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Entrevista

'Hoy los psicópatas se mueven a sus anchas en la política y el mundo empresarial'. ¿Cómo reconocerlos?

 El psicólogo y criminólogo español Vicente Garrido habla del perfil que tienen los 'psicópatas integrados'.

salud mental

Garrido es catedrático de Criminología y uno de los mayores investigadores de la mente psicopática. Acaba de publicar el libro 'El psicópata integrado'. Foto: EFE

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Puede estar muy cerca de usted sin que lo haya detectado. Ser parte de su grupo de trabajo, su vecino, su jefe. Incluso puede haber votado por él en alguna de las elecciones. Se suele pensar que el perfil del psicópata concuerda únicamente con el del asesino en serie que aparece en libros y películas. No es así. Hay miles que no han sido identificados, porque llevan una doble vida o porque usan su estatus para disfrazar sus acciones. Son los que el criminólogo español Vicente Garrido llama psicópatas integrados. Y no se trata de un número menor: se estima que el 1 por ciento de la población general tiene rasgos plenos de psicopatía, porcentaje que sube a 5 cuando se habla de quienes entran en el espectro psicopático y a 13 si se refiere a su prevalencia en los puestos de poder.
Garrido lleva más de veinte años investigando la mente del psicópata y es autor de varios libros sobre el tema. Su nueva obra analiza el impacto que estas personas tienen en el ámbito familiar, empresarial y político. “El psicópata es el ser más preparado para realizar el mal”, dice el experto. Por eso resulta importante conocer los rasgos de su comportamiento e intentar reconocerlos.

Estamos ante una amenaza global de la psicopatía, según dice en su libro. ¿Hay algo específico en la sociedad actual que favorezca esta situación?

Los psicópatas forman parte de la sociedad humana desde sus orígenes. Pero a partir de la globalización y de la llegada del internet han comenzado a surgir señales preocupantes. A pesar de la conexión que supone el mundo digital, se ha producido una desvinculación emocional en el tejido social. El o que se tiene con el otro, el conocimiento de quién es en realidad, resulta cada vez más impersonal y basado en criterios meramente técnicos, de éxito, de productividad. En esos intersticios donde la gente ya no se conoce, el psicópata tiene ventaja. Porque demuestra poseer toda una serie de indicadores esperados por la otra persona, aunque en el fondo solo persigue su agenda privada y egocéntrica. La exacerbación actual del individualismo y la competitividad salvaje que hoy impera hacen que estas personas tengan preferencia a la hora de ocupar lugares de responsabilidad. Es su ámbito idóneo.

Estos psicópatas integrados, como usted los define, pueden ser difíciles de identificar. ¿Qué rasgos puntuales los caracterizan?

El núcleo de la personalidad psicopática se caracteriza por una afectividad enormemente limitada, caracterizada por falta de empatía, falta de compasión, incapacidad para sentir culpa o arrepentirse de los daños que causa. Tienen una gran habilidad para mentir y manipular, además de un ego descomunal. Un narcisismo exacerbado. Son sujetos que se creen superiores, que no tienen conciencia y que muchas veces, de manera impulsiva y temeraria, utilizan la violencia para imponerse a los demás. Violencia física, emocional, ejercida a través del poder que ostentan. Es decir, mediante la dominación y la coacción. 

¿Por qué este tipo de personas logra llegar a altos cargos en empresas e instituciones?

El psicópata busca el poder porque es su forma de manifestarse en el mundo. Como está privado de una auténtica conexión emocional con los demás, sus motivaciones tienen que ver con el dominio del lugar donde se encuentre, cualquiera que sea su campo de acción. Su modo de manejarse es totalmente utilitarista. Tú eres un acólito o un enemigo. Así es como cataloga a las personas. Para el mundo empresarial —sobre todo con el modelo de negocio de hoy, que maximiza la productividad y la efectividad— el psicópata parece el candidato ideal. Porque es capaz de tomar decisiones drásticas, sin atender al bienestar de los empleados, si eso le supone beneficios. En medio de esa ambición que nos tiene donde estamos, se ha llegado a pensar que alguien con rasgos psicopáticos es la solución para empresas en crisis o que necesitan desesperadamente salir adelante. Por eso llegan a los puestos de poder. 

¿Y en el mundo de la política también están reinando?

