, que también permitiría traer la energía solar o eólica que se genere en La Guajira.