¡Viva! La industria de la aviación (II)

La crisis de Viva delata otra cara. Una paralela. Recobra la conversación sobre la importancia de la industria de transporte aéreo para las economías de turismo y comercio en el país. Y, por qué no, también para el o de culturas, el intercambio de ideas y la apertura mental.

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Santiago Álvarez, director ejecutivo de Latam Colombia, la define así: “La aviación es un negocio de personas, nosotros como operadores tenemos una función de cuidar a nuestros clientes que siempre viajan ansiosos para cumplir un sueño. Y eso es lo que hace atractiva esta industria”.

Se trata de un mundo extenso, que entre facetas de personas y carga irradia empleos directos e indirectos, desde los cuales se convierte en un aliado estratégico del crecimiento económico, especialmente en el sector de servicios. Hoy, el mayor consumo de las personas.

Se requiere seguir volando y conquistar los desafíos. A escala nacional: nivelar el déficit de control humano, pues se requiere mejorar en idoneidad y cantidad. Fortalecer, flexibilizar y agilizar el marco regulatorio. Revisar los impuestos actuales que aumentan el valor del tiquete, afectando la democratización del servicio.

También resulta necesario afianzar la política de cielos abiertos, invitando países y aerolíneas a enriquecer la oferta y competir, para el beneficio del consumidor. Aumentar en lo técnico, capacidad de aire, modernización de pistas, ampliación de plataformas, calles de rodaje, mejoramiento de los sistemas de iluminación de pistas. Incrementar el volumen y la confiabilidad de radioayudas.

A nivel global, según ‘2023: Riesgos claves en el horizonte’, de Iata, preocupa: evidentemente la guerra de Ucrania, que contrajo la economía mundial; la posibilidad de una recesión global; la inflación; el aumento y volatilidad del precio del petróleo; la fluctuación del dólar, que afecta la tasa de cambio; las restricciones a pasajeros, como consecuencia del covid; los retos del clima, tanto para volar como desde la mirada reguladora en pro del medio ambiente; las dinámicas electorales y estabilidad política de los países y, finalmente, el a fondos.

Mientras tanto se conquista altura. En diciembre de 2022, Latinoamérica era la región de mayor recuperación en términos de RPK (Revenue enger Kilometer). En enero de 2023 pasó a ser la tercera región con 92,1 % (Alta). Colombia tiene 0,6 viajes por persona, frente a una tasa de 2,6 para USA y, por ejemplo, 4,5 España o 1,2 en Chile (DFsud). Son solo dos datos que reafirman su potencial.

Tenemos, entonces, por un lado las aerolíneas, cuarenta, algunas que parecen surgir con la clara intención de venta, otras volando alto –incluso ante turbulencias– y, finalmente, las que están esperando ser invitadas para que la oferta no se reduzca a “low cost costoso”.

El caso de los aeropuertos activos del Estado, cuya capacidad va a los ritmos del mismo, en un país con tantos retos, las alianzas de lo público-privado son aceleradores comprobados del desarrollo. Si Colombia tiene retos inminentes y oportunidades por conquistar no tiene sentido frenar su desarrollo cuando existe un camino: hacer una ampliación al contrato bajo el concepto de “ingreso esperado”, donde se le exige al concesionario un proyecto de desarrollo específico de acuerdo con los lineamientos expertos, las exigencias de la propia Aerocivil y con procesos transparentes. Atacar alternativas de apoyo al Estado es obtuso, pues estas alianzas buscan un mutuo beneficio. Al final, el valor invertido revierte al dueño cuando termina el contrato.

Federico Pedreira, líder de Operaciones de Avianca, recuerda el caso de Brasil, que durante la coyuntura de los olímpicos invitó la inversión en aeropuertos a privados a cambio de, al mismo tiempo, desarrollar lugares remotos.

Al final, una industria indispensable, en crecimiento y dinámica, vital en nuestras montañas, con la oportunidad de tener a Colombia en el centro de las Américas.

MARTHA ORTIZ