En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Análisis
Exclusivo suscriptores
Para el año 2030, el 70 % de la juventud en América Latina trabajará en el sector de servicios y comercio
Estudio de la Cepal concluye que los países de la región enfrentan el gran reto de ofrecer puestos de trabajo y condiciones laborales óptimas para las y los jóvenes que quieren ingresar al mercado. La formación y la educación son ejes claves.
La juventud en América Latina experimentará cambios sustanciales en sus oportunidades laborales hacia 2030. Foto: iStock
Nicolás Ávila Yosa cumple en diciembre 20 años y a diferencia de sus padres, que llegaron del campo a trabajar en celaduría y servicio doméstico, logró terminar no solo su bachillerato sino también graduarse como técnico en Diseño Gráfico. Y quiere seguir estudiando para ser profesional, pero no ha logrado pasar a la Universidad Nacional.
Ya casi completa un año que recibió su diploma, ha pasado hojas de vida, pero aún no encuentra trabajo relacionado con lo que estudió y le gusta. Al tiempo que pasa hojas de vida en empresas de diseño y publicidad, lo hace en almacenes de ropa. Necesita emplearse para ahorrar y ayudar en su casa. “Muchas veces piden el título profesional universitario y casi siempre piden mínimo un año de experiencia en mi caso o de tres a cinco si se es profesional. Es algo que se me sale de las manos, pero sigo intentándolo porque me gusta mucho lo que estudié y quiero seguir aprendiendo”, dice Nicolás.
Él, que cuenta con un gran talento y creatividad, podría ser uno de los jóvenes de los que habla el Estudio prospectivo de empleo joven en América Latina: la educación y formación para el trabajo como eje clave, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y Ayuda en Acción, el cual proyecta que la juventud en América Latina experimentará cambios sustanciales en sus oportunidades laborales hacia 2030.
“Lo que estamos vimos con este informe es que cada vez hay más jóvenes que cuentan con ciclos educativos completos, ya sea la secundaria, un nivel técnico e incluso el profesional, están acelerando un cambio a nivel laboral: están buscando trabajo en otras ramas de ocupación como son los servicios y el comercio, más que en la agricultura y la manufactura, y que estos sectores no están siendo capaces de recibir a estos jóvenes, lo que aumenta el desempleo, la informalidad y la precariedad laboral. El llamado es que los países tengan en cuenta esto, a que se hagan políticas públicas para atender esta demanda y a disminuir los riesgos de que no salgan o caigan en la pobreza”, comenta Andrés Espejo, oficial de asuntos económicos de la Cepal.
En este sentido, la investigación concluye que al 2030, bajo un escenario realista, en 16 países de la región, más de 1,2 millones de jóvenes dejarían el sector agrícola y cerca de 640.000 abandonaría el sector manufacturero, mientras que más de 1,8 millones ingresarían al sector servicios, el cual se caracteriza en la región por bajos niveles de productividad laboral, de acuerdo con la Cepal. Esto supondría que más del 60 por ciento de la juventud ocupada se concentrará en el sector servicios públicos y empresas (34 %) y en comercio (30 %), mientras que solo el 8,2 por ciento en el sector de agricultura o el 7,4 por ciento en construcción.
Como se sabe, en Colombia, y en general en América Latina, los jóvenes -y aún más las jóvenes- entre 15 y 29 años son la población con las tasas más altas de desocupación y presentan mayores niveles de informalidad laboral y menores ingresos laborales. Y esto, en la mayoría de casos, se relaciona con los años escolares cursados, si terminaron o no sus estudios básicos, y si pudieron avanzar hacia la formación técnica o profesional.
De hecho, el informe afirma que “ningún país ha logrado universalizar la finalización de la secundaria: las tasas de población adolescente con secundaria completa varían desde menos del 50 por ciento hasta el 90 por ciento en algunos países. Las desigualdades se intensifican en la educación superior y en las personas afrodescendientes e indígenas”.
