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Vacas flacas / El Condimentario

Le llegó la hora a la cocina de aprovechamiento. No hay espacio para el desperdicio.

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Es curioso cómo con el cambio del año llega el optimismo. Muchos escribimos y/o pensamos los planes, proyectos y sueños por hacer y cumplir. Se siente como si a partir del 1º de enero estuviéramos estrenando vida. Para mi primera columna del 2023 tenía la intención de arrancar escribiendo buenas nuevas contagiada de ese espíritu de entusiasmo, hasta que empecé a ver las noticias y ahí se me desinfló el ánimo.
Acaba de salir publicada la última cifra de la inflación en el país y es del 13,12 por ciento. Los precios de la comida siguen subiendo alarmantemente sin parar. Ya no hay bolsillo que aguante. Estamos en tiempos de vacas flacas, mejor dicho, de escasez y austeridad. No queda otra que exprimir el mercado hasta la última gota, siendo recursivos y optimizando los recursos.
Entretanto, los especialistas y expertos en mercadeo comenzaron a hacer sus pronósticos sobre las tendencias gastronómicas que mandarán la movida durante el 2023. La verdad sea dicha que, si me preguntaran, yo diría que la inclinación que va a dominar durante todo el año es la del aprovechamiento. Habrá que hacer maromas para estirar el mercado, como un rodillo a la masa de pizza. Es que el palo no está para cucharas.
Por supuesto que para los restaurantes la situación también está dura y nada fácil. Lo más seguro es que veremos ajustes y cambios en los menús. Los cocineros tienen el gran reto de repensar las cartas buscando satisfacer el paladar y las expectativas de sus comensales, pero que también se ajusten a los presupuestos de todos. Una oportunidad para cocinar y crear platos sabrosos con precios acordes a la realidad, usando la imaginación, el talento y la riqueza de la despensa del país.
Vuelvo a ser optimista y pienso que estamos ante un buen momento para preparar e inventar sabrosas recetas con lo que tenemos en la nevera y/o despensa. Acordémonos que muchos de los grandes platos de la cocina del mundo nacieron de la pobreza, de la escasez, del hambre y de la necesidad. Tal es el caso del boeuf bourguignon, de la sopa de cebolla a la sa, de la Bouillabaise y de muchos más que paradójicamente hoy hacen parte de las cartas de destacados y premiados restaurantes.
Es tiempo de aprender de las abuelas, quienes siempre han tenido maestría y destreza para alimentar a familias enteras sin que falte el pan en la boca. Las magas de la economía doméstica. Ellas con su sabiduría y experiencia nos han enseñado, desde siempre, a cocinar con lo que hay y metiéndole el corazón para lograr mejor sazón.
Le llegó la hora a la cocina de aprovechamiento. No hay espacio para el desperdicio, sino para la creatividad. En el 2023, la premisa debe ser: en cocina nada, que no esté descompuesto, se tira, todo se usa. Que este año veamos en los trozos de pan viejo, en las cáscaras de la papa, en el arroz cocido que sobró, en los tallos de vegetales y en los pedacitos de verduras, entre muchos más, la oportunidad para innovar y cocinar sabrosos platos que alimenten y den felicidad a la mesa nacional.
Buen provecho.
MARGARITA BERNAL
Para EL TIEMPO
En instagram: @MargaritaBernal

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