‘Élites y poder en la economía cafetera’

Quien emprenda la lectura de esta lúcida pesquisa historiográfica encontrará que su autor, el docente universitario William García Rodríguez, es un científico social, miembro activo de una generación intelectual progresista del departamento del Quindío que, con esta producción multidisciplinaria, conduce a sus lectores a la comprensión de una tesis sobre la economía productiva cafetera.

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Es un análisis crítico sobre el usufructo de las clases dominantes del café, nuestro principal producto de exportación, su estructura institucional, su procesamiento agrícola y su excluyente mercantilización financiera. En tal sentido, uno de los principales apartes de la obra es el de Élites e institucionalidad cafetera: entramado organizacional con amplio cubrimiento de procesos económicos y amplia cobertura territorial.

El autor tiene como principio para desarrollar su trabajo que el objetivo de la sociología es comprender, explicar y diagnosticar el entorno de la vida social en todas sus manifestaciones, utilizando una combinación de datos estadísticos y cronologías apropiadas. Esto permite elaborar diagnósticos para identificar la toma de decisiones en la economía, que en el argot de especialistas se denomina econometría o el desarrollo desde el punto de vista interdisciplinario.

La persistencia en una trazabilidad cronológica y temporal consecuente, el buen juicio metodológico y la madurez crítica —no panfletaria— y una impecable prudencia en sus juicios les confieren alta credibilidad a sus apreciaciones, siempre justificadas por el rigor técnico y la precisión metodológica.

Son significativos los logros advertidos en el contenido y en la elaboración de sus ideas políticas, económicas, históricas, geográficas y aun psicológicas que superan con mucho otros textos de colegas y paisanos que han incursionado con interesantes elementos de investigación con publicaciones (monografías o lecturas adicionales) sobre realidades ya ‘quedadas’, que reposan en el baúl de la historia, sin que ameriten siquiera una consulta o, de pronto, la curiosidad de una mirada furtiva “para ver qué hay allí”, o quizás una ojeada, dada su insuficiente profundidad analítica o su exiguo tratamiento científico y metodológico.

Pero el profesor García no solo formula aportes sustanciales en la descripción de los complejos asuntos económicos y políticos concernientes al objeto de su exploración, sino que nos muestra un sendero avanzado de técnicas y métodos de documentación, en temáticas y estructuras istrativas con uso del lenguaje apropiado, sin llegar a la estridencia ideológica que suele desdibujar la serena comprensión de los hechos.

No podría ser para menos en un mundo que experimenta una larga y honda transición que ha provocado en las ciencias sociales nuevas maneras de estudiar los fenómenos sociales, lo cual aparece ligado al proceso dinámico que impacta y determina la crisis de los paradigmas convencionales.

Como señaló en su oportunidad Francisco Leal Buitrago (q. e. p. d.): “En esta confluencia, los sujetos que servían de fundamentación para analizar los fenómenos sociales —como fueron las clases sociales— se han relativizado frente a la emergencia de otros que han tomado cada vez más fuerza como el género, la etnia, los afros y la juventud”. En ese mismo sentido, nuestro autor agrupa en su apropiado contexto a los campesinos, los comerciantes del grano, las clases medias y las altas que promueven el mercadeo del grano, en su propio y egocéntrico beneficio.

Así lo afirma William García, al reseñar que “los cafeteros del Quindío (caldense, entonces) no tenían poder de decisión en el manejo de los recursos, lo que les limitaba la prestación de servicios y la creación de las condiciones para mejorar la calidad de vida de los caficultores y la infraestructura de la región”.

Además, los comités departamentales estaban bien provistos de recursos financieros, mientras que los municipales no disponían de los mismos. En este contexto, existe un déficit profundo en el ejercicio de los derechos humanos en condiciones de plena igualdad, especialmente de los derechos económicos, sociales y culturales.

Es un excelente texto, recomendado a estudiantes e investigadores, al ayudar a entender parte de tales complejidades y contradicciones y para quienes no busquen soluciones simplistas para nuestros problemas sociales.