Salió la séptima actualización del Diccionario de la lengua española, 2014. Se identifica como 23.7. Yo esperaba que salieran las palabras pandebono, dísel, veci, pico y placa, anturio, berraco, insuceso, membreteado, pancacho (‘cruasán’ de Cali y Pereira), parva (harinas con que se acompaña el piscolabis en Medellín) y onces (refrigerio que se toma a la bíblica hora once, y que no se llama once, como dice el DLE, sino onces, como se ve en los merenderos de Cundinamarca). Nada de eso salió.
También esperaba que se hubiera actualizado el significado del verbo compulsar, que oímos todos los días en los noticieros, con el sentido de ‘enviar o trasladar una copia previamente cotejada con el original’. El consuelo que me queda es que berraco, con b de burro, está ampliamente explicado en el Diccionario de americanismos, 2010, con sus varios significados, desde ‘lo más bueno’ hasta ‘lo más malo’; membreteado está en el Breve diccionario de colombianismos, 2007, y el sentido colombiano de compulsar se puede ver en el Diccionario panhispánico del español jurídico, 2023. Espero que las palabras aquí relacionadas aparezcan en la edición 23.8.
Ola verde
En cambio, sigue apareciendo ola verde, práctica anterior al pico y placa y a otras medidas de movilidad, con esta florida definición: ‘adecuación de las señales de tránsito que permite, al encenderse sucesivamente con luz verde y al marchar los vehículos a una velocidad establecida, que estos avancen sin parar en largos trechos de calles y avenidas de las ciudades’. ¡Por favor!, la ola verde de los 60 consistía en poner en los semáforos de la avenida Caracas bolsas de lona verde que tapaban la luz, para que los que iban de sur a norte pudieran avanzar sin problema, mientras los que iban de occidente a oriente se fregaran. Se ve que esta definición de ola verde, que tiene marca geográfica Colombia, ha sido retocada a lo largo de los años en Madrid, donde “marchan los vehículos”, y no en Bogotá, donde ya ni se mueven.
Crac
Otro asunto que me tiene mosca es que el DLE no siempre hace caso de lo que establece la Ortografía de la lengua española, OLE, 2010, que es la norma suprema. Dice la OLE, por ejemplo, que crac es la forma española de ‘quiebra comercial’ (crash, en inglés), de ‘cigarrillo de marihuana hechizo’ (crack) y de ‘deportista de extraordinaria calidad’ (crack), y la 23.7 insiste en que para estos dos últimos significados se siga usando la forma inglesa crack, como palabra extranjera, pues ninguna voz española se escribe con el dígrafo ck. ¿En qué quedamos por fin?
Y no hablemos de wiski, dísel, mánayer, que propone la OLE, ni de las sugerencias del Diccionario panhispánico de dudas, al que el DLE hace oídos sordos, como márquetin, castin, cáterin, mesosoprano, gurmé, que brillan por su ausencia.
Supermán
No me gustó la inclusión de la antipática expresión sí o sí, ni de tanto extranjerismo crudo, como sexting, big data, bracket..., pero sí me gustó ver, en esta 23.7, Supermán, kriptonita, VAR, fúrico, la definición 3 de dinosaurio, las tablas mucho más completas de conjugación, que ahora incluyen los tiempos compuestos, y sobre todo las listas de sinónimos y antónimos, que antes había que buscar en WordReference.
FERNANDO ÁVILA*
*Experto en redacción y creación literaria
@fernandoav
Más noticias