Hablamos de los páramos con la urgencia de la vida. Uno de los mayores amasijos de páramos se encuentra en el Parque de los Nevados, entre Caldas, Tolima, Risaralda y Quindío. En 1973 lo recorrí incansablemente en todos sus rincones, valles, lagunas, riscos y nevados preparando la creación del Parque, que se hizo al año siguiente. Desde Manizales lideró la creación Ernesto Gutiérrez Arango, que nos reunió con ese fin.
Entre las lagunas del Parque se destacan la Laguna Verde Encantada, de suprema belleza, y la del Otún, que se encuentra al sur del Nevado Santa Isabel. La laguna La Leona ya se secó, la vi morir lentamente. He subido 36 veces al Ruiz.
Los volcanes de Colombia se sostienen sobre páramos. Así ocurre en Nariño, verdadera tierra de volcanes; con el Chiles, el Cumbal, el Azufral, el Galeras, el Doña Juana y el Bordoncillo. El páramo del volcán Azufral no es muy extenso porque el volcán apenas alcanza los 4.000 metros y otro tanto ocurre con el Bordoncillo. El Azufral “se desquita” alimentando la laguna verde esmeralda que llena su cráter, una de las más bellas de Colombia. Al páramo del volcán Galeras lo cruza la carretera que desde Pasto lleva al cráter. El Galeras pertenece al Sistema de Parques Nacionales bajo la figura de Santuario de Flora y Fauna y alberga lagunas que dan origen a varios ríos.
En la cordillera Occidental hay un inmenso páramo (200.000 hectáreas), que es parque Nacional Natural: Los Farallones de Cali, que separan el valle del río Cauca de la llanura Pacífica. Se trata de una serie de picos rocosos de impresionantes paredes que alcanzan los 4.100 metros de altura y que siendo páramo no tienen frailejones porque el clima del Pacífico lo impide.
En la cumbre nace el río Cali, que pasa por la Ermita de la ciudad salsera. En la cima de la montaña hay minas de oro, de tipo veta, muy productivas. Hace muchos años un minero americano, apodado ‘Mister Joyes’, descubrió que también había oro de aluvión en el cauce del naciente río Cali y para explotarlo cavó un túnel en la roca, en la cima de los farallones, un largo túnel por el que desvió el río. Fue una proeza, un río desviado de mar a mar, porque el río Cali es afluente del Cauca; a su vez, afluente del Magdalena y tributario del Atlántico, pero al desviarlo por el túnel el río caía a la meseta selvática y desembocaba en otro mar, el Pacífico. Yo redescubrí el túnel que estaba tapado.
Este extraño páramo es supremamente rico en biodiversidad: alberga 540 especies de aves y da nacimiento a 30 ríos que proveen agua y electricidad a Cali y al Valle del Cauca. Separado de los Farallones se encuentra Pico de Loro, esbelto pico rocoso. Cuando lo subí por primera vez un guardabosque me dijo que arriba encontraría su nombre. Solo encontré un insultante H. P., escrito en la roca. El guardabosque me dijo que él se llamaba Honorio Puerta. En otra ocasión hablaré de los mineros que están destruyendo el páramo y envenenando el río Cali, vida de los caleños.
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Los que amamos el departamento del Guainía y sus incontables bellezas naturales, como los cerros de Mavecuri, la Estrella Fluvial del Sur, el impresionante río Inírida y sus raudales, el raudal Alto de Caño Mina, las etnias ancestrales, miramos con ilusión la candidatura del joven Joel Gámez para la gobernación.
Su proyecto ‘Manos Limpias’ puede cambiar la tradición de políticos corruptos que han saqueado el bello departamento que yo he caminado y navegado publicando sus bellezas y riquezas naturales.
ANDRÉS HURTADO GARCÍA