Un buen monstruo / El caldero

'Café Monstruo', al norte de Bogotá, ofrece un buen repertorio de panes, sándwiches y ensaladas.

02.11.2017 18:18 Actualizado: 02.11.2017 21:00

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Se llama Monstruo y no pasa desapercibido. Tal vez lo primero que hay que decir de este nuevo café del norte de Bogotá –ubicado en un sector de la calle 85 en donde conviven la tradición arquitectónica y los aires de renovación– es que ocupa la planta baja de un nuevo edificio. Que su diseño lo hace pensar a uno por un momento que está en Nueva York. Que es agradable, informal, moderno, con ese toque industrial muy adecuado para este tipo de restaurantes: porque Monstruo es un café con cara de restaurante.

Con cara de restaurante y una carta que así lo confirma, aunque en ella se abran maravillosas posibilidades para la hora del desayuno y para un buen café –que lo es– a cualquier hora, acompañado de los amasijos que salen de aquel horno que es protagonista en la cocina no solo en lo culinario sino también en la decoración.

De ese horno, por cierto, salen muy buenos panes. No dejen de probar el rústico, esponjoso y crocante a la vez, saludable, delicioso.

Si bien el capítulo de pizzas requiere aún de ajustes y pruebas –la carta advierte que está en construcción–, el de desayunos merece muy buena calificación.

Hay huevos marroquíes y florentinos, los clásicos benedictinos muy bien logrados, y tal vez mis favoritos son los shakshuka, que vienen pochados sobre un sofrito rojo ligeramente picante, aceitunas negras y perejil: ¡de campeonato!

También para empezar el día hay atractivos bowls, algunos con yogur de cabra y yogur griego, quinoa, jengibre, miel y más frutas de las que suelen ofrecer en los cafés a la hora del desayuno.

La oferta la completa un buen repertorio de sándwiches y de ensaladas, que se mueven hábilmente entre lo pecaminoso y lo saludable, con presencia de ingredientes como el atún aleta amarilla, la mozzarella de cabra y el aceite de trufas.

Buen lugar este para alargar un café con la complicidad de las interesantes revistas que allí exhiben, para reunirse con los amigos y sentirse en una ciudad que hace esfuerzos por crear espacios acogedores, para empezar el día con un desayuno distinto a los de casi siempre.