En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cual es la ciudad colombiana clasificada como la más peligrosa del mundo?
¿Cómo va el juicio al expresidente Álvaro Uribe?
¿Accidente de bus en Calarcá?
Frío inusual en Bogotá explicado por el Ideam

Experiencia local

Exclusivo suscriptores

Con ritos chamánicos y podas intentan resucitar al fallecido yarumo del Chorro de Quevedo, en el centro histórico de Bogotá

El fotogénico y frecuentado árbol de la turística plazoleta fue plantado hace 20 años al pie de la Ermita del Humilladero.

Chorro de Quevedo

El maestro paisajista Saúl Vicente Martinez exhibe un óleo del yarumo, uno de los tantos con los que se gana el sustento. Los extranjeros son los que más adquieren sus obras Foto: Ricardo Rondón Chamorro

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
En sus floridos días y a su sombra fue codiciado refugio de parejas de enamorados, extranjeros, vejetes en la solariega banca de los chismorreos; músicos, cuenteros, yerbateros de cáñamo psicodélico, estudiantes armados de cartones de vino barato, parias a la saga de un desvare, entre otros especímenes de la fauna urbana.
El yarumo blanco cobró fama de fotogénico y bien querido, y fue motivo de inspiración de pintores y letrados. El más apreciado entre la palma real y el laurel (los tres árboles de la plazuela), por sus manotas de hojas afelpadas que variaban de tonos según el clima: granizado en las mañanas de rocío, plateado fosforescente en temporada veraniega, y cenizo mustio en el pesaroso término de su existencia, cuando su follaje tendió a apolillarse. De eso hace ya tres meses.
Algunos dicen que fue por la basura que le arrojaban, y por el orín amoniacal de inescrupulosos y borrachos. Otros achacaron su decadencia a un cucarrón depredador, y al abandono: la falta de una mano que lo regara y abonara. Del vigoroso árbol sembrado en el ala derecha de la Ermita del Humilladero, hoy solo queda el tronco y su arboladura reseca.
Las versiones de su acabose pueden ser válidas si se tiene en cuenta el dictamen del experto Michel Boutsen, médico cirujano y biólogo belga, director del Jardín Botánico de la Sierra de La Macarena, quien afirma que el yarumo, guarumo o yagrumo, como en distintas partes se le conoce (Cecropia peltata, nombre científico), tiene un promedio de vida de 40 años, y el del Chorro de Quevedo apenas frisaba los 20.
Plazoleta del Chorro de Quevedo

Imagen del yarumo en sus mejores momentos en la plazoleta de Quevedo Foto:Ricardo Rondón Chamorro

Boutsen explica que esta especie crece con prosperidad en bosque intertropical de clima cálido y húmedo, donde abunda vegetación de hoja ancha, ideal en las tribus indígenas que utilizan su fronda para sacar la ceniza que mezclan con hoja tostada de coca en el ritual del mambe.
"La madera del yarumo no es la más fuerte, y por sus expandidas y voluptuosas raíces, requiere de un espacio óptimo para su fortalecimiento, con un diámetro ideal entre 25 y 30 metros. Es obvio que requiere de atención y mantenimiento", recalca Boutsen.
Con esa premisa, valga decir que el icónico yarumo del Chorro de Quevedo creció de milagro en un diámetro de no más de tres metros, y en un reducido y contaminado espacio de adoquín y cemento. "Faltaría observar -agrega el botánico-si donde fue plantado, hay sedimentos de calizas rocosas, que dificultan su desarrollo y la buena salud vegetal".

Pacto de caballeros

La historia del yarumo de la Plazoleta del Chorro de Quevedo, Centro Histórico y Turístico de Bogotá, frontera de La Concordia y La Candelaria, tuvo que ver hace dos décadas con un pacto de caballeros.
Chorro de Quevedo

Artesanos, comerciantes, chicheros y líderes se unieron a la jornada de redención del yarumo. Foto:Ricardo Rondón Chamorro

