Película n.° 500 de la distribuidora independiente fundada y dirigida por Elba Rodríguez de McAllister: Bailando en silencio (Houria), un drama moral femenino dirigido y escrito por la cineasta argelina Mounia Meddour, en coproducción con Francia; antecedida por su ópera prima Papicha (Perseguida por la tradición), con el subtítulo ‘Sueños de libertad’. Estreno igualmente del insólito film terrorífico Cría siniestra, por la debutante finlandesa Hanna Bergholm, quien estuvo en Bogotá como invitada especial para inaugurar Eurocine 2023; además, el 25 de mayo se estrena en salas No mires a los ojos, del director valenciano Félix Viscarret, quien a su vez abrió la Muestra de Cine Español.
Bailando en silencio (Houria). Pasión por el arte y la danza-ballet de raíces norafricanas, hispano-sas y subsaharianas; superación de traumas físicos provocados por graves accidentes y terapias de grupo para bailarinas o gimnastas sin voz en lucha por su liberación —houria significa libertad en árabe—. Protagoniza la bella, delicada y expresiva Lhyna Koudri (‘Papicha’) al liderar ensayos dancísticos clásicos que lían cuerpos rítmicos envolventes dotados de brazos elásticos y manos ondulantes.
Melodías orientalistas y tradiciones mediterráneas no árabes bajo control; irrespetuosa embestida machista, autoritaria, que victimiza a quien luchará por liberarse como mujer, con la disposición de renacer y rehacer aptitudes creativas propias más allá de algún impedimento sensorial. Siendo metáfora política que pone en escena una riña a muerte de carneros dotados de poderosa cornamenta; los apostadores gritan sus nombres escritos: Putin, Obama, Lady Gaga, Bin Laden y… Shakira, “la mayor artista latina de todos los tiempos” según su directora y escritora, parisina por adopción.
Papicha (Sueños de libertad), inspirada por hechos reales. En la República Argelina Democrática y Popular, hacia 1997, tras el régimen terrorista implantado por el Ejército Islámico de Salvación, con procederes bochornosos en detrimento de los derechos a la igualdad de las mujeres. Llamada Papicha por sus amigos, joven estudiante de diseño de modas en Argel, escucha música occidentalizada y asiste regularmente a discotecas; los cursos y prácticas institucionales se efectúan en idioma francés y en la vida cotidiana se mezcla el árabe con la lengua del culminado período colonial que duró 130 años.
Obligatorio para ellas ocultar media cara y cabello, usar túnicas negras y portar el ‘hijab’ que cubre la totalidad del cuerpo —incluso siendo niña—. Mientras que radio y televisión anuncian los más recientes atentados terroristas, en las mezquitas oran los feligreses; si la policía exige explicaciones del por qué no están en casa, ellas esconden sus identidades y proceden a restregarse la pintura de sus rostros.
Cría siniestra (Hatching). Tres líneas de lectura en una fábula humana, igualmente animal, que bordea la monstruosidad: familia común de Helsinki posa en redes sociales con cuadros cotidianos confortables y felices, madre autoritaria fuerza a su niña a volverse bailarina estrella y, dominantemente, preadolescente que se tropieza en el bosque con el huevo vulnerable de un ave depredada hasta empollarlo en su dormitorio y romper el cascarón. ¡Oh, sorpresa!
Su peculiar atmósfera terrorífica irrumpe por obra y gracia del monumental polluelo escondido, sin plumas ni alas, como toda bestia mutante que invade territorios ajenos. Su primera escena es de antología y promete dar a luz una venganza maldita: ave negra intrusa aletea en un salón-comedor, rompe la cristalería y una escoba parece aplastarla. Su autora partió, quizás, del principio de Hitchcock fundamentado en tensiones sicológicas desbordadas por alteraciones o cambios abruptos de climas y estados anímicos, cuando irrumpe el caos precedido por un ambiente de normalidad o de ansiedades en una mente equilibrada.
No mires a los ojos (2022). Fiel adaptación del thriller psicológico Detrás de las sombras, según la novela de Juan José Millás. Alguien huye y se esconde en un viejo armario que guarda terribles secretos familiares , ese hombre inspecciona su nuevo hogar y cuando tiene la certeza de estar solo se pasea por sus instalaciones, no sin antes descubrir hábitos de los residentes y la señora casada que cree ver a un fantasma oscuro rondando sus espacios.
El punto de partida lo constituye una entrevista por televisión con tan raro personaje que ha creado sus propios niveles de realidad y se comporta como el psicótico incapaz de distinguir lo real de lo imaginario —alucinaciones o distorsiones que lindan con el surrealismo—. Surgen varias interpretaciones ante semejante ficción —así lo sostuvo su adaptador en la noche de presentación desde la Cinemateca de Bogotá—.
Hitchcock también se hace sentir en cuanto su técnica de la ‘cámara subjetiva’ presupone que la mirada oculta del protagonista equivale a lo que nosotros vemos como espectadores. Cualquier parecido con el drama romántico El espíritu de la pasión (Iron-3), del hace poco fallecido autor surcoreano Kim Ki-duk, ¿será pura coincidencia?
MAURICIO LAURENS
Cine al ojo