Además, hay que tener en cuenta dos factores que han entrado a jugar en este campo de la educación y la empleabilidad: la migración interna debido al cambio climático (inundaciones, sequías) y la reconfiguración de la migración intrarregional, es decir, que cada vez lleguen más jóvenes a zonas urbanas buscando empleo, donde -como vimos- la oferta de puestos de trabajo para ellos no es tan amplia.
Y el tema se puede complicar más aún, si se le suma otro aspecto en contra: la automatización, lo que definitivamente generaría mayores niveles de desocupación juvenil y el aumento de sectores informales y desprotección social y laboral.
“En un contexto de bajo crecimiento económico y baja generación de empleos, puede ocurrir que exista un desbalance entre la oferta y la demanda de empleos: si la demanda de trabajo no aumenta a la misma velocidad que la oferta de trabajadores, podrían existir presiones al alza en la tasa de desocupación e informalidad juvenil. Este estudio muestra que el futuro del empleo juvenil en América Latina depende de una acción coordinada y estratégica por parte de gobiernos, organizaciones y actores sociales. Sólo con políticas públicas orientadas a la inclusión, la equidad y el desarrollo sostenible será posible transformar la realidad laboral de los jóvenes en la región”, explica Matías Figueroa, director Europa de Ayuda en Acción.
La investigación concluye que al 2030, bajo un escenario realista, en 16 países de la región, más de 1,2 millones de jóvenes dejarían el sector agrícola y cerca de 640.000 abandonaría el sector manufacturero, mientras que más de 1,8 millones ingresarían al sector servicios, el cual se caracteriza en la región por bajos niveles de productividad laboral, de acuerdo con la Cepal. Foto:iStock
En este marco, según datos del estudio, en 2022 más del 20 por ciento y del 37 por ciento de las personas ocupadas entre 15 y 29 años recibían ingresos laborales menores a la línea de la pobreza y a los salarios mínimos nacionales. Esto tiene un claro efecto en la incidencia de la pobreza, siendo las y los niños y jóvenes los más afectados: el 31 por ciento de las personas entre 15 a 19 años se encontraba en situación de pobreza, y el 8,5 por ciento, en situación de pobreza extrema. Estos porcentajes disminuyen a 22 y a 5,7 por ciento, respectivamente, en la población entre 20 y 24 años, y de manera similar en aquellos entre 25 y 29 años.
Las implicaciones que tiene esto para el desarrollo y crecimiento de los países de América Latina son grandes. “Las juventudes son agentes esenciales para el cambio estructural que requiere la región, y esto solo se podrá lograr superando los obstáculos actuales para acceder a trabajos productivos y de calidad”, dice el documento de la Cepal y Ayuda en Acción.
“Lo que le pasa a Nicolás es una realidad de miles de jóvenes en la región. A nuestros mercados laborales les cuesta expandirse y generar nuevos empleos y vacantes, y más después de la pandemia. Esto es un desafío para los países. Muchos adolescentes están terminando la secundaria, están logrando este piso mínimo de educación para entrar a un mercado laboral desafiante, pero esa transición de la escuela al trabajo está siendo muy larga. De ahí las altas tasas de desocupación y el riesgo es que si entran al mercado precario, que les da un ingreso, no adquieran la experiencia en lo que estudiaron, lo que hace más difícil reinsertarse en lo que quieren. Es el riesgo para Nicolás si entra a trabajar en un comercio y no en diseño”, agrega Espejo.
¿Cómo enfrentar esta situación? El estudio de la Cepal afirma que la educación es fundamental en este proceso, sin embargo, “los sistemas educativos y de formación para el trabajo no se encuentran preparados para asumir tales transformaciones y tendencias, en tanto no han mostrado ser capaces de responder adecuadamente a las demandas de mercados laborales en mutación”.
De ahí la necesidad de que los gobiernos tomen medidas. Según el experto de la Cepal, se necesitan incentivos, colaboraciones público-privadas, formaciones profesionales que se relacionen con las necesidades del sector empresarial y del desarrollo del país.
