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Noticia
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‘No somos zona roja’, los esfuerzos de la comunidad de María Paz para desestigmatizar su imagen de inseguridad
Desde la iglesia, policía y habitantes de la zona han surgido acciones para que la gente crea en el barrio.
Camiones y recicladores pasan por la zona, entran y salen de las centrales de reciclaje y de Corabastos. Foto: Néstor Gómez / EL TIEMPO
La iglesia y toda la comunidad de María Paz, en la localidad de Kennedy, está en una misión para demostrar que sí se puede entrar al sector y convivir en un territorio de paz. “Este es un barrio muy lindo y próspero. Todos tenemos una oportunidad de mejorar y el barrio lo ha hecho, poco a poco”, dice Gloria, habitante del lugar.
Este sector ha sido catalogado como un segundo ‘Cartucho’ por años. Solo en 2024, el barrio tuvo 1.682 hurtos a personas, 110 a comercios, 48 homicidios y 497 casos de lesiones comunes.
Cuando el padre Alexander Orozco llegó hace un año a liderar la iglesia, encontró una comunidad que casi no iba a misas: “Había mucha desesperanza en personas que, debido a tantas situaciones que viven a diario, se alejaban de la iglesia”, relata el párroco.
El barrio espiritualmente ha sanado mucho desde su llegada
GLORIAHabitante de María Paz
Hay gente que todavía no es capaz de entrar allá. El nombre de este lugar pasó a estar en boca de todos por los crímenes que pasaban en las noticias: asesinatos, atentados, tráfico de estupefacientes, entre otros.
Aun así, las cosas han venido cambiando. Eso afirman varios habitantes del sector cuando se les pregunta sobre la percepción de seguridad en el sector a través de los años. Las cifras de la Policía Metropolitana lo confirman con la tendencia a la baja.
En 2025 todos los delitos han disminuido en su registro. El homicidio común, el hurto a personas y los delitos sexuales mostraron una disminución del 31, 16 y 48 por ciento, respectivamente.
La iglesia queda en pleno parque del barrio. Foto:Néstor Gómez / EL TIEMPO
El hurto de motocicletas también bajó 45 puntos porcentuales, reflejando una mejora general en seguridad. Solo el hurto de celulares tuvo una reducción leve, del 4 por ciento.
Los vecinos le atribuyen esa mejoría a varias cosas: los operativos de la Policía Metropolitana de Bogotá, acciones como montar puertas para no permitir el ingreso de recicladores, pero especialmente, al padre Alex.
“El barrio espiritualmente ha sanado mucho desde su llegada”, cuenta Gloria, una de las habitantes de María Paz.
La gente argumenta que el padre Alexander ha restaurado la fe, también insiste en hacer buenas acciones con los vecinos y el mismo barrio. Además, ha logrado atraer feligreses de otras partes de Bogotá y Colombia.
¿Por qué María Paz es inseguro?
El barrio María Paz está ubicado al lado de la central Corabastos. Antes de ser un barrio ‘inseguro’, existía un lugar donde funcionaban establecimientos dedicados a la explotación sexual y puntos de expendio de droga, más conocido como ‘El Cartuchín’.
Pero cuando se les pregunta a los vecinos por el momento en que empezó a ser realmente peligroso, señalan una ocasión específica: “Cuando el alcalde Peñalosa hizo limpieza en El Cartucho, todos se vinieron desde el centro para acá”.
Los habitantes de María Paz dicen que este en realidad es un barrio como cualquiera de Bogotá. Foto:Néstor Gómez / EL TIEMPO
Desde que evacuaron ese sector en el centro, pasar por la diagonal 38 sur significaba ver cada día más basura, habitantes de calle, consumidores de drogas y trabajadoras sexuales.
A la zona todavía llegan los habitantes de calle a vender residuos reciclables en las Estaciones de Clasificación y Aprovechamiento (ECA) a la espera de recibir dinero. Una vez obtienen una ganancia, se quedan en el sector, donde ya tienen quien les venda estupefacientes y otras cosas.
Conforme pasó el tiempo, no sólo se quedaron ahí. Entraron al corazón de María Paz, donde familias vivían desde hace años. Y también llegaron las bandas criminales para manejar sus negocios allí.
