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El parásito común que podría aumentar el riesgo de cáncer de cuello uterino, según estudio
● El Hospital Universitario de Zúrich presentó en el congreso ESCMID Global 2025 los hallazgos.
● El estudio identificó alteraciones genéticas en el tejido cervical de mujeres infectadas
Una investigación reciente liderada por el Hospital Universitario de Zúrich (Suiza) identificó un posible vínculo entre la infección por Schistosoma haematobium y el desarrollo de cáncer de cuello uterino.
El hallazgo, presentado en el ESCMID Global 2025 en Viena (Austria), apunta a que este parásito podría provocar alteraciones genéticas que incrementan la susceptibilidad a procesos tumorales en esta zona del cuerpo.
Cambios genéticos tras la infección y el tratamiento
El estudio examinó muestras de tejido cervical obtenidas de 39 mujeres en Tanzania, de las cuales 20 estaban infectadas con el parásito y 19 no.
Aquellas con la infección recibieron tratamiento con praziquantel, y sus muestras fueron analizadas antes y entre 4 y 12 meses después del procedimiento. A través de técnicas de secuenciación de ARN y análisis de expresión génica, los investigadores detectaron variaciones asociadas tanto a la infección como al cáncer.
En total, se encontraron nueve genes que mostraban diferencias significativas en su expresión entre las mujeres infectadas y las no infectadas. De esos, cuatro tienen relación directa con procesos oncológicos. El primero, el protooncogén BLK, está implicado en la proliferación celular y puede favorecer el desarrollo de tumores cuando su actividad no está regulada. También se observó alteración en el ARN codificante largo intergénico 2084, que actúa como marcador pronóstico en cánceres de colon, cabeza y cuello.
Los otros dos genes identificados fueron la tricohialina, asociada con la formación de complejos de queratina y presente en algunos tipos de cáncer, y el coactivador A de AKT de la familia TCL1, relacionado con la proliferación celular y los linfomas de células T y B.
Un parásito común, Schistosoma haematobium, podría aumentar el riesgo de cáncer de cuello uterino. Foto:iStock
Un riesgo persistente incluso después del tratamiento
Además de los cambios iniciales, el tratamiento con praziquantel también pareció provocar respuestas biológicas adicionales vinculadas con el cáncer.
Según los investigadores, se activaron mecanismos inflamatorios y de remodelación tisular, junto con procesos que comprometen las barreras naturales del cuello uterino. Este patrón favorece el crecimiento de vasos sanguíneos, facilita la formación de tumores y reduce la capacidad del cuerpo para eliminar células anormales mediante apoptosis.
"Los hallazgos sugieren que la infección puede desencadenar cambios moleculares que aumentan la vulnerabilidad de las mujeres a los procesos relacionados con el cáncer en el cuello uterino, especialmente después del tratamiento", explica Anna Maria Mertelsmann, investigadora del Hospital Universitario de Zúrich y del Weill Cornell Medicine, autora principal del estudio.
Otro aspecto que generó preocupación fue la alteración de genes responsables de mantener la estructura protectora del tejido cervical.
Esto debe saber. Foto:iStock
"Una observación particularmente preocupante fue la regulación negativa de los genes responsables de mantener la integridad del tejido cervical, como las claudinas y las proteínas de unión estrecha. Esta pérdida de la función protectora podría facilitar la infección por VPH y su persistencia, un importante factor de riesgo para el cáncer de cuello uterino", señala.
Nuevas preguntas sobre los efectos del tratamiento
El análisis también reveló que las mujeres tratadas con praziquantel mostraron más cambios genéticos vinculados con el cáncer que aquellas que aún presentaban una infección activa.
"Nuestra investigación muestra que las mujeres que recibieron tratamiento con praziquantel presentaron más cambios genéticos relacionados con el cáncer que aquellas con una infección activa. Esto plantea preguntas cruciales sobre los efectos a largo plazo del tratamiento y destaca la necesidad de un seguimiento cuidadoso después del mismo", añade Mertelsmann.
El trabajo constituye un paso inicial en la comprensión del papel de S. haematobium en el desarrollo del cáncer de cuello uterino.
Actualmente, se encuentra en curso un estudio ampliado con 180 mujeres a lo largo de 12 meses para validar los resultados. Además, se prevé investigar si existe una mayor incidencia de cáncer cervical entre mujeres que han sufrido infecciones prolongadas por el virus del papiloma humano (VPH) tras haber padecido esquistosomiasis.
Este es el cuarto tipo de cáncer más común entre las mujeres. Foto:iStock
Llamado a una mayor atención médica
La investigadora suiza también subraya la importancia de prestar atención a una afección poco reconocida pero frecuente en mujeres infectadas con este parásito.
"Las mujeres diagnosticadas con S. haematobium deben ser monitorizadas estrechamente para detectar signos tempranos de anomalías en el tejido cervical", enfatiza.
Como posibles medidas preventivas, Mertelsmann sugirió la inclusión de tratamientos complementarios para minimizar los efectos adversos del tratamiento antiparasitario.
También destacó la utilidad de la inmunización para reducir los riesgos. "Tratamientos adicionales, como terapias antiinflamatorias o inmunomoduladoras, podrían ayudar a contrarrestar los efectos nocivos observados después del tratamiento".
Además, la vacunación generalizada contra el VPH podría desempeñar un papel crucial en la reducción del riesgo de cáncer de cuello uterino en mujeres con esquistosomiasis, concluyó.
Europa Press.
Campaña de prevención del cáncer de cuello uterino
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de Europa Press, y contó con la revisión de un periodista y un editor.