El arquitecto José Fernando Céspedes Mejía, reconocido como 'El Mono' Céspedes, compró en 1996 una casona abandonada de estilo republicano, ubicada en la 'Calle de Las Margaritas' (costado nororiental de la Plazoleta del Chorro de Quevedo), que él empezó a remodelar en 2004.
Su hijo adolescente vivía en la calle Novena con Primera, próxima a 'Casa Cicuta' (anticuario), propiedad del galerista y promotor inmobiliario Pedro Franco. El muchacho -cuenta Céspedes- empezaba desde tempranas horas de la mañana, a tocar su batería, rutina que tenía cardíaco a don Pedro, hasta que no resistió más y llamó al arquitecto.
-Mira -le dijo-: te propongo un pacto de caballeros: tu hijo suspende ese dolor de cabeza de todos los días con sus platillos y tambores, y yo te obsequio dos yarumos para que los siembres donde quieras.
Céspedes aceptó el trato. Uno lo sembró en el patio de su casa en remodelación, y el otro, de un metro y cincuenta centímetros, al pie de la Ermita del Humilladero. El de su vivienda murió hace cinco años. El de la plazoleta empezó a secarse a finales de 2024. "Son árboles precursores de bosques -refiere-. En la selva sus hojas son utilizadas para activar el mambe, y su madera para fabricar instrumentos musicales.
Un vecino de la plazoleta que se sentaba en una banca a tomar el sol y a fumarse sus pelirrojas, terminó apadrinando el yarumo, ya que mi trabajo me exige estar viajando. Él lo cuidaba y le echaba agua; pero era difícil ofrecerle atención permanente por el flujo de personas de diversa índole, algunas que cogieron el árbol de basurero y miadero. También pudo haber sido una plaga que lo secó, porque sus hojas estaban agujereadas", expresa el arquitecto.
Chorro de Quevedo

Ritual de sanación y pagamento. El chamán Pardey concentrado en su oficio de invocación y plegarias. Foto:Ricardo Rondón Chamorro

Otros tiempos

'El Mono' Céspedes hace remembranza de los tiempos en que la Plazoleta del Chorro de Quevedo era empedrada, y de mañana parqueaban recuas de burros cargados de provisiones, eucalipto y lavaza (comida de crianza de cerdos).
Recuerda a don Octavio, el viejo carpintero, al cerrajero de la antigua plaza de mercado de La Concordia; a doña Carmen, la mamá de Rosita, fundadora del emblemático Café Rosita.
"Yo viví en la casa esquinera de la 'Calle de las Margaritas', detrás del árbol de laurel, al otro extremo de Café Color Café, que también fue galería, porque en el Chorro de Quevedo se abrieron expresiones artísticas y culturales en la época de promisorias iniciativas de la Bogotá gastronómica, artística y bohemia. En el Chorro de Quevedo vivió el maestro Santiago García, pionero del teatro de creación colectiva en Bogotá.
El actor Frank Ramírez también residió cerca a la plazoleta. El Palenque de Delia Zapata, la gran folclorista, hizo historia. Andrea Echeverri, de 'Aterciopelados', tuvo bar aquí cerca, se llamaba 'Barbarie', una de las tantas cunas del Rock bogotano.
Por el Chorro (de Quevedo) desfilaba la crema y nata de la cultura y la televisión: directores, actores; veía uno pasar a Carlos Vives y a Margarita Rosa De Francisco, a Jorge Ali Triana, Ricardo Camacho, German Moure, a la gente del Teatro Libre, de La Candelaria, de El Alacrán, del TPB (Teatro Popular de Bogotá), entre otros.
Todo muy tranquilo y acogedor, hasta que el sector se empezó a poblar de hostales y rotos de dudosa procedencia, y fue penetrando la prostitución clandestina, la delincuencia y el maldito vicio que corroe todo y nos arrincona a todos, sin respaldo ni soluciones de parte de la istración local", concluye Céspedes.
Chorro de Quevedo

El árbol del moribundo yarumo del Chorro de Quevedo Foto:Ricardo Rondón Chamorro

Limpias y pagamentos

Entristecida por la inminente muerte del yarumo, la vecindad de la Plazoleta del Chorro de Quevedo y sus alrededores: artesanos, maestras chicheras, líderes comunitarios, gente ligada al sector, la mayoría afianzada en creencias populares, se reunieron para avanzar en una campaña que condujera a su "resurrección".
Convocaron al chamán venezolano Álvaro PardeyBracho, radicado en Barranquilla, del culto 'Kaamash - Hu', descendientes de Hu, que en lengua Urucktraduce 'el mono que llama', deidad de la mitología Caribe. Para el ritual eligieron una mañana soleada de domingo, a mediados de noviembre de 2024.
Con la colaboración de personal logístico de la Alcaldía de Bogotá, Pardey Bracho, acompañado de Mariano Velasco, botánico ancestral; y de Alfredo Ortiz, conocido como 'El Cacha', estudioso de la historia, cultura y tradiciones de Bogotá, y promotor del Museo de la Chicha, ilustraron a la vecindad sobre el ritual de limpieza, renovación de tierra, plegaria y pagamento.
Para el proceso de sanación, exhibieron sobre un tenderete de campaña los insumos y elementos del proceso: hojas de tabaco, tabaco molido; copal: resina cicatrizante extraída de los árboles de la familia de las burseráceas; hojas de frailejón, de coca y de borrachero, y conchas de nácar.
La vecindad del Chorro de Quevedo se congregó alrededor del yarumo. Con una flauta de millo y un sonajero de semillas naturales, Pardey inició la ceremonia. Encendió un tabaco crudo para arrojar bocanadas de humo en la corteza. Hizo una pausa, abrió los brazos, dirigió la mirada al firmamento, y pronunció una retahíla en dialecto Uruck.
Chorro de Quevedo

