Le han llovido ataques muy ácidos al jefe del Estado por la recomposición del gabinete. Nunca se habían oído críticas tan demoledoras. Se habla de incoherencia, irresponsabilidad, inexperiencia, improvisación y hasta de señales contradictorias.
Podrá haber un poco de todo, ciertamente. Por ejemplo, sin posesionarse aún, los nuevos jefes de las carteras de la política y de la justicia han presentado a nombre del mismo Gobierno posturas diferentes sobre la constituyente. Mientras la minjusticia dice desconocer el concepto del “poder constituyente”, con el que su jefe ha recorrido el país, el avezado ministro del Interior se inaugura manifestando sorpresivamente su apoyo.
Gusten o no los nuevos nombramientos, Petro actuó coherentemente con su anuncio de sacar a los ministros que no dieran la talla. La señora Mojica no avanzó en la reforma agraria, aunque sus ánforas estaban llenas de recursos. Y ni qué decir del exministro de Transporte, quien no salió del anonimato por su falta de ejecutorias. Néstor Osuna se despide entregando una profunda crisis carcelaria y sin una sola ley que recoja sus controvertidas ideas.
Tampoco pueden tacharse los nombramientos por incoherentes. Para empezar, cumplen los requisitos esenciales para esta istración: todos son ‘progres’ y carecen de ejecutorias en el sector público. Otro es el caso de Juan Fernando Cristo, con cuyo pellejo están ensañados los analistas, las redes sociales y buena parte de la militancia política. Para istrar el sol en las espaldas, el gobierno del cambio necesitaba un experimentado experto en manzanilla y lo seleccionó en el pabellón de jubilados. ¿Quién puede dudar de la habilidad parlamentaria de Cristo, con mayor razón cuando acaba de promover, con éxito indiscutible, un cuestionado mico en la ley de pensiones?
El nombramiento del nuevo ministro del Interior sí que es de absoluta coherencia, si se trata de acolitar las muy malas relaciones con las cortes por parte de su jefe, quien anda de pelea con ellas, a propósito de la constituyente.
El nombramiento del nuevo ministro del Interior sí que es de absoluta coherencia, si se trata de acolitar las muy malas relaciones con las cortes por parte de su jefe, quien anda de pelea con ellas, a propósito de la constituyente. No puede olvidarse que desde los tiempos del “equilibrio de poderes”, Cristo hizo evidente su malquerencia con ellas.
Además, la presencia de Juan Fernando Cristo en la ‘paz total’ les manda un buen mensaje a los desertores y disidentes del acuerdo de La Habana, luego de que en el 2017 aceptó que nunca podrían alcanzar los beneficios de la justicia transicional. Y el Eln queda notificado de que su negociación no se hará a espaldas de sus víctimas, de la cual Cristo es una de ellas, luego del repudiable crimen de su padre.
Pero es en el asunto de la constituyente donde más se lo califica de incoherente, empezando por el santismo, ya que recientemente cuestionó la idea de manera pública y la calificó de inviable, y –ahora–, sin ningún pudor, anuncia que la tramitara en el Congreso. Por supuesto que esto es inexplicable. Pero a su nombramiento se le podría encontrar alguna coherencia, si Petro busca mandar el mensaje de que la constituyente no se mezclará con el tema de la reelección presidencial. Como se recordará, en el 2014 Cristo le aceptó el ministerio del Interior a su entonces archienemigo Juan Manuel Santos, para promover la reforma política de “equilibrio de poderes”, cuyo núcleo central consistía en la derogatoria de la reelección. En la exposición de motivos respectiva, el nuevo mininterior dijo enfáticamente que ella “hace colapsar la separación de poderes, que, precisamente, se instaura para asegurar ese equilibrio, imponer la moderación en el ejercicio del poder, prevenir la arbitrariedad y contener la tendencia del Ejecutivo a desbordarse en detrimento de los otros poderes y órganos públicos”. Mencionó, además, que la reelección lesiona la igualdad de oportunidades de los candidatos e, inclusive, que afecta las posibilidades de las minorías y de los opositores para acceder al poder. Hay que releer ese documento para considerar que Juan Fernando Cristo llega como redentor, para quienes pensamos que este gobierno no puede reelegirse, salvo que en su nuevo cargo se retracte de sus firmes ideas del pasado. ¿Alguien lo cree, acaso?
Taponazo. ¿Será que piensan que lo que se oye en el occidente del país son fuegos artificiales, celebrando la ‘paz total’?
NÉSTOR HUMBERTO MARTÍNEZ NEIRA