El balance del desempeño de Ecopetrol durante el 2024 dejó satisfecho al Gobierno Nacional, su principal accionista, y preocupados a expertos y analistas del sector. Mientras Ricardo Roa, presidente de la petrolera estatal, expresa que los "resultados operativos robustos impulsaron los logros de acuerdo a las metas establecidas", la caída de las utilidades netas, los ingresos y el ebitda dibuja una fotografía en la que la estrategia corporativa merece revisarse.
El año pasado el mayor conglomerado empresarial del país reportó ganancias de 14,9 billones de pesos, una reducción en 21,9 por ciento del monto registrado en 2023. Esto es, el nivel más bajo desde la pandemia. En materia de ingresos, el ebitda y las transferencias a la nación, la disminución llegó al 6,8 por ciento, 11 por ciento y 31,4 por ciento, respectivamente. Las tendencias de estos indicadores contrastan mucho con el entusiasmo de la posición oficial de la compañía al destacar, con bombos y platillos, el 2024 como el "tercer mejor año en la historia".
Otros resultados finalizaron en verde. Por ejemplo, la producción de petróleo subió unos 9.000 barriles de crudo equivalentes por día, a 746.000, gracias a la operación de fracking en Estados Unidos. La cuenca del Permian, criticada por el presidente Petro y cuya instrucción de venderse por suerte no se ha materializado, se consolida como uno de los mejores negocios del grupo, y la ampliación de la alianza con Oxy se registra como un avance del año.
El pulso de la petrolera estatal invita a una mayor cautela ante el excesivo entusiasmo corporativo y a un camino con más producción.
Roa resaltó, asimismo, la perforación de 16 pozos, por encima de la meta de 15, un monto de 7,6 billones de pesos en el saldo del Fondo de Precios de Combustibles –el más bajo desde 2020– y eficiencias operativas por 5,3 billones de pesos. No obstante, estos indicadores positivos en distintos frentes de la compañía no compensan por completo el hecho de una cifra general en una senda descendente.
Los resultados del grupo Ecopetrol constituyen un asunto del prioritario interés público ante su papel dentro de las finanzas del Estado, el desarrollo local de las regiones productoras y su contribución económica. Si bien el balance de producción mejoró ligeramente, la decisión de la istración Petro de frenar los nuevos contratos de exploración sigue pesando sobre la industria de hidrocarburos en Colombia. De hecho, la importancia sectorial dentro de las actividades económicas del país lamentablemente viene cayendo también.
Estos recientes desempeños de la petrolera estatal levantan otra vez la invitación a reconsiderar una medida con inocultables motivaciones ideológicas, no técnicas. A la revisión de esa negativa tendría que sumarse la reactivación de pilotos para que la palabra final sobre las exploraciones no convencionales se construya desde la ciencia, y no desde el activismo. Las alarmas en torno a la robustez del gobierno corporativo de Ecopetrol no se han disipado del todo, y su fortalecimiento debería integrar la estrategia empresarial hacia el futuro.
En conclusión, no es un balance para echar voladores. El pulso de la petrolera estatal invita a una mayor cautela ante el excesivo entusiasmo corporativo y a un camino con más producción, más exploración, mejor gobierno corporativo, más ingresos y mejores utilidades.