Alfredo Ortiz, 'El Cacha', maestro chichero y estudioso de la historia y tradiciones, contribuyó con un abono de melaza y floripondio. Foto:Ricardo Rondón Chamorro

Tradujo lo dicho: "Bienvenidos hermanos y hermanas en este día del verbo sagrado y del fuego de la tierra, del gran señor de los señores; hasta el cielo ofrecemos nuestros corazones, nuestro clamor y deseos para que este yarumo enfermo y maltrecho, sane y reviva. Qué así sea".
Acto seguido invitó a los presentes a cercar el árbol en fila india, en pausada marcha circular por la derecha, entre rezos y cánticos, rito de pagamento y gratitud por los seres vivientes de la naturaleza.
Luego compareció 'El Cacha' con un bulto de melaza mezclada con floripondio (abono preparado con desechos orgánicos y lombrices), que él validó como poderoso nutriente en cultivos y bosques. A manos limpias frotó la espesa y viscosa solución, desde la cepa y por el tronco, hasta donde le alcanzaron los brazos. El hombre sudó como un caballo de carreras.
La jornada cerró con los buenos oficios de las damas voluntarias que cercaron el yarumo con jardineras rebosantes de orquídeas, trinitarias y pensamientos. "Ojalá Chiminigagua atienda nuestros ruegos", pronunció 'El Cacha'.
-Y, ¿si no pasa nada?-, me atreví a preguntarle.
-¡Hombre de poca fe!-, exclamó. Permita que los dioses de la tierra obren a su debido tiempo.
Han pasado tres meses y no se ha visto ningún progreso. El árbol sigue en pie, pero mustio y reseco, bajo el sol bestial de comienzo de año, con la plazoleta colmada de visitantes, y las señoras chicheras intentado espantar con abanicos el bochorno y el sopor de la tarde.
Chorro de Quevedo

Óscar Montero Arana, 'El Escribano del Amor', se ganaba la vida a la sombra del yarumo, escribiendo acrósticos, poemas y cartas de amor. Esta vez le dedicó un soneto luctuoso al árbol de sus sueños Foto:Ricardo Rondón Chamorro

Soneto del adiós

Por lo pronto, del amigo yarumo de sus mejores tiempos, queda, entre gratos recuerdos, una preciosa foto del maestro paisajista Vicente Martínez, donde el árbol aparece magno y en todo su esplendor. La fotografía es su caballito de batalla, que él transfiguraal óleo, y entre otros motivos de la Bogotá colonial y de paisajes sabaneros, deriva su sustento.
Óscar Montero Arana (75 años), reconocido como 'El Escribano del Amor', un personaje que parece extraído de los incunables de Fuenteovejuna, vestido a la usanza de los amanuenses de capa cruzada con broche al cuello, sombrero de copa encintada y pluma de ganso, se amparaba bajo el parasol del yarumo con una tablilla sobre la que les escribía a los enamorados, por voluntarias rupias, acrósticos, esquelas y versos.
El viejo romántico estuvo a la sombra del yarumo en su lírico oficio, hasta que los viciosos le hicieron la rutina imposible, y lo desalojaron.
Pero vaya dichosa coincidencia, como si lo hubiese invocado, me volví a topar con el escribano, justo en la pileta honrada al padre Quevedo.
-Letrado, ¿qué te trae de vuelta por aquí? ¿No dizque los fumones te espantaron?
-Solo vine a dejarle al yarumo mi obituario-, respondió en seco.
Montero Arana extrajo de su capa un papel enrollado. Se ajustó los lentes, abrió el remiso, y con voz cavernaria, acongojado recitó un soneto:
El viejo yarumo entró en sequía,
nefastas influencias lo acabaron.
Así también las ilusiones mías
que el correr del tiempo marchitaron
Sus hojas fueron cayendo sin porfía
lentamente una a una se secaron.
Como expresión de su trémula agonía
Que en el Chorro de Quevedo despojaron.
Cuántas veces, ¡Oh yarumo!, bajo
tu sombra mis versos se inspiraron.
Hoy te los devuelvo conmovido...
Ten piedad de mí, y llévame contigo,
en el adiós de los adioses te lo encargo,
heme aquí solitario, derrotado y afligido.
Ricardo Rondón Chamorro
Para EL TIEMPO

Más noticias de Bogotá

Sigue toda la información de Bogotá en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.

Mis portales