¡Cuántos elogios habrán recibido los buenos caldos! ¡Cuántos! Porque un buen caldo, preparado sin prisa, lleno de sabor, un caldo reparador, de esos que levanta muertos, que cura enfermos y que recompone trasnochados puede ser el plato que más se agradece.
Un buen caldo constituye el alma de un buen desayuno: de esos de largo aliento o para jornadas inciertas, cuando no se sabe a qué hora llegará el almuerzo, si es que llega.
Acabo de descubrir el que puede ser el mejor caldo de Bogotá: y ya sé que mi afirmación es atrevida. Lo dejo como punto de sana y provechosa discusión (y me encantaría que me dijeran cuál es, para ustedes, el mejor caldo).
Lo cierto es que probé el caldo de asado de tira de Gaspar, restaurante del parque de la 93 que ha demostrado tener una muy buena cocina, y que acaba de estrenar carta de desayunos: una relativamente pequeña, pero que condensa una de las más atractivas y bien preparadas propuestas de desayuno de Bogotá, sin necesidad de recurrir a inventos extravagantes ni sofisticados: huevos, pancakes, panes, tostadas y el caldo del que les hablo y que les recomiendo.
Un caldo con el sabor del asado de tira –indispensable en los buenos asados–, con una carne que bien podría partirse con cuchara, con un toque ligeramente ácido que le sienta de maravilla.
Uno entiende que está ante un gran desayuno con probar los panes de banano y los scones: esponjosos y con la textura perfecta. Y lo confirma cuando llegan los huevos, pochados o estrellados. Los pochados –tan difíciles de lograr en el punto ideal, y acá lo logran– vienen con espárragos y yogur o con salmón curado y aguacate.
Los pancakes parecerían comunes y corrientes, pero basta con llevarse a la boca el primer trozo para entender que es algo especial.
Se trata de un desayuno al que vale la pena hacerle espacio. Seguramente después de probar ese caldo el día será más grato.
Dónde y cuándo
Gaspar, carrera 13 n.° 93A-45, Bogotá. Teléfono (1) 6545456.
SANCHO
Crítico gastronómico