Un ápice de esperanza para el barrio
Alexander Orozco llegó al barrio en enero de 2024 para asumir por primera vez en su vida una iglesia. Monseñor Juan Vicente Córdoba ya les había pedido a tres padres que fueran al barrio.
Ninguno fue capaz por temor a la inseguridad de la que tanto se ve en las noticias. Cuando Orozco recibió el llamado, no dudó en aceptar y hasta se sintió feliz: era su primera iglesia.
Es difícil negarlo, pero el padre Alex llegó con un poco de temor. Para cualquiera es imposible no recordar que allí han asesinado, ha habido atentados y operan bandas delincuenciales.
Con todo eso, desde el primer día se dio cuenta que había familias comunes; personas trabajadoras tratando de salir adelante en un contexto de violencia.
El padre Alex insiste en la buena crianza de los niños del barrio. Foto:Néstor Gómez / EL TIEMPO
“Nosotros trabajamos de una forma muy limpia, porque amamos nuestro espacio, pero hay personas que vienen a aprovecharse precisamente de todo eso”, cuenta Gloria, quien siempre ha vivido en María Paz y trabaja por mejorar su hogar.
El párroco empezó a conocer más a la comunidad. Poco a poco más personas iban a la iglesia atraídas por el rumor de un padre diferente a los demás, que hablaba con más pasión y sabía conectar.
En misa invitaba a la gente a mantener libres las calles de basura -otro problema que sigue afectando al barrio-, cuidar más de su entorno y a los de sus familias.
La iglesia empezó a pensar por la comunidad venezolana que vive en María Paz. Cada tanto, juntaban mercados para entregarle a las familias que lo necesitaran.
Cualquiera, sin importar de dónde venga o qué haya hecho en su pasado, es bienvenido a las misas, a confesarse, a tener perdón y a pertenecer a la comunidad.
Hasta el habitante de calle era bienvenido a escuchar la misa al lado de todos. Y es normal ver uno, de vez en cuando, que llega a orar en plena homilía.
Al lugar han llegado delincuentes pidiendo confesiones, personas con problemas de adicción, que tienen voluntad de cambiar, y hogares necesitando ayuda. Todos han sido acogidos por la comunidad en la medida que sus esfuerzos lo permiten.
Otras manos colaboradoras
La iglesia junto a la Diócesis de Fontibón mantiene una relación estrecha de apoyo con la fundación ‘Naciendo de Nuevo’, ubicada también en María Paz; hecha por y para los habitantes del barrio.
La fundación recibe, sobre todo, a niños y mujeres del sector que viven en condiciones de vulnerabilidad por los contextos que tienen dentro de sus hogares. Su objetivo es impactar sus vidas de manera positiva para que crezcan como buenas personas y puedan dar su aporte a la sociedad.
A los menores los apoyan con procesos pedagógicos que los forman para no caer en ‘malos pasos’.
El parque de María Paz es reflejo del barrio: lleno de vida, con niños que juegan pacíficamente. Foto:Néstor Gómez / EL TIEMPO
Las mujeres, que en su mayoría son madres cabeza de hogar o mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, las ayudan para que alcancen independencia económica por medio de talleres y actividades.
Darle otra cara al barrio
Los mensajes del padre Alex empezaron a extenderse cuando los productores de Bravíssimo dieron con él. El programa necesitaba a un sacerdote que oficiara las misas y lo encontraron.
Aparecer en televisión significó que más personas en Bogotá lo conocieran y quisieran ir a una de sus misas.
Desde su llegada a la parroquia María Reina de la Paz, los vecinos reconocen que nunca habían visto ceremonias con tanta gente y llenas de conexión.
“Estamos tratando de traer esperanza y alegría a la gente que, aunque pasen por momentos difíciles, siempre van a tener la posibilidad de esperar algo mejor”, explica el párroco frente a su labor.
La iglesia se ha convertido en un espacio para compartir oportunidades. Hay veces que la iglesia comparte las convocatorias que hace el Distrito para recibir un subsidio o una beca de estudio.
A donde vaya, el padre Alex aprovecha para presentar a la comunidad de María Paz para darle visibilidad y terminar con el estigma que su misma historia le ha dado.