No se considera maestro. Prefiere el rótulo de profesor. En vez de poeta acepta títulos menos rimbombantes como versificador o escribidor de versos.
Como poetas reconoce a Borges, Miguel Hernández, César Vallejo, Quevedo, Góngora, Goethe, Hölderin, “que crearon un universo poético”. Entre los maestros levita con Gandhi, Jesucristo, Buda, Zaratustra, Krishnamurti.
Sus alumnos del Gimnasio Moderno reconocen en maese Pompilio Iriarte Cadena, PIC, a un maestro y a un poeta. Su discreta andadura se guía por el mandato del Dalái Lama: Comparte lo que sabes, es una forma de alcanzar la inmortalidad.
Como el humor, una de las formas de la autocrítica, es parte del espíritu gimnasiano, el viejo profesor de Garzón, Huila, sencillo, espontáneo, hará y le harán bromas el Día del Maestro, 15 de mayo. Por estas calendas le celebran cincuenta años como profesor de literatura en el GM, al que llegó con pinta de jipi, barba de Rasputín, aire de exseminarista virgen, malo para el fútbol y tímido para enamorar muchachas; sentía que no encajaba en el mundo.
Cometía versos, eso sí. Pero el profe Bein, sabio alemán de Hamburgo, su maestro de vida, lo bajó de la nube de su presunta sabiduría. Aprendió que no hay que darse ínfulas sino hacer bien la tarea. Al arte de no presumir lo llama elegancia, otro sello del Moderno. En su léxico, elegante es quien trata de disimular la grandeza.
Uno de sus alumnos aventajados es el actual rector Víctor Alberto Gómez. Otros pupilos que le ponen los ojos como un dos de oros de felicidad son Daniel Samper Ospina, Ricardo Silva, Gonzalo Mallarino, Fernando Baena, Juan Carlos Bayona. Si el alumno no supera al maestro, no sirvió el maestro, decía Mario Laserna.
Vive, interpreta la cotidianidad y enseña a punta de cuartetos y tercetos. Usted lee un soneto o una décima de maese, remoquete tomado del siglo de oro español, y es 14 o 10 versos más feliz.
En los años ochenta, el matoneado seminarista llamado Pompilio pasó por una notaría y reencarnó en Ángel Marcel, nombre tomado de sus hijas Ángela y Marcela.
Hablando para el programa de radio Desde la cúpula, del Gimnasio, Iriarte, gemelo de Antonio, comentó que el buen maestro no cree que todo tiempo pasado fue mejor, respeta los intereses de los estudiantes y nunca pierde el buen humor.
ÓSCAR DOMÍNGUEZ GIRALDO