Mas de tres décadas de un modelo de globalización sin rostro humano que nuestro país aplicó. Resultado para Colombia: crecimiento desigual, desindustrialización, primarización de nuestra economía, centralización y concentración de capital en unos pocos rentistas, protección cuasi infinita a la inversión extranjera, salida de utilidades, explotación indiscriminada de recursos naturales y, en consecuencia, un modelo de crecimiento sin futuro, injusto y depredador.
En el contexto descrito, los que participamos en la nueva propuesta liderada por Gustavo Petro propusimos un cambio profundo, el cual se formuló con transparencia, se sometió al voto popular y se ganó el derecho a gobernar en democracia. Se sabía que no era sencillo hablar de una transición de un modelo minero-energético hacia uno de desarrollo sostenible, productivo e inclusivo que se orientara hacia el logro de una real justicia social, económica y ambiental.
En consecuencia, el equipo económico y social diseñó un Plan de Desarrollo alrededor del agua y la protección de la biodiversidad, convertido en ley de la República, la política de Comercio exterior aprobada por el Consejo Superior de Comercio exterior, el Conpes de reindustrialización y transición energética, el Plan Sectorial de Turismo aprobado por el Consejo Nacional. Es la transición en el marco de una robusta institucionalidad.
Su aplicación se constituye en la hoja ruta que deberá contar con la participación no solo de los inversionistas extranjeros y nacionales, sino de la sociedad civil organizada.
La reindustrialización propone evolucionar de una economía extractivista hacia una basada en el conocimiento, productiva y sostenible. Se enfoca en cerrar brechas de productividad, fortalecer los encadenamientos productivos y diversificar y sofisticar la oferta interna y exportable, con énfasis particular en la agroindustrialización y la soberanía alimentaria, la transición energética, la salud y la defensa.
La política de Comercio Exterior se centra en evolucionar de una economía extractivista hacia un modelo productivo descarbonizado, inclusivo y basado en el conocimiento. Esto implica no solo una mayor internacionalización de los territorios colombianos, sino también la creación de una cultura productiva y exportadora que sea justa y equilibrada. La estrategia de atracción de inversión se enfoca en el desarrollo sostenible, promoviendo la integración de Colombia en el mercado global de manera responsable.
Por su parte, la Política de Turismo promueve la inclusión, la conservación de la biodiversidad y la internacionalización de las regiones turísticas. La estrategia abarca todo el territorio nacional, desde las regiones amazónicas hasta las costas del Caribe, integrando a las comunidades locales y respetando el medio ambiente, asegurando que sus beneficios se distribuyan equitativamente, con el respeto a la biodiversidad, las culturas, los conocimientos ancestrales, así como priorizar la estrategia de paz total en los territorios afectados por la violencia.
Por último, se reglamentó el Consejo Nacional de la Economía Popular, mediante el cual se definieron la estrategia y la institucionalidad para las organizaciones de la economía popular, como motor de inclusión y disminución de la desigualdad, para su integración real a las oportunidades de desarrollo en los territorios más olvidados del país y en la Colombia profunda.
Todo lo anterior se suma a una decisión de reactivación económica, recuperando la confianza inversionista y la liquidez para acceder al financiamiento de la inversión en los sectores estratégicos que se definieron. Su aplicación se constituye en la hoja ruta que deberá contar con la participación no solo de los inversionistas extranjeros y nacionales, sino de la sociedad civil organizada. Se superó el riesgo de la recesión y se recupera el crecimiento. Es el tiempo de la cosecha.
* Exministro de Comercio, Industria y Turismo