El cantante popular Darío de Jesús Gómez Zapata, conocido de punta a punta de Colombia como el ‘Rey del despecho’, sabía de memoria que su vida algún día iba a llegar a su fin: “Nadie es eterno en el mundo ni teniendo un corazón”, canta en su canción más conocida. Pero la noticia de su muerte no deja de ser un golpe terrible para millones de seguidores, que superaron las peores tristezas gracias a su música. Fue hace dos días, a las 7:31 p. m. Sufrió un ataque el corazón que lo tumbó en su propia casa. Llegó sin signos vitales a la Clínica de las Américas de Medellín. De hoy hasta el sábado será velado y despedido por su público en un coliseo de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot.
El ‘Rey del despecho’, nacido en San Jerónimo, Antioquia, en 1951, e hijo del campo, comenzó a componer canciones a los 14 o los 15 mientras trabajaba en algún sembrado o en algún taller. Diez años después, luego de un pulso trágico, con un arma cargada, que terminó con la vida de su padre, Gómez se dedicó de lleno a la música. De 1976 en adelante, en un principio en el grupo Los Legendarios, luego en su carrera de solista, se fue convirtiendo en una presencia en los tocadiscos de las familias colombianas. Canciones como Daniela, La corazonada, Así se le canta al despecho, Mi renuncia, Entre comillas y Sobreviviré no solo crearon escuela, sino una cultura nueva dentro de nuestra cultura.
Gómez, que vivía en o con sus seguidores a través de las redes sociales, fue despedido tal como quería: una multitud se agolpó a la salida de la Clínica de las Américas a cantarle “Nadie es eterno en el mundo” mientras estallaban voladores en la noche. Todos, de sus seis hijos a sus colegas, del Presidente de la República a sus discípulos en el mundo de la música para el despecho, lamentaron su partida. Se recordó un legado que hace algunos años dio lugar, incluso, a una telenovela. Pero nada fue tan justo, tan de acuerdo con su figura, como el adiós sentido y esperado de su público.
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