El mundo de la política es un parque temático para el psicópata. Porque en ese ámbito —cuando hablamos de las democracias— resulta fundamental captar el interés de la gente. El carisma es clave, la capacidad de mostrarse atractivo y vender un producto. Al psicópata, en ese entorno, se le pide justamente que utilice las habilidades que tiene. La mentira, la manipulación, la coacción. Mostrarse como un salvador, un líder visionario. Plantear ante la opinión pública una serie de programas que ilusionen a los votantes y lo lleven a la victoria. En esa realidad, el psicópata se mueve a sus anchas. Entiende bien ese lenguaje porque es el que habla. El problema es que estas personas son verdaderamente dañinas para la gente. Porque nunca buscan el bienestar del pueblo, solo persiguen el poder y alimentar su ego. No tienen respeto por ninguna norma o principio, mucho menos por las leyes. Pese a que son una gran amenaza, acceden con facilidad a este terreno porque en las contiendas no hay filtros para valorar la integridad moral de los candidatos.
Discurso de Donald Trump el martes, 4 de marzo.

Para Garrido, Donald Trump tiene una personalidad psicopática. Foto:EFE

Pero los ciudadanos que los votan también tienen algo de responsabilidad...

Por supuesto. Lo que ha ocurrido en las últimas elecciones en Estados Unidos es un ejemplo flagrante. En el primer mandato de Trump podrías pensar que los votantes no lo conocían y que los convenció y los engañó. Pero en la segunda campaña esa posibilidad ya no existía. Todo lo que dijo que iba a hacer lo repitió numerosas veces y con lujo de detalles. Esos 77 millones que votaron por él lo hicieron precisamente por eso. La idea del hombre fuerte es la que está calando. Del que se ofrece como un héroe y que dice: “Yo les daré de comer, yo les daré una buena vida. Aquí nadie vendrá a arrebatarnos la riqueza”. Esa es la tesis central detrás de Trump y de los que piensan como él. Con seguridad todos sus votantes no son tan racistas ni tienen un pensamiento tan antisocial como el suyo, pero sí dicen: con él vamos a vivir mejor.

Donald Trump está muy presente en su libro. Para usted es claro que tiene rasgos psicopáticos...

Lo defino como un psicópata primario impulsivo. Muchos psicólogos y psiquiatras lo han dicho antes que yo. Su propia sobrina, Mary Trump, que es psicóloga clínica, ha escrito dos libros sobre su patología. Lo que estamos viendo hoy me da la razón. Me hace un poco de gracia —entre comillas, porque gracia no tiene ninguna— que el mundo se sorprenda. Después de la campaña que hizo, a quién le puede sorprender que retire a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, lo cual indirectamente va a suponer la muerte de miles de personas porque el dinero estadounidense es muy necesario para vacunar, prevenir catástrofes, etc. A quién le puede sorprender que prácticamente acabe con el servicio de ayuda exterior, que también va a significar la muerte de miles de personas porque ese apoyo es indispensable para muchas comunidades en peligro. O que ponga a un acosador sexual como secretario de Defensa, o a un antivacunas como secretario de Salud Pública. Eso es lo que haría un psicópata. Tampoco debe sorprender que se haya alineado con Putin. Los psicópatas se reconocen entre sí y, mientras no se pisen sus propios intereses, se van a entender.
El presidente ruso Vladimir Putin habla durante su reunión con el presidente kazajo en Astana, Kazajstán, el 27 de noviembre de 2024.

"Un psicópata controlado, como Putin, utiliza planes más elaborados y maquiavélicos", dice Garrido. Foto:EFE

Usted los analiza a los dos: define a Trump como un psicópata impulsivo y a Putin como uno controlado y maquiavélico...

Son dos ejemplos paradigmáticos de lo que es la psicopatía. La diferencia es que Trump, al ser impulsivo, y vivir en una democracia, ha aprendido que el show business —de donde él viene— y la imagen, la idea de seducir, son armas muy eficaces para hacerse con el poder. En una dictadura, como es Rusia, Putin no requiere shows televisivos ni conseguir votos: controla todo el sistema. Él no necesita oír que es el más grande, el más inteligente, el más guapo, mientras que Trump lo pide continuamente. Trump es más vulnerable ante la crítica y sus reacciones se basan en su estado de ánimo. Por eso puede acabar, en solo un momento, con una alianza de cien años. Un psicópata controlado, como Putin, utiliza planes más elaborados y maquiavélicos.

Respecto a esa forma de reaccionar, ¿cómo vio el reciente encuentro de Trump con Zelenski, en la Casa Blanca?

