Las matrículas en programas de educación superior virtuales en Colombia han vivido en los últimos años una explosión en cuanto al número de matrículas. Y es que, de acuerdo con las últimas cifras reveladas por el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (Snies) esta modalidad de estudios es elegida por al menos uno de cada cinco estudiantes.
No es un dato menor que la quinta parte de los estudiantes de educación superior (entre pregrado y posgrado) hoy estén cursando sus estudios de manera virtual. Y más cuando hace apenas cinco años las matrículas en esta modalidad eran menos del 10 por ciento y hace 10 años eran el 1 por ciento.
Concretamente, las matrículas virtuales que reportó el Snies para el 2023 (dato revelado en las últimas semanas) fueron 518.068. Esto representa el 20,92 por ciento de las 2’475.833 matrículas totales registradas en todo el sistema de educación superior del país.
Este es un número impresionante, en especial si se tiene en cuenta el acelerado ritmo al que esta modalidad ha crecido en los últimos años. Muestra de ello es que en 2017 (año en el que la educación superior alcanzó su dato de matrículas más alto antes de la pandemia con 2’446.314) los programas virtuales reportaron 169.231 estudiantes, lo que representaba 6,92 por ciento del total.
Desde entonces, el número de estudiantes totales en el país ha venido subiendo y bajando de un año para otro. Pero las matrículas virtuales siempre han estado en ascenso, viviendo un momento de explosión en los años de la pandemia, pero incluso después de ella, no han dejado de incrementarse.
Entre 2020 y 2021 crecieron en 124.000, pasando de 251.000 a 375.000 en solo un año. Para 2022 fueron 446.063 (crecieron en 71.000) y para el último año fueron 518.000 (es decir, subieron otros 72.000).
“Lo que más llama la atención es que no es que las matrículas en programas virtuales crezcan porque el sector en general crezca, sino porque los jóvenes cada vez prefieren más esta modalidad, y las universidades lo ofertan más. De hecho, de 2018 a 2023 hay solo 35.000 estudiantes más en todo el sistema. Pero en ese mismo lapso, los programas virtuales pasaron de tener el 8,2 por ciento de los estudiantes al 20 por ciento”, explica el analista educativo Ricardo Rodríguez.
Para el experto en educación virtual, Fernando Aristizabal, las carreras en línea, desde su aparición han mostrado ganar cada vez maps estudiantes de manera ininterrumpida, como muestran los datos del Snies: “No fue una cuestión exclusiva de la pandemia, aunque el confinamiento ayudó y obligó a las universidades a ampliar y diversificar su oferta de programas virtuales. Pero no solo no se hubieran mantenido las matrículas, sino que no hubieran seguido en aumento, si esta no se hubiera vuelto una verdadera alternativa para los jóvenes”.
Esto es respaldado por un informe presentado hace unos años por el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana, en el cual los investigadores sostienen que la virtualidad es una oferta que ha tomado relevancia en los últimos años, antes de la llegada del covid-19. De hecho, algunas instituciones ya eran expertas en el tema, mientras que otras lo hicieron más recientemente por las necesidades planteadas por la pandemia.
Caen las matrículas presenciales y a distancia
Y es que esa predilección cada vez mayor por la virtualidad se complementa por una caída en las matrículas en las tradicionales carreras presenciales, e incluso en la modalidad a distancia.
Concretamente, las carreras presenciales alcanzaron un pico de matrículas en el año 2017 con 1’994.043 estudiantes. Desde entonces han caído ininterrumpidamente hasta llegar en 2023 a 1’775.957. Y llama la atención que su peor reducción se dió en el último año, cuando ya había pasado la pandemia, perdiendo 47.000 alumnos.
Y lo mismo pasa con la educación a distancia, que pasó de tener 283.040 estudiantes en 2017 (su número más alto) a 176.587 en 2023.
¿Por qué los jóvenes colombianos optan cada vez más por carreras virtuales?
Las razones detrás de este fenómeno son muchas, explica Rodríguez, siendo muy importante pandemia, pero yendo mucho más de ella: “Claramente en los años del covid-19 era lógico que las personas buscaran programas virtuales ante la incertidumbre que generaba volver alguna vez a los campus. Pero si el fenómeno se ha mantenido es porque evidentemente se le ve como una alternativa valiosa”.
De acuerdo con el experto, uno de los beneficios de esta formación es el tema financiero. Esto, debido a que las carreras virtuales son más económicas que las presenciales, incluso en una misma universidad que ofrece el mismo programa tanto presencial como en línea.
Los costos para las instituciones también son menores. Una vez se cuente con la plataforma, el número de profesores que se requiere para atender a grandes grupos de estudiantes es menor, lo que abarata los costos, algo atractivo para las universidades, que cada año registran más programas virtuales.
Y otra ventaja para los estudiantes es la flexibilidad: “Es más provechosa en especial para estudiantes de menores recursos, que tienen que trabajar al tiempo que estudian. El que la mayoría de sus actividades sean asincrónicas permite ajustar los horarios a las necesidades individuales”, explica el experto.
Pero, así mismo, tiene sus desventajas. Por ejemplo, según las cifras del Snies, las carreras virtuales presentan una mayor tasa de deserción que las virtuales, debido a la dificultad de hacer seguimiento a los estudiantes, y a que la misma flexibilidad puede derivar en abandono de los estudios.
MATEO CHACÓN
Perriodista de Educación