Sobre el tema Ricardo Moreno, viceministro de Educación Superior, afirma: “nuestro gobierno ha implementado diversas estrategias para fortalecer esa educación y la formación profesional de los jóvenes preparándolos para enfrentar las demandas de un mercado laboral que evoluciona cada vez más rápido, y mucho más en el contexto de estas transformaciones tecnológicas y por supuesto también de cambios globales. También promovemos el fortalecimiento financiero de los sistemas de educación, particularmente en aquellos territorios en los cuales se presentan mayores indicadores de informalidad, de pobreza, de violencia, en la cual los jóvenes son actores centrales con programas como la Universidad en tu Territorio”.
Si bien el de las juventudes a la educación secundaria ha aumentado en casi todos los países de la región durante las últimas décadas, aún persisten desafíos de inclusión, de calidad y de superación de la desigualdad. Cifras del estudio del 2022 muestran que, aunque han disminuido, las brechas socioculturales persisten: aproximadamente 7 de cada 10 jóvenes entre 20 y 24 años había concluido la secundaria, mientras que este número era 9 de cada 10 en sectores de mayores ingresos y 5 de cada 10 en el de menores ingresos.
La buena noticia es que cada vez más niñas y mujeres jóvenes finalizan su educación secundaria y superior, más que los hombres: cerca de 75 por ciento de las mujeres de 20 a 24 años contaba en el 2022 con estudios escolares completos, frente al 69 por ciento de los hombres, una diferencia que se da, en parte, a la necesidad de ellos de ingresar pronto al mercado laboral para producir ingresos para mantener su familia.
“La posibilidad de entrar en pobreza es muy alta, sin embargo, conforme aumenta el nivel educativo de los y las jóvenes, disminuye este riesgo. Por eso es importante promover la educación de calidad”, puntualiza Espejo.
Recomendaciones: invertir en educación
Ayuda en Acción y Cepal proponen trabajar en áreas que permitan contrarrestar estos desafíos y garantizar empleos dignos para los jóvenes:
Educación de calidad.
Desarrollar los conocimientos y competencias: Los países requieren preparar a las personas jóvenes para el cambio, para enfrentar los distintos desafíos con flexibilidad y resiliencia, y para aprovechar al máximo las oportunidades que emergen en un contexto de cambios crecientes.
Diseñar programas de capacitación profesional y reforzar la calidad de la educación y la formación técnica que permitan a la juventud responder a las demandas cambiantes del mercado laboral, especialmente en un entorno de alta automatización y transformación digital.
Asegurar la secundaria como piso mínimo: prevenir el abandono escolar y fomentar la reinserción escolar.
Facilitar las transiciones entre ciclos educativos y entre la educación y el mercado laboral.
Acompañar las trayectorias educativas.
Prevenir el embarazo adolescente y acompañar a madres y padres en edad escolar.
Fortalecer los sistemas de información para la gestión educativa y de alerta temprana
Facilitar el inclusivo a la educación superior.
Formalización del empleo juvenil: el estudio recomienda la implementación de programas orientados a reducir la alta tasa de informalidad laboral, brindando protección social y mejorando la calidad de los empleos.
Generación de empleos de calidad: enfocándose en sectores de alto valor, con especial atención a servicios públicos, tecnología y energías sostenibles, sectores que ofrecen mayor estabilidad y oportunidades de desarrollo.
Reducción de las brechas de género: resulta esencial para garantizar la inclusión de las mujeres jóvenes en empleos de calidad, promoviendo la equidad en las oportunidades.
Fortalecimiento de sistemas de información laboral: dotar a los jóvenes de datos actualizados y fiables sobre el mercado laboral es fundamental para facilitar su inserción laboral.
Incluir a las juventudes en el diseño de políticas para ellos: es esencial que las políticas enfocadas en las juventudes incluyan la participación de las personas jóvenes en la toma de decisiones y en la formulación de las políticas públicas que les atañen.