Entre los 195 países del mundo he escogido siete que según mis conocimientos y valores son los primeros que se deben visitar. Uno de ellos es, indudablemente, un país excepcional, India. Hacia allá iba Colón cuando se topó con nosotros, los indios de América.
Desbordan mi cabeza la multitud de ideas, de asociaciones y de recuerdos maravillosos cuando pienso en la India. Conozco infinidad de personas para las cuales, me incluyo, el ser más grande que ha pisado la Tierra, después de Cristo, es Mahatma Gandhi. En sueños o en la realidad, millones de terrícolas quieren ir a irar el Taj Mahal. Es un imperativo de la belleza.
Amamos la frescura y la sublime armonía de la poesía de Rabindranath Tagore. Nos gustaría ir a aprender del respeto sumo que se debe a los ríos, arterias de la Tierra y de la vida, en el Ganges a su paso por Varanasi. En los vericuetos de nuestro cerebro guardamos las épicas vidas y batallas del Ramayana y del Mahabarata al lado de la Ilíada y la Odisea. Muchos nos hemos acercado reverentes a los Vedas y curiosos al Kamasutra.
Ahora la India se ha situado a la vanguardia de los países que exploran el universo, empezando por la Luna y el Sol.
De la tierra de Tagore, del mítico Estado de Bengala, dos seres nos colman de iración: un ser humano y un felino: la madre Teresa de Calcuta (Kolkata) y los poderosos tigres de Bengala. La India y su cultura están muy cerca de nosotros, de nuestros estudios y lecturas, de nuestros sueños y anhelos, más de lo que pensamos. Ellos son indios y nosotros también.
Inmenso país, el segundo más poblado de la Tierra y también el segundo en producción agrícola, ostenta cifras impresionantes en biodiversidad. India posee: 12,6 % de las aves del mundo; 7,6 % de los mamíferos; 6,2 % de los reptiles; 4,4 % de los anfibios y 11,7 % de los peces. Nada falta al país, tiene todos los ecosistemas, desde el Himalaya hasta las costas del océano Índico, pasando por selvas y desiertos.
La India comparte con China una montaña, el Kangchenjunga, que con sus 8.586 metros es la tercera cumbre más alta del planeta, después del Everest y del Chogori o K2, y se encuentra en la cordillera del Himalaya.
La India posee una curiosa e interesante ciudad totalmente diferente a las demás y que fue diseñada por Le Corbusier: Chandigarth. Los barrios de la ciudad están construidos siguiendo las partes del cuerpo humano: cabeza, corazón, estómago, piernas... Y así la zona universitaria es la cabeza, la zona comercial el estómago, etc.
La industria cinematográfica india es la más grande del mundo. La producción de películas tiene su sede en Bombay, la ciudad más populosa del país, y se llama Bollywood. Bombay alberga 18 millones de habitantes y Nueva Delhi, 14. Por el número de votantes (600 millones) la India es la primera democracia del mundo y la cuarta economía.
India es el tercer productor mundial de carbón, un gigante de la textilería y es ficha clave en el ajedrez político mundial; desempeña un papel importante entre los países no alineados. El desarrollo tecnológico de la India lo coloca entre los países más avanzados del orbe. A la India, entre muchos inventos, le debemos el ajedrez, y es considerada potencia mundial en matemáticas.
Las cuatro religiones principales practicadas en la India son hinduismo, budismo, jainismo y sijismo y sus templos, derroche de preciosismo y de colorido, para nosotros los occidentales son motivo de iración. Ahora la India se ha situado a la vanguardia de los países que exploran el universo, empezando por la Luna y el Sol. Un país así es el sueño de muchos viajeros ilustrados del planeta.
ANDRÉS HURTADO GARCÍA