La satanización de la riqueza económica y del empresariado es un defecto de la gestión política y de sus lideres contemporáneos, caso Colombia. Lo que se debe evaluar siempre, son los mecanismos de obtención y las formas, pero generar y construir empresa es un mérito que debe ser masificado, porque el sector empresarial es el que realmente genera empleo. Se requiere del sector empresarial para que el país crezca y desarrolle capacidades que sean útiles para impactar en la sociedad.
El gobierno colombiano tiene como base ideológica y discursiva máximas que son antiguas, rencauches de teorías que no han funcionado en la práctica, y que han llevado a que donde se hayan implementado, han fallado, llevando a los países y sus sociedades, al deterioro económico, social, político, cultural, educativo y en general, a que los habitantes quieran salir de estos lugares, porque no se logran mínimos de bienestar.
Leyendo el Manifiesto Comunista, Marx y Engels dejan aspectos que para el año 1888 sonaban heroicas y promisorias, lo cual, en lo contemporáneo se trata de vender como la hoja de ruta necesaria para intervenir en los problemas del país. El discurso del gobierno colombiano se basa en la clásica lucha de clases, en lo que Engels denominó burgueses y proletariados, los primeros asociándolos a opresores, propietarios de los medios de producción social y emplean trabajo asalariado y los segundos a oprimidos, trabajadores asalariados modernos, obligados a vender su fuerza de trabajo para poder existir.
Claro que deben revisarse las formas de contratación, de uso de la mano de obra, de violaciones a los derechos humanos en diferentes sectores empresariales, de los modelos de liderazgos autoritarios y de otros aspectos que van en contra vía del ejercicio laboral digno. Pero, la relación empresa-empleado no es opresión, per se. Mejor dicho, se necesita quien cree empresa y a su vez quien genere empleo, lo cual redunde en aumento de personas ocupadas, trabajando por su sustento, con posibilidades de crecimiento y desarrollo y no estancadas esperando que el Estado les entregue alguna dadiva económica que silencie por unos días sus problemas económicos.
La argucia de llamar constantemente a la “clase obrera” del país a que se movilice no es en realidad un llamado a buscar que se dinamice el sector laboral, es solo una puesta en escena de acción sobre las masas politizadas
Se debe fomentar que la sociedad crezca económicamente, y no masificar la pobreza subsidiándola. Los subsidios son positivos en el marco de un proyecto político de transición, para apalancar esfuerzos que conlleven a sacar de escenarios muy negativos, como la pobreza económica, el hambre o la falta de oportunidades a sectores de la población, pero deberán aunarse a esfuerzos que permitan estimular que esas sociedades no deban quedarse en el subsidio, porque esto alargará y atomizará el problema.
La argucia de llamar constantemente a la “clase obrera” del país a que se movilice no es en realidad un llamado a buscar que se dinamice el sector laboral, es solo una puesta en escena de acción sobre las masas politizadas que desde el discurso busca mantener la máxima propuesta por Engels y Marx, de dos grandes campos enemigos, la burguesía y el proletariado. Ese es el eje central y base de este tipo de discursos: satanizar al empresariado y sustentar la constante enemistad y confrontación contra todos aquellos que hayan construido empresa.
Aunque todo ese rencauche del modelo comunista reniega de la acumulación del capital, porque, volviendo a su Manifiesto, indica que las relaciones entre hombres solo se dan por el frío interés, el cruel pago al contado, sus voceros, sí acumulan riqueza, no generan empleo, y sobre todo, fomentan la masificación de dinero, capital y recursos solo en su círculo cerrado, que no incluye a quienes denominan “pobres”.
Yo sí destaco a aquellos líderes empresariales que se han encargado de generar procesos de dinamización social, económica y productiva. Por ejemplo, reconozco a los empresarios como Gonzalo Mejía, pionero del cine y el servicio aéreo colombiano, Enrique Echavarría quien contribuyó a la fundación de Coltejer y Fabricato, Guillermo Echavarría, quien entre muchas cosas fundó la primera aerolínea de América Latina, entre muchos otros personajes que aportaron a la construcción de bases que servirían para unir la empresa y la sociedad. Es necesario salirse del reciclado discurso de burgueses versus proletariados.