Ahí hubo detalles significativos para lo que estamos hablando. Zelenski va con su traje de campaña, como gesto de solidaridad con sus soldados. Para Trump es motivo de burla porque él no entiende eso. No es capaz de reconocerlo. En medio de la discusión, Trump le dice: “No comprendes que no tienes las cartas, no puedes ganar”. Esa frase ejemplifica su mentalidad. Para el psicópata, todo es cuestión de ganar o perder. Las palabras honor, compromiso, bien común, reciprocidad, no significan nada. Eso para un psicópata es terra incognita. Cuando lo contrarían, entra en cólera. Porque él es el que manda, él es el matón. Si no obedeces a un psicópata, va a buscar humillarte y destruirte.

¿Y si ya tiene el poder, lo deja con facilidad?

El psicópata no se quiere ir del poder una vez que lo ha conseguido. Adora el control y el vasallaje. Hará todo lo posible por permanecer en él, cambiando las reglas de juego si es necesario. Putin ya lo hizo. Maduro también. A él no lo defino como psicópata porque no lo he estudiado a fondo, pero es innegable que tiene rasgos. 

¿Cómo ve en este entorno a un personaje como Elon Musk?

Tampoco lo he estudiado, pero le veo indicios de psicopatía. Ese e-mail que envió a todos los empleados federales, por ejemplo, en el que decía que si no contestaban en un plazo estricto los iba a despedir. Esa es la conducta típica de un psicópata, de alguien a quien no le importa el dolor ni la pesadumbre que puede provocar en decenas de miles de personas. O el show que montó con Milei y la motosierra. Eso lo adoraría un psicópata. La motosierra como símbolo de destrozar al otro, al que se opone a sus ideas. Es claro que hay muchas señales de psicopatía en la política actual.
Eon Musk

"El show que Elon Musk montó con Milei y la motosierra lo adoraría un psicópata", opina Garrido. Foto:AFP

Usted dice que una de las ventajas que tiene el psicópata es que sabe leer la vulnerabilidad de los demás...

El psicópata no tiene empatía, pero sí lo que se llama teoría de la mente. Es decir que puede entender lo que otra persona está pensando o sintiendo. Si no fuera así, no podría manipularnos. Lo que no tiene es resonancia emocional. Puede leer que tú estás triste, por ejemplo, pero no sentir tu tristeza. Por eso no deberíamos pensar que estamos en inferioridad frente a él. Nosotros sí podemos ponernos en el lugar de la otra persona y sentir lo que siente. Y una cosa importante: contamos con la fuerza que nos da ser parte de una red de relaciones, de amistad, de familia, algo que él no posee. El psicópata solo tiene secuaces y esbirros. 

¿Cómo se detecta a una persona con rasgos psicopáticos?

Tenemos herramientas para hacerlo, el problema es que la mayoría no sabe que cuenta con ellas. En ese sistema de vigilancia está la intuición, que nos alerta de situaciones peligrosas. Está la observación: no fiarnos de lo que un sujeto dice que hace, sino ver lo que hace de verdad. Podemos descubrir su vacuidad emocional al darnos cuenta de que no es capaz de mantener una auténtica y profunda conversación emocional, porque no la entiende. También es útil hablar con gente a nuestro alrededor, que puede ser más objetiva y notar que una persona actúa de forma dañina. Hay muchos recursos basados en conocer sus rasgos y su forma de comportarse.

La psicopatía puede estar presente en hombres y mujeres. ¿En la mujer tiene alguna característica particular?

Por cada siete hombres psicópatas hay tres mujeres. Así está definida la tasa, aunque puede variar. La mujer psicópata utiliza menos la violencia física y más la relacional. Se mueve por círculos sociales, por relaciones afectivas, con el objetivo de castigar, aislar o sojuzgar a sus víctimas, ya sean hombres o mujeres. Eso no quita que en determinadas circunstancias puedan ser igual de implacables que los hombres. Sin embargo, si hablamos de tendencia, buscará destruirte más psicológica y socialmente. 

Su libro cierra con una persona muy alejada de todo esto: Viktor Frankl, autor de El hombre en busca de sentido. ¿Por qué decidió destacarlo?

Frankl planteó que la necesidad fundamental del ser humano es dar un sentido a la vida. Eso se ha revelado como una de las grandes realidades científicas en la psicología. Todas las investigaciones introducen el sentido, el hecho de vivir para algo más allá de los intereses egocéntricos, como una de las razones esenciales de la existencia. Si realmente queremos vacunas contra la psicopatía, debemos desarrollar en nuestras sociedades la importancia de vernos como seres morales, con valores y conciencia. Por desgracia persiste la amenaza del psicópata y de su ejemplo destructivo.
MARÍA PAULINA ORTIZ
Cronista de EL TIEMPO

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