La 25 cumbre los países BRICS, celebrada la pasada semana en Johannesburgo (Sudáfrica), ha supuesto un acontecimiento decisivo para la creación de un orden mundial más justo y la apuesta por un sistema de gobernanza marcada por el protagonismo del Sur global.
Los BRICS, el acrónimo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, incluyen la cuarta parte de la economía mundial y el 40 % de la población del planeta, cifras que se van a incrementar con la ampliación prevista que incluirá a países como Argentina, Etiopía o Egipto. Constituyen la plataforma de cooperación más importante para las economías emergentes y los países en desarrollo, permitiéndoles abandonar la periferia de forma progresiva.
Algunos analistas occidentales han querido caracterizar la finalidad de los BRICS como una batalla para vencer a los países más desarrollados que conforman el G-7. Sus protagonistas lo desmienten y describen su verdadera frontera en promover un mundo nuevo en el que todos los países puedan gozar del desarrollo y dejar atrás la pobreza, por más que se trate “del Sur cercando al Norte”.
Hay una polémica inicial que pone el acento en el predominio de países que, como Rusia, China o India, no son democráticos, en contraste de otros integrantes como Brasil. De modo que los BRICS no comparten ciertos valores, sino que se centran en compartir otros objetivos, sumando aliados para gestionar intereses con la equidad antihegemónica como principio orientador de las relaciones internacionales.
Inquieta a algunos el protagonismo que China, con todo su poder económico y demográfico, está adquiriendo entre los BRICS. En la determinante de estos cambios geopolíticos a medio plazo, China se plantea aplicar la misma fórmula procedimental que hizo posible el triunfo, contra todo pronóstico de su propia evolución: del campo a la ciudad, de la periferia al centro, del Sur al Norte, como lo señala el experto politólogo Xulio Ríos. Sí es cierto que en la cumbre de Johannesburgo China impuso un cierto liderazgo con la cooperación Sur-Sur, situando al foro como exponente creíble de un multilateralismo dinámico y transformador y planteándose como un instrumento para impactar en mayor medida en el ámbito internacional.
En la reunión de Sudáfrica, se trataron temas del mayor interés como la democratización de la ONU para darle una mayor efectividad y representatividad y, particularmente, la creación de un Banco de Desarrollo de los BRIC, con sede en la ciudad china de Shangái, que estará presidida por la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff.
Además de la prevista ampliación de seis nuevos integrantes, los BRICS han recibido la petición de adhesión de cerca de 40 países: está en marcha una remodelación fundamental del orden global existente.
P.S. Vergüenza. Casi dos semanas lleva uno de los peores incendios que se han producido en este verano en Europa y que ha consumido miles de hectáreas en la provincia de Evros en Grecia. Lo que no se esperaba es que el siniestro haya provocado una ola de xenofobia y racismo, con sectores ultraderechistas que acusan absurdamente a los inmigrantes de ser los culpables de los incendios, y salen “a la caza” de personas, según ha denunciado la organización de Naciones Unidas para la emigración (ACNUR), incluso amplios sectores de la sociedad griega. Por redes sociales se está estimulando la formación de “patrullas” que persiguen a inmigrantes, en muchas ocasiones víctimas calcinadas en los incendios, los cazan y los obligan a salir de territorio griego. El diario ‘The New York Times’ ha documentado, por ejemplo, cómo 12 inmigrantes, entre ellos mujeres, niños y un bebé, son obligados a subir a una barca hinchable y se les empuja mar adentro, donde pronto morirán por naufragio o deshidratación. También se ha detectado que la policía detiene ilegalmente a inmigrantes y los conduce sin garantías a la frontera turca. Una vergüenza contra los derechos humanos, fundamento de Grecia y de la Unión Europea.
ANTONIO ALBIÑANA