El debate sobre la igualdad de género se ha centrado en las brechas existentes y los objetivos que aún debemos alcanzar. Estas cuestiones son fundamentales, por lo cual es crucial reconocer el avance significativo de las mujeres colombianas en las últimas décadas. Aunque los retos persisten, celebremos nuestros logros y el progreso que se manifiesta en la creciente presencia femenina en posiciones de poder y liderazgo en el país.
Mujeres en política
Según ONU Mujeres, el Congreso de Colombia cuenta con 28,5 por ciento de mujeres (84 de 295 curules). La cifra es aparentemente baja, pero representa un aumento significativo respecto a periodos anteriores. Asimismo, ocupan 44,6 por ciento de los cargos de máximos niveles decisorios y 50,7 por ciento de otros niveles decisorios en el poder público, de acuerdo con el portal Función Pública (2024).
En la Rama Judicial se destaca un 48,6 por ciento en cargos de máximos niveles decisorios y 58,3 por ciento en otros niveles.
Lo anterior refleja un cambio cultural que da mayor relevancia a su voz y aporte a la sociedad, estableciendo nuevos modelos de liderazgo que permitan la implementación de políticas y promuevan la equidad e inclusión en gobiernos locales y nacionales.
El progreso en los negocios
Actualmente es frecuente encontrar a más mujeres presidentas de compañías o liderando activamente juntas directivas. En las 138 organizaciones colombianas que cotizan en la bolsa, por ejemplo, la participación femenina alcanza un 23,1 por ciento, de acuerdo con un estudio del Cesa en 2024. En términos de emprendimiento, el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) revela que, en ese mismo año, una de cada tres en Latinoamérica está interesada en emprender, ya que esto proporciona independencia financiera y flexibilidad laboral.
Gracias al a la educación, capacitación y redes profesionales, ellas utilizan la tecnología como herramienta para impulsar sus carreras.
El 59 por ciento de las empresas de personas naturales en el país son lideradas por mujeres (según el Registro Único Empresarial y Social, Rues), lo que señala un resurgimiento del emprendimiento femenino que transforma el paisaje empresarial. Esta creciente participación de las mujeres en la economía simboliza un empoderamiento individual y promueve un desarrollo socioeconómico positivo que establece bases más equitativas para nuestra sociedad.
Nuevas oportunidades
La tecnología desempeña un papel crucial en este proceso. Gracias al a la educación, capacitación y redes profesionales, ellas utilizan la tecnología como herramienta para impulsar sus carreras. Las plataformas digitales y el trabajo remoto han creado nuevas oportunidades que les permiten equilibrar sus responsabilidades laborales y familiares de manera más efectiva.
Estudios sugieren que las mujeres tienden a ser colaboradoras más eficientes en entornos virtuales, debido a su mayor orientación hacia lo comunal; es decir, muestran una mayor preocupación por las relaciones interpersonales, la cooperación y el bienestar de los equipos. Esta orientación comunal facilita la construcción de confianza, la gestión de conflictos y la comunicación fluida.
En el contexto de los desafíos organizacionales actuales se requiere que los empleados no solo se enfoquen en sus tareas, sino también en las relaciones personales; que sean empáticos y trabajen en equipo. Estas son habilidades que las mujeres han cultivado a lo largo de la historia. Gracias a las nuevas tecnologías y las posibilidades de trabajo remoto, se abren nuevas oportunidades para que las mujeres superen las barreras tradicionales en el ámbito laboral.
Celebrar los avances es un recordatorio de cuán lejos hemos llegado, pero el camino hacia una mayor inclusión y equidad requiere del compromiso de todas y todos. Es tiempo de reconocer el potencial ilimitado que tienen las mujeres en todos los ámbitos de la vida.
Somos imparables, encontramos obstáculos, pero no nos detenemos ante ellos.
* Profesora de la Facultad de istración de la Universidad de los Andes.