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Incontinencia urinaria de esfuerzo: científicos trabajan en un nuevo tratamiento
EL TIEMPO habló con el uroginecólogo Emanuel Trabuco, principal autor de la investigación.
La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina. La de esfuerzo se produce cuando algunas actividades de la vida cotidiana, como toser, reír, estornudar, correr o levantar objetos pesados, ejercen presión sobre la vejiga y se producen pérdidas de orina.
Esta condición es mucho más común en las mujeres que en los hombres. Aunque en Colombia no existen cifras oficiales sobre incontinencia urinaria, se estima que afecta a 2 de cada 5 mujeres mayores de 35 años. Este es un problema de salud que genera vergüenza y angustia, por lo que quienes lo padecen se tardan en consultarlo con un profesional de la salud. Según estudios de la Asociación Nacional para la Continencia de Estados Unidos, las mujeres esperan 6,5 años y los hombres 4,2 años después de la aparición de los síntomas antes de consultar con un médico.
Cuando se sufre de incontinencia de esfuerzo se puede tener pérdidas de orina en las siguientes situaciones: al toser o estornudar, al reír, al inclinarse hacia delante, al levantar cosas pesadas, al hacer ejercicio y al tener relaciones sexuales.
Es posible que no se presenten las pérdidas cada vez que se realice alguna de estas actividades, pero cualquiera de ellas que ejerza presión en la vejiga puede hacer más probable que se tengan pérdidas de orina involuntarias, en especial si la vejiga está llena.
Una de las opciones de tratamiento más común para este tipo de incontinencia es la cirugía; sin embargo, el a esta opción ha disminuido debido a la preocupación de algunos especialistas por los efectos secundarios. Es por esto que los investigadores de la Clínica Mayo Atta Behfar y Emanuel Trabuco trabajan en una nueva opción de tratamiento que permitiría por primera vez una regeneración celular del esfínter, lo que problema que no solucionan los tratamientos actuales.
EL TIEMPO habló con el uroginecólogo Emanuel Trabuco, principal investigador del proyecto, quien explicó la importancia del avance que presenta la Clínica Mayo para este problema tan frecuente a nivel mundial.
¿En qué consiste este avance y qué impacto tiene en la línea de tratamiento para esta afección tan frecuente?
Se trata de un enfoque de invasión mínima, no celular y basado en exosomas (pequeñas vesículas extracelulares, parecen pequeñas burbujas que permiten la comunicación intracelular y actúan como transporte de datos genéticos y proteínas a otras células del cuerpo) para fomentar la regeneración muscular y tratar la incontinencia urinaria para que no solo se dirija a la causa base de la afección, sino que también evite el problema de las opciones quirúrgicas invasivas disponibles.
¿Cuál es la diferencia entre este nuevo tratamiento y el actual?
Cuando revisamos los estudios vemos que, en su mayoría, la incontinencia por esfuerzo es causada por una deficiencia en el esfínter y los tratamientos no están focalizados en solucionar este problema, hasta hoy todos los tratamientos para la incontinencia de esfuerzo están dirigidos al apoyo inferior y no existe un tratamiento dirigido al esfínter, y esto es precisamente lo que con nuestro trabajo estamos cambiando. Por primera vez, tenemos un tratamiento que hace regeneración del esfínter, por primera vez podemos dirigir el tratamiento a lo que causa específicamente el problema y de esta manera ayudar a los pacientes que presentan una alteración en su calidad de vida importante por esta condición.
Hasta el momento, el tratamiento más frecuente es la cirugía con malla, pero se ha visto una disminución en el número de pacientes que optan por esta. ¿A qué se debe?
Aunque es efectiva se presentan complicaciones con la malla, puede pasar que la incisión no sana y la malla queda expuesta en el canal vaginal, lo que causa problemas durante las relaciones, también podría quedar muy apretada causando que la paciente no pueda vaciar bien la vejiga después de la cirugía, entonces puede requerir otra cirugía para ayudar a vaciar la vejiga. Estos efectos secundarios del tratamiento quirúrgico han provocado que muchas mujeres retrasen la terapia y sufran innecesariamente.
¿Esta es una alternativa de tratamiento mínimamente invasiva y que mejorará el tiempo de incapacidad?
De acuerdo con nuestro estudio, vemos que será un procedimiento que podremos realizar en la clínica con anestesia local y la paciente se podrá ir el mismo día a su casa, a diferencia de la cirugía más común que realizamos, que requiere de sala de cirugía, incisión en el estómago y la vagina, con incapacidades de 4 a 6 semanas.
¿En qué etapa está la investigación, cuál es el paso que sigue?
Nos encontramos preparando el ensayo clínico en fase 1, esto quiere decir que tenemos que aplicar el tratamiento en un grupo reducido de pacientes voluntarios para comprobar la tolerancia y seguridad y luego pasar a la fase 2, que es demostrar que es una alternativa de tratamiento mejor que la cirugía.
Se debe tener en cuenta que algunos factores que aumentan el riesgo de tener incontinencia urinaria por esfuerzo son:
• Edad. Los cambios físicos como el debilitamiento de los músculos pueden hacer que sea más probable desarrollar esta condición.
• Tipo de trabajo de parto. Las mujeres que han tenido un parto vaginal son más propensas a desarrollar incontinencia urinaria que las que han tenido un parto por cesárea.
• Peso corporal. Las personas con sobrepeso tienen un mayor riesgo de presentar incontinencia urinaria por esfuerzo.
• Cirugía pélvica previa. La histerectomía en las mujeres y la cirugía para el cáncer de próstata en los hombres pueden debilitar los músculos que sostienen la vejiga y la uretra.